Ocho sentencias de muerte - Robert Hamer (1949)

sentencias, muerte, Hamer* Título original - Kind Hearts and Coronets
* Año - 1949
* Duración - 106 min.
* País - Reino Unido
* Director - Robert Hamer
* Guión - Robert Hamer y John Dighton
* Música - Ernest Irving
* Fotografía - Douglas Slocombe
* Montaje - Peter Tanner
* Producción - Michael Balcon y Michael Relph
* Productora - Ealing Studios
* Género - Comedia
* Reparto - Dennis Price, Alec Guinness, Joan Greenwood, Valerie Hobson, Audrey Fields, John Penrose, John Salew, Arthur Lowe, Clive Morton, Hugh Griffith


En el final de la época dorada de las comedias negras de Ealing Studios, Robert Hamer escribió junto a John Dighton y dirigió esta entrañable pieza donde los buenos modales y la cortesía no están reñidos con la avaricia y los asesinatos. Una sátira que arremete contra la alta sociedad y que nos da la oportunidad de ver a Alec Guinness haciendo honor a su apellido e interpretando ocho papeles.

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Sinopsis: Louis Mazzini (Dennis Price) debería haberse criado en el seno de la aristocrática familia D'Ascoyne, a la cual pertenece por descendencia, pero su madre huyó y se casó por amor con un plebeyo italiano, el que era su padre y al que apenas conoció, ya que falleció al poco de el nacer. Siempre por su bien, y tras el trágico suceso, su madre intentó hacer las paces con su familia, pero esta la ignoró durante años, incluso después de muerta. Louis ideará un plan para vengarse de la familia, eliminando a todo el que se interponga en su camino a convertirse en el Duque de D'Ascoyne.

El director: El director de cine y guionista británico Robert Hamer nació en en Kidderminster, Inglaterra, en 1911. Hijo del actor Gerald Hamer, estudió en la Universidad de Cambridge y comenzó a trabajar en el mundo del cine a mediados de la década de los 30, época en la cual trabajó como montador, escribiendo también en sus ratos libres, sobre todo poesía. Estuvo a cargo del montaje de 'Bandera amarilla' (1938), dirigida por Erich Pommer, 'Callejón sin salida' (1938) dirigida por Tim Whelan y 'La posada de Jamaica' (1939), que dirigió Alfred Hitchcock, protagonizadas todas ellas por Charles Laughton.

sentencias, muerte, HamerSu debut en la dirección fue en 1945 con 'Pink String and Sealing Wax', un thriller dramático que el mismo escribió junto a Diana Morgan; en 1945 participó en la excelente película de terror por episodios 'Al morir la noche', que dirigió junto a Alberto Cavalcanti, Charles Crichton y Basil Dearden; su siguiente trabajo fue 'Siempre llueve en domingo' (1947), un drama romántico que también escribió junto a Henry Cornelius y Angus MacPhail; a esta le siguió 'The Spider and the Fly' (1949), donde mezcla drama y thriller, dirigiendo ese mismo año el trabajo que hoy nos ocupa; en 1953 sería 'The Long Memory', un título de cine negro que escribió junto a Frank Harvey; en sus tres siguientes trabajos volvió a colaborar con Alec Guinness: la comedia dramática 'El detective' (1954), la comedia romántica 'A París con el amor' (1955) y la película de intriga 'Donde el círculo termina' (1959); su último trabajo como director fue la comedia 'School for Scoundrels' (1960).

Su último trabajo cinematográfico fue su participación en el guión de '55 días en Pekín' (1963), dirigida por Nicholas Ray. Ese mismo año falleció a la edad de 52 años, en parte por no haber superado nunca su adicción a la bebida.

La película: He de reconocer que siempre he sido un admirador de la cultura británica, hasta tal punto que durante mi paso de la adolescencia a la edad adulta, muchos de mis conocidos y amigos me llamaban 'el inglés'. Hablo con cierta fluidez su idioma y siempre he sido un enamorado de su arte, no ya solo del cine, sino también de la magnífica música que se ha hecho en las Islas. Una de las cosas que siempre me llamaron la atención era la educación con la que vivían los ingleses, muy alejada del nivel general existente donde crecí, mi querida Andalucía, en la década de los 70, y este trabajo es uno de los mejores ejemplos que me recuerdan mi fascinación por dicha cultura.

Y es que estamos ante una comedia en la que asistiremos a un relato contado por lo que hoy día llamamos un asesino en serie, en el que nos expone con todo lujo de detalles su lento pero inexorable ascenso hacia su preciada meta, convertirse en el Duque de D'Ascoyne, llevandose por delante a todo el que se interponía en su camino. Y ustedes se preguntarán ¿a donde quiere llegar con lo que nos cuenta?, pues muy sencillo, esta historia mil veces vista y contada, se nos muestra aquí sin un solo insulto, sin un solo grito, y con un lenguaje digno de la mas exquisita de las educaciones. Tan solo escuchar a esa voz en off, relatando con semejante riqueza todas las experiencias vividas a lo largo de su vida, ya hace que merezca la pena disfrutar de la película.

Esa riqueza lingüística acompaña a una comedia negra con un humor finísimo, mas cercano en casi todo momento a la sátira y la ironía que a cualquier otra cosa. No es un humor que te haga reír a carcajadas, sino mas bien ese que te mantiene con media sonrisa en la cara durante todo el metraje, algo que te tiene que gustar para ser apreciado, ya que dista mucho de la típica comedia que llega a las salas en la actualidad. Por ello la película reposa en un excelente guión, que dicta en todo momento hacia donde nos lleva la historia, con unos diálogos sublimes que hacen que adoremos desde casi el principio a un asesino, mas parecido a un caballero inglés de alta cuna que al horrible monstruo que se esconde tras tanta caballerosidad y galantería.

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La dirección de Hamer y la fotografía de Douglas Slocombe son realmente sobrias, con continuos planos a media distancia entre los que se intercala algún que otro plano general, pero que casi nunca nos ofrece primeros planos de los actores, ni tomas rebuscadas e imposibles. Está filmada en estudio en casi su totalidad, lo que le hace tener en muchos momentos un aire a teatro de antaño que no le sienta nada mal. La música de Ernest Irving incluye fragmentos del 'Don Giovanni' de Mozart y valses vieneses, resultando realmente apropiada para la ocasión.

Pero lo que realmente diferencia a esta comedia de muchas otras es la forma en la que arremete contra varios estratos sociales, sobre todo los mas elevados, no dejando títere con cabeza, aunque es aquí donde mas se le nota el paso del tiempo, pudiendo resultar ingenua en comparación con el humor negro que hoy se utiliza. Para ello hay que destacar a varios componentes del reparto, como su refinado protagonista, un Dennis Price que realiza una notable labor como conductor y protagonista de la historia. Pero quien se lleva la palma es el señor Alec Guinness, capaz de interpretar ocho papeles distintos, cada uno con su porte y gestos particulares, entre los que incluso se incluye uno femenino. De ellos sale gran parte del humor que se destila en el trabajo, consiguiendo un resultado realmente digno de admiración. Brillan también dos papeles femeninos, el de Joan Greenwood que interpreta a Sibella, la joven con pinta de mosquita muerta y a Valerie Hobson que hace el papel de Edith, la hermosa esposa de uno de los parientes de nuestro protagonista, concrétamente el aficionado a la fotografía.

Conclusión: 'Ocho sentencias de muerte' es una deliciosa manera de descubrir una de las épocas de mayor esplendor del cine británico, y en especial de su comedia. La forma en la que afila de forma sutil su oscuro sentido del humor, el maravilloso lenguaje que en ella se usa, y las magníficas interpretaciones que nos regala, sobre todo las ocho que se marca Alec Guinness, deben ser motivos mas que suficientes para atraer al espectador. Uno de esos trabajos que ha pasado desapercibido para muchos y ha sido olvidado por otros tantos, pero que todo amante de este arte debería disfrutar alguna vez. Humor negro con mucha clase, casi tanta o mas que su protagonista.



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