* Título original - A High Wind in Jamaica
* Año - 1965
* Duración - 103 min.
* País - Reino Unido
* Director - Alexander MacKendrick
* Guión - Stanley Mann, Ronald Harwood, Denis Cannan basado en la novela de Richard Hughes
* Música - Larry Adler
* Fotografía - Douglas Slocombe
* Montaje - Derek York
* Producción - John Croydon
* Productora - 20th Century Fox
* Género - Aventuras
* Reparto - Anthony Quinn, James Coburn, Deborah Baxter, Isabel Dean, Nigel Davenport, Gert Fröbe, Lila Kedrova, Dennis Price
La penúltima película de Alexander MacKendrick, uno de los directores mas perfeccionistas que ha dado este arte, viene disfrazada de la típica película de aventuras marinas con piratas como protagonistas, para dejarnos un producto que se sale de la norma y resulta mucho mas complejo que sus parientes próximos. Relatada desde los ojos de un niño, sorprende por su ambigüedad y los temas que nos plantea. Cine de calidad del que ya no se hace.
Sinopsis: Tras una enorme tormenta en Jamaica, donde vive una familia con varios hijos, los padres deciden que lo mejor para ellos es mandarlos a estudiar a Inglaterra, por lo que son embarcados en la nave Clorinda, dirigida por el capitán Marlope (Kenneth J. Warren). Pero durante una de sus borracheras, el barco es atacado por un grupo de piratas a las ordenes del capitán Chávez (Anthony Quinn), quedando los niños atrapados por error en el barco pirata, lo que alterará la vida de los que conviven en el.
El director: Alexander MacKendrick fue un director de cine estadounidense de origen escocés que tras nacer en Usa, regresó a Escocia con siete años de edad, lugar donde se formaría hasta que en la década de los 30, se trasladaría a Londres para trabajar como director en diferentes anuncios de la firma J. Walter Thompson. En 1937 MacKendrick escribiría su primer guion para una película 'Midnight Menace', junto con su primo Roger MacDougall y en 1943, se convertiría en el director de la segunda unidad junto al realizador italiano Roberto Rossellini, en la película 'Roma, ciudad abierta'.
Debutó como director de películas de ficción en la comedia británica 'Whisky a gogó' en 1949, a la que seguirían varios trabajos europeos como 'El hombre vestido de blanco' (1951), 'Mandy' (1952), 'La bella Maggie' (1954) o 'El quinteto de la muerte' (1955), su película más taquillera, donde Peter Sellers y Herbert Lom brillan como nunca.
En 1955 regresaría a Estados Unidos donde debutó con 'Chantaje en Broadway' (1957), un rotundo éxito con Tony Curtis y Burt Lancaster como protagonistas. Tras algunos telefilms para televisión, en los 60 dirigió 'Sammy (Huida hacia el sur)' (1963), 'Viento en las velas' (1965) y 'No hagan olas' (1967), para después abandonar el cine y convertirse en profesor del California Institute of the Arts. Años mas tarde explicó sus motivos: "No estaba preparado para todos los problemas logísticos y financieros, y las productoras me decían las películas que tenía que hacer. Al final, me di cuenta que era mucho más feliz dando clases que haciendo películas. En Hollywood descubrí que para hacer películas, tienes que ser un gran negociador. Y yo no sirvo para esto. Me di cuenta que es un mal negocio"
La película: Lo primero que hemos de tener en cuenta a la hora de disfrutar de esta película es su singular forma de contarnos una historia que, a pesar de tener la apariencia de un trabajo de aventuras a la antigua usanza, es muy diferente al resto de trabajos que se realizaron bajo esta premisa. Todo lo que observamos está contado bajo los ojos de un crío, por lo que en muchas ocasiones nos pueden parecer absurdas ciertas maneras de pensar y actuar de varios de sus protagonistas si no lo tenemos en cuenta.
Estamos ante un producto muy ameno de ver, con un gran número de niños constantemente en pantalla y con unos piratas muy alejados de los rufianes que se nos retratan en producciones similares, pero no debemos creer que es este un trabajo de esos en los que se nos mete a los niños con calzador, valorando ante todo su inocencia y virtudes. Por el contrario, se tocan temas muy complicados, como por ejemplo, hasta donde llega esa inocencia de la infancia, algo difícil de encontrar en un trabajo de la época, por no decir imposible, sobre todo tratándose de una película de aventuras.
Tanto el guión de Stanley Mann, Ronald Harwood y Denis Cannan como la forma de contar la historia por parte de MacKendrick están ideados para que el espectador realice un ejercicio intelectual, exponiéndonos cada situación de forma ambigua y no tomando nunca a la audiencia como seres unicelulares incapaces de pensar, algo que últimamente está muy de moda en el cine.
Los apartados técnicos están muy bien conseguidos, destacando la hermosa fotografía de Douglas Slocombe, el montaje de Derek York y la apropiada música de Larry Adler, basada en su mayoría en temas hispanos. En cuanto a las interpretaciones, hay que destacar a un Anthony Quinn que borda su papel del capitán Chávez, como nos suele tener acostumbrados, al igual que James Coburn como Zac, su segundo de abordo, interpretado de forma brillante. De entre los niños hay que destacar a Deborah Baxter en el papel de Emily, la niña que hará rápidamente migas con el capitán, teniendo un fuerte pese especifico en la historia.
Conclusión: No dejen pasar la oportunidad de ver una de esas películas maravillosas de un tipo de cine que ya no se realiza. Su originalidad, frescura, magníficas interpretaciones y la forma en la que te hace discurrir bien merecen la pena. No es la clásica película empalagosa de niños de conducta intachable, no se equivoquen, sino una muestra de que para hacer cine no es necesario seguir al pie de la letra las directrices de un género. Única en su especie.
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