Año - 1955
Duración - 114 min.
País - Francia
Director - H.G. Clouzot
Guión - H.G. Clouzot, Jérome Géronimi, René Masson y Frédéric Grendel, basado en la novela de Pierre Boileau y Thomas Narcejec
Música - Georges Van Parys
Fotografía - Armand Thirard
Montaje - Carol Littleton
Producción - H.G. Clouzot y Marvin Worth
Productora - Vera Films
Género - Intriga, Thriller
Reparto - Simone Signoret, Véra Clouzot, Paul Meurisse, Charles Vanel, Jean Brochard, Thérèse Dorny, Georges Chamarat, Michel Serrault
Sinopsis: Michel Delassalle (Paul Meurisse) es el director de un modesto internado en el que convive con Christina (Véra Clouzot), su sufrida esposa y dueña legítima del centro y Nicole Horner (Simone Signoret), una maestra con la que mantiene una relación a los ojos de su esposa. Entre ambas mujeres, antaño rivales por el amor de Michel, ha nacido una relación de amistad que, ante la insoportable situación, las hace decidir que han de hacer algo para no seguir aguantando los constantes maltratos y faltas de respeto que ambas sufren del arrogante y violento sujeto.
El director: H.G. Clouzot fue un director, guionista y productor de cine francés nacido en Niort, el 20 de noviembre de 1907. Con un cine a camino entre el cine clásico francés y la Nouvelle Vague, no fue un revolucionario del lenguaje cinematográfico, pero sí creó atmósferas opresivas y sórdidas en las que se movían sus personajes, habitualmente de instintos primarios y dudosa moral. Entre su filmografía podemos destacar varios títulos: El asesino vive en la 21 (1942), El Cuervo (1943), En legítima defensa (1947), Manon (1949), El salario del miedo (1953), de la que os hablamos en este artículo, Las Diabólicas (1955), El Misterio Picasso (1956), Los Espías (1957) o La Vérité (1960).
La película: El cine francés sigue siendo un gran desconocido para muchos aficionados al cine, que tras alguna que otra mala experiencia (como te toque una mala película echate a temblar) suelen ser muy rehaceos a repetir por temor a la enfermedad del sueño, pero en su rica historia podemos encontrar trabajos de una calidad difícilmente mejorable, trabajos como por ejemplo este al que hoy nos dedicamos. Se cuenta que el maestro Hichcock le tenía echado el ojo a la excelente novela de de Pierre Boileau y Thomas Narcejec, autores entre otras de la que dio lugar a la magistral Vértigo, pero el realizador H.G. Clouzot se le adelantó, comprando sus derechos, antes incluso de haber concluido el rodaje de El salario del miedo (1953). La verdad es que no me extraña, porque la historia le venía que ni pintada al bueno de Alfred y su maravillosa forma de ver el cine, pero me atrevería a afirmar sin temor a equivocarme, que el trabajo realizado por Clouzot hubiera sido firmado con gusto por el propio Hichcock, que ya es decir.
Lo cierto es que estamos ante una película que debería visionar detenidamente cualquier realizador actual que tuviese la intención de rodar un thriller, género muy utilizado en la actualidad, pero que en muchas ocasiones es realizado sin tener en cuenta las cualidades principales que ha de tener un trabajo del género: captar y mantener la atención del espectador, grandes dosis de suspense, la utilización de algunos giros en el guión capaces de sorprender, pero a la vez ser resultar creíbles y crear la atmósfera adecuada para ambientar correctamente la historia que se nos muestra. H.G. Clouzot lo consigue aquí con nota, firmando un trabajo realmente completo y muy brillante, que pasa ante nuestros ojos tan rápido como un tren de alta velocidad, señal de que nos ha enganchado desde un primer momento y no nos ha dejado ni un segundo de respiro.
Gran parte de tal brillantez se la debe al magnífico guión que el mismo escribió junto a Jérome Géronimi, René Masson y Frédéric Grendel, que si bien se basa en una excelente novela, es capaz de conservar toda la fuerza y el alma de esta, algo nada sencillo de conseguir, todo sea dicho. Su ritmo es inmejorable, sin que un servidor sea capaz de recordar ni un solo momento en el que este desfallezca o pase por un periodo de estancamiento, su descripción de personajes muy acertada, sus diálogos inteligentes dentro de la sencillez y su final muy acertado, al menos en mi modesta opinión. Además hay que destacar también la maestría con la que H.G. Clouzot lo lleva a la gran pantalla, dejándonos un buen puñado de escenas para el recuerdo y mil y un detalles que son mas sencillos de observar en un segundo visionado, ya que el realizador francés es de esos a los que les gusta ir dejando ciertas pistas o detalles que sirven de leve aviso de lo que nos espera, detalles que en algunas ocasiones pasan inadvertidos para el espectador.
Técnicamente hablando, la película alcanza unos niveles extraordinarios. Destaca la fotografía de Armand Thirard (En legítima defensa, Manon, El enemigo público número 1, Y Dios creó la mujer), que ya había colaborado con el director en El salario del miedo y que aquí realiza una labor que raya la excelencia en todos los aspectos. La atmósfera que consigue crear adoptando detalles del mejor cine negro y el expresionismo alemán, es parte fundamental de los excelentes resultados que se consiguen. El montaje es obra de Carol Littleton, que realiza un trabajo igualmente meritorio, mientras que la banda sonora fue encargada a Georges Van Parys (Delirio de grandeza, Mujeres soñadas, French Cancan), que firma una partitura muy apropiada y correctamente utilizada para la ocasión.
En el reparto de la película destacan sus dos protagonistas femeninas: Véra Clouzot en el papel de Christina Delassalle, una esposa cansada de ser engañada y humillada constantemente y sobre todo Simone Signoret como Nicole Horner, una profesora del internado que, tras ser testigo directo de la actitud de su esposo, ha llegado a forjar una buena amistad con ella. El tercer vértice de este triangulo está ocupado por Paul Meurisse que da vida a Michel Delassalle, esposo de Christina y director del internado, que dirige con mano firme y pocas contemplaciones, arrogante, mujeriego y habituado a maltratar física y psicologicamente a su mujer. Del resto del reparto podemos descargar a Charles Vanel, que interpreta al ex-comisario Alfred Fichet, un personaje que parece metido de una forma un tanto forzada, siendo el único pequeño pero que le encuentro al conjunto de los personajes.
Conclusión: Las diabólicas es una película ideal para los amantes del cine de suspense, que ha llegado a ser todo un clásico en el que se han apoyado multitud de realizadores posteriormente y que sentó las bases de lo que debe ser un buen thriller. Destaca en ella el excelente trabajo de H.G. Clouzot como guionista y director, la excelente fotografía de Armand Thirard y la labor de todo su reparto, principalmente el de su trío protagonista. Un trabajo que con gusto hubiera firmado el propio Alfred Hitchcock, filmado con un ritmo y un temple dignos de admiración, que poco o nada tiene que ver con el remake que realizó Jeremiah S. Chechik en 1996, con Sharon Stone, Isabelle Adjani, Chazz Palminteri y Kathy Bates en los principales papeles y que, aunque es prácticamente calcado excepto en su final, no consigue ni de lejos el excelente ritmo y la magnífica atmósfera de el original nos ofrece. Para no perdérsela, no lo duden.
Fuentes consultadas: Filmaffinity, Imdb, Wikipedia y Youtube
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