* Año - 1976
* Duración - 121 min.
* País - Estados Unidos
* Director - Sidney Lumet
* Guión - Paddy Chayefsky
* Música - Elliot Lawrence
* Fotografía - Owen Roizman
* Productora - 20th Century Fox
* Género - Drama
* Reparto - Faye Dunaway, William Holden, Peter Finch, Robert Duvall, Beatrice Straight, Wesley Addy, Ned Beatty, Arthur Burghardt, Bill Burrows, John Carpenter, Jordan Charney, Kathy Cronkite, Ed Crowley, Jerome Dempsey, Conchata Ferrell, Gene Gross, Darryl Hickman
Esta dura crítica al mundo televisivo a cargo del realizador Sidney Lumet contiene varias de las razones de peso por las que hace ya años que no veo televisión. El potentísimo guión de Paddy Chayefsky es plasmado en la pantalla de una forma brillante, gracias a la dirección de Lumet y a las formidables interpretaciones de su elenco protagonista. 'Show must go on', como titulaba esa inolvidable canción de Queen, con el tristemente desaparecido Freddy Mercury a la cabeza.
Sinopsis: Tras comunicar su inminente despido al presentador del noticiario nocturno de la cadena televisiva UBS Howard Beale (Peter Finch) por la baja audiencia del programa, se le otorgan dos semanas mas de emisión. La reacción del presentador, cuya vida se basa sola y exclusivamente en su trabajo, no se hace esperar y en el siguiente programa anuncia su intención de quitarse la vida en directo durante su última emisión. La sorpresa inicial y el estupor de sus compañeros y la audiencia televisiva se convierte rápidamente en una enorme expectación que influye en los indices de audiencia de forma brutal.
El director: Sidney Lumet es sin duda, ademas de un magnífico director que ha dejado varios trabajos imprescindibles a lo largo de su carrera, uno de los mas injustamente tratados por la 'Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas' que hasta el año 2004 no reconoció su labor tras las cámaras y de forma honorífica. Con anterioridad había sido candidato en 4 ocasiones al premio al mejor director ('Doce hombres sin piedad', 'Tarde de Perros', 'Network' y 'Veredicto final') y al mejor guión adaptado por 'El príncipe de la ciudad', casi nada vamos.
Y es que en su, todo hay que decirlo, irregular carrera como director en la que alternó obras maestras con estrepitosos fracasos, realizó 44 trabajos entre los que destacan un puñado de ellos que permanecen escritos con letras de oro en la historia del séptimo arte. 'Doce hombres sin piedad' (1957), 'Larga jornada hacia la noche' (1962), 'Serpico' (1973), 'Asesinato en el Orient Express' (1974), 'Tarde de perros' (1975), 'Network' (1976), 'Veredicto final' (1982) y 'Antes que el diablo sepa que has muerto' (2007) son solo varios ejemplos del legado que este singular realizador nos ha dejado.
Pero no queda ahí todo, ya que en su dilatada carrera también participó como productor en 'Llamada para el muerto' (1966), 'La gaviota' (1968), 'Dime lo que quieres' (1980) y 'En estado crítico' (1997). Como guionista es responsable de 'Distrito 34: corrupción total' (1990) y 'La noche cae sobre Manhattan' (1997). Falleció en la ciudad de Nueva York un 9 de abril de 2011, a la edad de 86 años.
La película: Cuando se estrenó 'Network' yo tenía 5 añitos, por lo que fue mucho mas tarde cuando la descubrí, recomendada por un amigo que, tras ver por donde iban mis pensamientos, insistió en que la viera. Da la casualidad de que el fenómeno que cuenta la película ocurrió en España mucho mas tarde que en Estados Unidos, coincidiendo con la llegada de los canales privados de televisión. La mía, y varias generaciones mas, nos criamos viendo los mismos programas, ya que solo disponíamos de una cadena, pero aunque su calidad fuera mayor o menor, si que estaban realizados con cierto criterio y siguiendo un código ético que ha ido desapareciendo poco a poco hasta llegar a la inmundicia que hoy inunda los diferentes canales que emiten en abierto en nuestro país. Es por ello por lo que soy un bicho raro en esta sociedad y no veo televisión.
Quizás por todo lo anteriormente expuesto es por lo que me identifico tanto con este trabajo que, no solo no ha perdido frescura con el paso de los años, sino que está cada día que pasa mas de actualidad. Apoyado en el magistral guión de Paddy Chayefsky, que nació inspirado en la historia de Christine Chubbuck, una periodista estadounidense que se suicidó durante una transmisión en directo, la historia avanza entre delirantes diálogos y locuaces discursos pronunciados por un locutor en decadencia, cada vez mas paranoico y alejado de la persona sensata y profesional que en su día fue. No es de extrañar que este magistral guión se llevara multitud de premios entre los que destacan el Oscar, el Globo de oro y el Bafta.
Y en el se apoya Lumet para, con un manejo de cámara efectivo y ágil, enseñarnos de mil y una formas los entresijos que mueven este negocio llamado televisión. Destaca su magistral dirección de actores, comenzando por un Peter Finch que interpreta a la perfección el papel del acabado periodista Howard Beale, que ve como su vida privada y laboral se van al garete de la mañana a la noche, un William Holden que hace lo propio en el papel de Max Schumacher, jefe y amigo de toda la vida de Howard, Faye Dunaway en el papel de Diana Christensen, la ambiciosa loba capaz de casi cualquier cosa con tal de subir peldaños en la compañía e incapaz de hacer nada bien fuera de su trabajo y el incombustible Robert Duvall como Frank Hackett, el hombre encargado de reflotar la empresa al precio que sea necesario. Todos lo bordan y todos optaron al Oscar en cada papel, siendo Robert Duvall el único que no consiguió ganarlo.
Como curiosidad deciros que Peter Finch murió sin saber que estaba nominado al Oscar. Cuando la película solo era un proyecto, se le ofreció el papel de protagonista estando ya jubilado, tras lo que hizo las maletas y protagonizó una actuación magistral, pero tremendamente exigente. Murió de un ataque cardíaco cuando iba a ser informado de su nominación, por lo que no puede uno dejar de pensar que quizás tuviera algo que ver el enorme esfuerzo que requirió realizarlo. Por ello fue el primer actor en recibir la preciada estatuilla de forma póstuma, algo que después solo ha ocurrido en otra ocasión, en el caso del malogrado Heath Ledger (El Caballero Oscuro). También comentaros que el guionista Paddy Chayefsky comentó que este trabajo no sería nunca emitido por televisión por el mensaje que refleja, algo en lo que se equivocó, ya que sus responsables están tan seguros de la necesidad del espectador de ver la pequeña pantalla, que no les importa emitirla.
Sinopsis: Tras comunicar su inminente despido al presentador del noticiario nocturno de la cadena televisiva UBS Howard Beale (Peter Finch) por la baja audiencia del programa, se le otorgan dos semanas mas de emisión. La reacción del presentador, cuya vida se basa sola y exclusivamente en su trabajo, no se hace esperar y en el siguiente programa anuncia su intención de quitarse la vida en directo durante su última emisión. La sorpresa inicial y el estupor de sus compañeros y la audiencia televisiva se convierte rápidamente en una enorme expectación que influye en los indices de audiencia de forma brutal.
El director: Sidney Lumet es sin duda, ademas de un magnífico director que ha dejado varios trabajos imprescindibles a lo largo de su carrera, uno de los mas injustamente tratados por la 'Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas' que hasta el año 2004 no reconoció su labor tras las cámaras y de forma honorífica. Con anterioridad había sido candidato en 4 ocasiones al premio al mejor director ('Doce hombres sin piedad', 'Tarde de Perros', 'Network' y 'Veredicto final') y al mejor guión adaptado por 'El príncipe de la ciudad', casi nada vamos.
Y es que en su, todo hay que decirlo, irregular carrera como director en la que alternó obras maestras con estrepitosos fracasos, realizó 44 trabajos entre los que destacan un puñado de ellos que permanecen escritos con letras de oro en la historia del séptimo arte. 'Doce hombres sin piedad' (1957), 'Larga jornada hacia la noche' (1962), 'Serpico' (1973), 'Asesinato en el Orient Express' (1974), 'Tarde de perros' (1975), 'Network' (1976), 'Veredicto final' (1982) y 'Antes que el diablo sepa que has muerto' (2007) son solo varios ejemplos del legado que este singular realizador nos ha dejado.
Pero no queda ahí todo, ya que en su dilatada carrera también participó como productor en 'Llamada para el muerto' (1966), 'La gaviota' (1968), 'Dime lo que quieres' (1980) y 'En estado crítico' (1997). Como guionista es responsable de 'Distrito 34: corrupción total' (1990) y 'La noche cae sobre Manhattan' (1997). Falleció en la ciudad de Nueva York un 9 de abril de 2011, a la edad de 86 años.
La película: Cuando se estrenó 'Network' yo tenía 5 añitos, por lo que fue mucho mas tarde cuando la descubrí, recomendada por un amigo que, tras ver por donde iban mis pensamientos, insistió en que la viera. Da la casualidad de que el fenómeno que cuenta la película ocurrió en España mucho mas tarde que en Estados Unidos, coincidiendo con la llegada de los canales privados de televisión. La mía, y varias generaciones mas, nos criamos viendo los mismos programas, ya que solo disponíamos de una cadena, pero aunque su calidad fuera mayor o menor, si que estaban realizados con cierto criterio y siguiendo un código ético que ha ido desapareciendo poco a poco hasta llegar a la inmundicia que hoy inunda los diferentes canales que emiten en abierto en nuestro país. Es por ello por lo que soy un bicho raro en esta sociedad y no veo televisión.
Quizás por todo lo anteriormente expuesto es por lo que me identifico tanto con este trabajo que, no solo no ha perdido frescura con el paso de los años, sino que está cada día que pasa mas de actualidad. Apoyado en el magistral guión de Paddy Chayefsky, que nació inspirado en la historia de Christine Chubbuck, una periodista estadounidense que se suicidó durante una transmisión en directo, la historia avanza entre delirantes diálogos y locuaces discursos pronunciados por un locutor en decadencia, cada vez mas paranoico y alejado de la persona sensata y profesional que en su día fue. No es de extrañar que este magistral guión se llevara multitud de premios entre los que destacan el Oscar, el Globo de oro y el Bafta.
Y en el se apoya Lumet para, con un manejo de cámara efectivo y ágil, enseñarnos de mil y una formas los entresijos que mueven este negocio llamado televisión. Destaca su magistral dirección de actores, comenzando por un Peter Finch que interpreta a la perfección el papel del acabado periodista Howard Beale, que ve como su vida privada y laboral se van al garete de la mañana a la noche, un William Holden que hace lo propio en el papel de Max Schumacher, jefe y amigo de toda la vida de Howard, Faye Dunaway en el papel de Diana Christensen, la ambiciosa loba capaz de casi cualquier cosa con tal de subir peldaños en la compañía e incapaz de hacer nada bien fuera de su trabajo y el incombustible Robert Duvall como Frank Hackett, el hombre encargado de reflotar la empresa al precio que sea necesario. Todos lo bordan y todos optaron al Oscar en cada papel, siendo Robert Duvall el único que no consiguió ganarlo.
Como curiosidad deciros que Peter Finch murió sin saber que estaba nominado al Oscar. Cuando la película solo era un proyecto, se le ofreció el papel de protagonista estando ya jubilado, tras lo que hizo las maletas y protagonizó una actuación magistral, pero tremendamente exigente. Murió de un ataque cardíaco cuando iba a ser informado de su nominación, por lo que no puede uno dejar de pensar que quizás tuviera algo que ver el enorme esfuerzo que requirió realizarlo. Por ello fue el primer actor en recibir la preciada estatuilla de forma póstuma, algo que después solo ha ocurrido en otra ocasión, en el caso del malogrado Heath Ledger (El Caballero Oscuro). También comentaros que el guionista Paddy Chayefsky comentó que este trabajo no sería nunca emitido por televisión por el mensaje que refleja, algo en lo que se equivocó, ya que sus responsables están tan seguros de la necesidad del espectador de ver la pequeña pantalla, que no les importa emitirla.
Conclusión: No está el mundo del cine como para dejar pasar la ocasión de ver un trabajo donde se unen un magistral guión, una excelente dirección y unas actuaciones inolvidables. Si a ello le sumamos que cada día que pasa parece estar mas vigente su mensaje, no nos quedan motivos para hacer algo que no sea disfrutarla. Y si después van y cambian, aunque solo sea una hora diaria, la televisión por otra actividad como la lectura, la música o lo que les venga en gana, pienso que igual les gusta la experiencia e incluso llegamos a ser mejores personas, mas despiertas y felices. Que ya lo usaban los romanos para calmar a la muchedumbre, pan y circo, no caigan en lo mismo y, como decía el protagonista en uno de sus discursos, no busquen la verdad en la caja tonta, ya que ella les contará solo la que desean oír.
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