Año - 1984
Duración - 144 min.
País - Alemania del Oeste (RFA)
Director - Wim Wenders
Guión - Sam Shepard
Música - Ry Cooder
Fotografía - Robby Müller
Montaje - Peter Przygodda
Producción - Anatole Dauman y Don Guest
Productora - Coproducción Alemania del Oeste-Francia-GB-USA; Road Movies Filmproduktion / Argos Films / Westdeutscher Rundfunk (WDR) / Channel Four Films / Pro-ject Filmproduktion
Género - Drama, Road Movie, Película de culto
Reparto - Harry Dean Stanton, Nastassja Kinski, Dean Stockwell, Aurore Clément, Hunter Carson, Bernhard Wicki
Wim Wenders fue el encargado de llevar a la gran pantalla el magnífico guión firmado por Sam Shepard, con el que vio la luz esta excelente película que ha alcanzado para muchos el estatus de película de culto. Irónicamente, fue un trabajo con bandera de la extinta Alemania del Oeste, uno de los que mejor han conseguido plasmar en pantalla el espíritu de Texas, gracias en gran medida al trabajo del realizador junto al director de fotografía Robby Müller. El brillante trabajo de su reparto pone el resto, para dejarnos una de las mejores Road movies que un servidor ha tenido la oportunidad de disfrutar. Imprescindible.
Sinopsis: Cerca de la frontera mexicana en Texas, un hombre llamado Travis (Harry Dean Stanton) camina sin descanso a través del desierto de Mojave. Tras lograr llegar a un puesto de socorro, se desploma perdiendo el conocimiento, por lo que el médico que lo atiende averigua su nombre y avisa por teléfono a su hermano (Dean Stockwell), el cual se hizo cargo de su hijo Hunter (Hunter Carson) junto a su esposa (Aurore Clement), tras su inesperada desaparición cuatro años atrás. Este irá a recogerlo y lo llevará a casa, intentando descubrir que le ocurrió en el pasado y los motivos de su separación de su pareja, una Jane Henderson (Nastassja Kinski) que también huyó, aunque sigue contactando con ellos de vez en cuando y enviando algo de dinero a su hijo.
La película: París, Texas es uno de esos trabajos que hará hervir la sangre de muchos espectadores, esos que no soportan el cine pausado, casi melancólico en multitud de ocasiones, como el que el bueno de Wim Wenders eligió contarnos esta dura y emotiva historia. Si no os encontráis entre ellos y no la habéis visto, os recomiendo hacerlo un día de esos en los que disponemos de tiempo y podemos hacerlo de forma tranquila, de esos en los que nuestro estado de ánimo es bueno y que no hay excesivas distracciones a nuestro alrededor, ya que la experiencia realmente merece la pena disfrutarla.
La película consigue atraparte desde su mismo comienzo, mostrando unas bellas imágenes del desierto que se deslizan ante nuestros ojos, hasta que de repente vemos una pequeña figura de color negro moviéndose por el. Se trata de un hombre con una gorra roja que avanza con paso firme, hasta que consigue llegar a un puesto de socorro que parece desierto, donde tras entrar, acaba desmayándose extenuado por el esfuerzo y el cansancio. ¿Quien es ese hombre que permanece callado? ¿Que hace caminando por el desierto con un traje de chaqueta? El anzuelo está echado y créanme, resulta muy eficaz.
Es uno de los aciertos del guión escrito por Sam Shepard, cuyo inicio crea en el espectador la suficiente intriga como para introducirlo en la historia que nos va a contar y atraparlo en ella. Su ritmo es muy tranquilo, a veces incluso desesperante, pero es algo necesario para que las imágenes vayan fluyendo ante nuestros ojos y nuestra mente vaya procesando la información y recapacitando a la vez sobre ella. La perdida inicial de la palabra de nuestro peculiar personaje, hace que dicha información nos vaya llegando con cuentagotas, aumentando nuestra necesidad de conocer paulatinamente.
Está escrito para que primen las imágenes sobre los diálogos, algo que no quiere decir que estos sean banales o poco interesantes, todo lo contrario diría yo, pero si que hay tramos en los que escasean. La riqueza del libreto es innegable, siendo quizás su último tramo el que pueda resultar menos interesante a algunos espectadores, aunque he de decir que está rematado con uno de los mejores diálogos finales que un servidor recuerda, que consigue dejar un grato sabor de boca en el espectador, al que le queda la sensación de haber realizado un laborioso viaje desde la culpa a la redención, aunque esta no tenga por que ser completa. Si la han visto o la ven me comprenderán.
Hay que destacar la labor del realizador, capaz de llevar a la pantalla la historia de la forma mas hermosa posible, algo que por desgracia ha ido desapareciendo de su trabajo, mas enfocado en el documental que en la ficción en los últimos años. El trabajo de Wenders junto a Robby Müller (Coffee and Cigarettes, Vivir y morir en Los Ángeles, Rompiendo las olas, Dead Man), encargado de la hermosa fotografía que disfrutamos en el film, consigue que la experiencia resulte en todo momento satisfactoria, mostrando una imagen muy real de las remotas zonas donde transcurre la historia.
La banda sonora es responsabilidad de Ry Cooder (Dead Man Walking, Crossroads, Buena Vista Social Club), un músico, compositor y productor norteamericano, especialmente conocido por su trabajo con la guitarra slide. Difícilmente encontraremos nuevamente un trabajo tan minimalista y que, sin embargo, consiga aportar tanto a una película. Está basado en acordes acústicos y eléctricos de una guitarra, donde dos simples notas son capaces de evocar toda la soledad y la incomunicación que sufre nuestro protagonista. Una maravilla que os dejo por si os interesa escuchar.
El reparto de la película alcanza un nivel general bastante notable. En el tenemos a la cabeza a Harry Dean Stanton que da vida a Travis, nuestro extraño protagonista que será encontrado en condiciones pésimas y cuya progresiva transformación está bien conseguida. Junto a el destaca el trabajo del joven Hunter Carson, que interpreta de forma brillante a Hunter, el hijo de Travis. Dean Stockwell y Aurore Clement hacen lo propio con el hermano y la cuñada de Travis. El papel de Nastassja Kinski, que interpreta a la perfección a Jane, la madre de Hunter, es bastante exiguo, por lo que no esperen disfrutar en exceso con la hermosa y talentosa actriz.
Conclusión: Wim Wenders firmó con París, Texas uno de sus mejores trabajos de ficción, si no el mejor. Destacan en ella su profunda humanidad, su capacidad de llegar al alma de forma sencilla pero muy eficaz, sus magníficas interpretaciones, fotografía y banda sonora. En su contra decir que para algunos será una tarea imposible completar su visionado, ya que si no es capaz de despertar tu interés, resultará un trabajo aburrido y bastante monótono. Para mi es una de las mejores Road movies que he disfrutado, una de las que de verdad me han dejado la sensación de haber realizado un auténtico viaje, en esta ocasión a las entrañas del ser humano y a como es su naturaleza. Merece la pena realmente, no se la pierdan.
El director: Wim Wenders es un guionista, productor, actor y director de cine alemán que ha realizado parte de su obra en los Estados Unidos. Nació en Düsseldorf, el 14 de agosto de 1945. Estudió parcialmente medicina y filosofía en la universidad de Brisgovia (estuvo a punto de convertirse en sacerdote), tras lo que estudió fotografía. En 1967 comenzó a estudiar en la Escuela de Cine y Televisión de Múnich, que se abría ese mismo año.
De 1967 a 1970, Wenders frecuentó la Hochschule für Film und Fernsehen en Múnich, y ya en 1967 realizó su primer corto, Escenario. Al año siguiente hizo otros tres: El mismo jugador dispara de nuevo, Klappenfilm, dirigido junto a Gerhard Theuring y Victor I. Ese mismo año comienza a colaborar como crítico en Filmkrit y Suddeutsche Zeitung. Su primer largometraje fue Summer in the City (1970), tras el que rodó El miedo del portero ante el penalti (1972), sobre una novela de Peter Handke, con el que trabajará una y otra vez. Desde entonces hará una película al año.
Afianza su imagen con los siguientes tres trabajos: Alicia en las ciudades (1974), Falso movimiento (1975) y En el curso del tiempo (1975), pero es con El amigo americano (1977), basada en la novela El juego de Ripley de Patricia Highsmith, con la que es conocido internacionalmente, tras lo que se traslada parcialmente a los Estados Unidos, encadenando títulos experimentales como Relámpago sobre el agua (1980), El hombre de Chinatown (1982) y El estado de las cosas (1982) con historias intimistas como Paris, Texas (1984), El cielo sobre Berlín (1987) o su secuela ¡Tan lejos, tan cerca! (1993).
En su actividad mas reciente destacan sus documentales Buena Vista Social Club (1999), Martin Scorsese presenta the Blues - The Soul of a Man (2003), Invisibles (2007), Pina (2011) o La sal de la Tierra (2014). En cuanto a trabajos de ficción, su nivel no es el que era antaño, destacando entre ellos Tierra de abundancia (2004) y 8 (Ocho) (2008). Su último trabajo, Todo saldrá bien (2015), no ha sido muy bien acogido por la crítica, aunque al no haberlo visto, no puedo opinar sobre el.
Fuentes consultadas: Filmaffinity. Imdb, Wikipedia y Youtube
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