Año - 1977
Duración - 121 min.
País - Alemania del Oeste (RFA)
Dirección - Wim Wenders
Guion - Wim Wenders, basado en la novela El juego de Ripley, de Patricia Highsmith
Música - Jürgen Knieper
Fotografía - Robby Müller
Montaje - Peter Przygodda
Maquillaje - Evelyn Döhring y Hannelore Uhrmacher
Vestuario - Isolde Nist
Producción - Wim Wenders
Productora - Coproducción Alemania del Oeste (RFA)-Alemania-Francia; Road Movies Filmproduktion, Les Films du Losange, Westdeutscher Rundfunk (WDR), Bavaria Film, Filmverlag der Autoren, Wim Wenders Productions
Reparto - Bruno Ganz, Dennis Hopper, Lisa Kreuzer, Gérard Blain, Andreas Dedecke, David Blue, Stefan Lennert, Rudolf Schündler, Heinz Joachim Klein, Rosemarie Heinikel, Nicholas Ray, Samuel Fuller, Lou Castel, Daniel Schmid, Sandy Whitelaw, Jean Eustache
Género - Thriller, Drama / Crimen, Neo-noir, Road Movie, Película de culto
Wim Wenders escribe, adaptando la novela El juego de Ripley de Patricia Highsmith, y dirige su particular homenaje al cine negro estadounidense, llamado El amigo americano. Con una mezcla de neo-noir y road movie, la eficaz fotografía de Robby Müller y el excelente trabajo de todo su reparto, con Bruno Ganz y Dennis Hopper a la cabeza, estamos ante uno de esos trabajos que tienen alma propia y unas señas de identidad bien definidas, que no suele dejar indiferente a ningún espectador.
Sinopsis - El marchante americano Tom Ripley (Dennis Hopper) intenta poner a prueba la integridad de Jonatham Zimmermann (Bruno Ganz), un humilde fabricante de marcos que padece una enfermedad terminal. Ripley le presenta a un gánster que le ofrece mucho dinero a cambio de que trabaje para él como asesino a sueldo. En un principio rechaza la oferta, pero, al pensar en el precario futuro que espera a su mujer y a su hijo después de su muerte, comienza a replanteárselo.
El director - Wim Wenders es un guionista, productor, actor y director de cine alemán que ha realizado parte de su obra en los Estados Unidos. Nació en Düsseldorf, el 14 de agosto de 1945. Estudió parcialmente medicina y filosofía en la universidad de Brisgovia (estuvo a punto de convertirse en sacerdote), tras lo que estudió fotografía. En 1967 comenzó a estudiar en la Escuela de Cine y Televisión de Múnich, que se abría ese mismo año.
De 1967 a 1970, Wenders frecuentó la Hochschule für Film und Fernsehen en Múnich, y ya en 1967 realizó su primer corto, Escenario. Al año siguiente hizo otros tres: El mismo jugador dispara de nuevo, Klappenfilm, dirigido junto a Gerhard Theuring y Victor I. Ese mismo año comienza a colaborar como crítico en Filmkrit y Suddeutsche Zeitung. Su primer largometraje fue Summer in the City (1970), tras el que rodó El miedo del portero ante el penalti (1972), sobre una novela de Peter Handke, con el que trabajará una y otra vez. Desde entonces hará una película al año.
Afianza su imagen con los siguientes tres trabajos: Alicia en las ciudades (1974), Falso movimiento (1975) y En el curso del tiempo (1975), pero es con El amigo americano (1977), basada en la novela El juego de Ripley de Patricia Highsmith, con la que es conocido internacionalmente, tras lo que se traslada parcialmente a los Estados Unidos, encadenando títulos experimentales como Relámpago sobre el agua (1980), El hombre de Chinatown (1982) y El estado de las cosas (1982) con historias intimistas como Paris, Texas (1984), El cielo sobre Berlín (1987) o su secuela ¡Tan lejos, tan cerca! (1993).
En su actividad mas reciente destacan sus documentales Buena Vista Social Club (1999), Martin Scorsese presenta the Blues - The Soul of a Man (2003), Invisibles (2007), Pina (2011) o La sal de la Tierra (2014). En cuanto a trabajos de ficción, su nivel no es el que era antaño, destacando entre ellos Tierra de abundancia (2004), 8 (Ocho) (2008),, Todo saldrá bien (2015), Los hermosos días de Aranjuez (2016), Inmersión (2017) y el documental El Papa Francisco, un hombre de palabra (2018), siendo este último el único de ellos que consigue un aprobado (6.4) en la web Filmaffinity.
De 1967 a 1970, Wenders frecuentó la Hochschule für Film und Fernsehen en Múnich, y ya en 1967 realizó su primer corto, Escenario. Al año siguiente hizo otros tres: El mismo jugador dispara de nuevo, Klappenfilm, dirigido junto a Gerhard Theuring y Victor I. Ese mismo año comienza a colaborar como crítico en Filmkrit y Suddeutsche Zeitung. Su primer largometraje fue Summer in the City (1970), tras el que rodó El miedo del portero ante el penalti (1972), sobre una novela de Peter Handke, con el que trabajará una y otra vez. Desde entonces hará una película al año.
Afianza su imagen con los siguientes tres trabajos: Alicia en las ciudades (1974), Falso movimiento (1975) y En el curso del tiempo (1975), pero es con El amigo americano (1977), basada en la novela El juego de Ripley de Patricia Highsmith, con la que es conocido internacionalmente, tras lo que se traslada parcialmente a los Estados Unidos, encadenando títulos experimentales como Relámpago sobre el agua (1980), El hombre de Chinatown (1982) y El estado de las cosas (1982) con historias intimistas como Paris, Texas (1984), El cielo sobre Berlín (1987) o su secuela ¡Tan lejos, tan cerca! (1993).
En su actividad mas reciente destacan sus documentales Buena Vista Social Club (1999), Martin Scorsese presenta the Blues - The Soul of a Man (2003), Invisibles (2007), Pina (2011) o La sal de la Tierra (2014). En cuanto a trabajos de ficción, su nivel no es el que era antaño, destacando entre ellos Tierra de abundancia (2004), 8 (Ocho) (2008),, Todo saldrá bien (2015), Los hermosos días de Aranjuez (2016), Inmersión (2017) y el documental El Papa Francisco, un hombre de palabra (2018), siendo este último el único de ellos que consigue un aprobado (6.4) en la web Filmaffinity.
La película - Tal como cuenta el propio Wim Wenders en unos comentarios que realiza junto a Dennis Hopper, incluidos en el DVD de la película, el realizador germano tenía mucho interés en trasladar a la gran pantalla una novela de la famosa novelista estadounidense Patricia Highsmith, titulada El grito de la lechuza. Lamentablemente, los derechos no estaban disponibles, algo que le ocurrió una y otra vez al intentarlo con otros títulos de la misma escritora, cuyos derechos habían sido ya vendidos. Por fortuna, Patricia Highsnith fue informada por su editor del interés del director alemán en su obra, por lo que tras entrevistarse en Suiza con el realizador, la escritora le enseñó el manuscrito de su recién finalizada novela, titulada El juego de Ripley. La adaptación de dicha novela dio lugar a la película que hoy comentamos, El amigo americano, título elegido para reemplazar al de la novela, que no convencía a Wenders, escogido por la relación entre Ripley y Jonathan en la historia que esta nos cuenta.
Hablar del cine de Wim Wenders es hablar de otra cosa, de cine atrevido y arriesgado, casi siempre alejado de la convencionalidad y que no suele entender de medias tintas, o te embelesa o te adormila. En esta ocasión estamos ante un trabajo que rinde homenaje al cine norteamericano, y de manera particular a su magnífico cine negro, para lo que el realizador ideó un largometraje que navega entre la road movie y el neo-noir, en un curioso híbrido en el que las personas y sus emociones son los verdaderos protagonistas, algo que el realizador se encarga de mostrarnos con enorme maestría. Lógicamente, la curiosa fusión de géneros tiene sus pros y sus contras, ya que frente a la indudable originalidad del conjunto, nos puede quedar la sensación de que en cada uno de ellos le falta algún detalle, algo con lo que habrá que lidiar si decidimos disfrutarla.
El guion escrito por el propio Wim Wenders nos cuenta la historia de un humilde trabajador y padre de familia que padece una de esas enfermedades que carecen de cura, a las que el enfermo acaba por resignarse y aceptar que será su final. Pero, ¿Qué será de su familia? ¿en que condiciones económicas tendrá que criar su mujer a su único hijo?. Ese desasosiego es su principal preocupación, además de la puerta que los mafiosos utilizarán para proponerle acabar con la vida de otra persona y dejar así asegurado el futuro de su familia. El ritmo de la película es calmado pero inexorable, permitiendo así al realizador dedicarse a lo que realmente le interesa, abrir en canal a sus personajes y mostrarnos como son y como sienten. Su característico uso de la cámara consigue que el espectador sea partícipe de sus emociones, que estas fluyan ante el de forma tan natural que acabe por hacerlas suyas. La frialdad y la sobriedad presiden en todo momento la película, como suele ocurrir en la primera etapa del director germano. La ciudad se muestra como un protagonista mas de la película, un oscuro laberinto en el que multitud de roedores buscan una salida desesperadamente.
Dentro de los apartados técnicos, tal como suele ocurrir en el cine de Wenders, la fotografía tiene una enorme importancia. En este caso es obra de Robby Müller (Rompiendo las olas, París, Texas, Dead Man), colaborador habitual del mejor Wenders, que contribuye decisivamente a la creación de la asfixiante atmósfera que se respira durante toda la película. El uso de tonos oscuros, las constantes imágenes que nos regala de la fría ciudad y el intencionado minimalismo de los lugares de esta que se nos muestran, como la casa o la tienda de nuestro protagonista, hacen que la atención siempre esté puesta en sus personajes y en sus emociones. El montaje es obra de Peter Przygodda (París, Texas, El cielo sobre Berlín, La mujer zurda), que nos deja algunas escenas para el recuerdo, mientras que la banda sonora corre a cargo de Jürgen Knieper (El cielo sobre Berlín, Falso movimiento, La novia de diciembre), un trabajo que respeta la sobriedad general de la película.
En el reparto elegido para la ocasión reside otra de las curiosidades de este trabajo. Si antes les comentaba que The American Friend es un homenaje al cine negro estadounidense, la mayor prueba de ello es la aparición entre su reparto de los realizadores Nicholas Ray (En un lugar solitario), que interpreta a Derwatt, un excéntrico pintor que se hace pasar por muerto para así vender mejor su arte, y Samuel Fuller (Manos peligrosas), que hace lo propio con un gánster americano. Pero no contento con ello, en total son siete los realizadores que aparecen en ella: Gérard Blain que interpreta a Raoul Minot, Daniel Schmid como Igraham, Jean Eustache y Peter Lilienthal (ambos como gansters).
El séptimo es Dennis Hopper, que da vida a Tom Ripley, un marchante de arte sin escrúpulos estadounidense, que se encuentra en Hamburgo para vender una obra de Derwatt, en cuya subasta conoce a Jonathan Zimmermann, interpretado por Bruno Ganz. El trabajo de ambos es uno de los mayores alicientes para disfrutar esta película. Completan el reparto Lisa Kreuzer como Marianne Zimmermann, la esposa de Jonathan, y Lou Castel como Rodolphe.
Como curiosidad o dato de interés deciros que la película está dedicada por el director a su amigo Henri Langlois, fundador y director de la Cinemateca Francesa, fallecido durante el rodaje. En las escenas rodadas en el metro de París, el personaje que interpreta Daniel Schmid está leyendo el diario Libération en cuya portada aparece la noticia de su fallecimiento y una foto suya.
Conclusión - El amigo americano es uno de esos trabajos que un cinéfilo debería visualizar, principalmente para poder juzgarla como lo que es, un trabajo diferente que no suele dejar indiferente a nadie. Convertida en película de culto a este lado del charco, es uno de los mayores exponentes del cine europeo de los años 70 y del cine negro europeo de todos los tiempos, por lo que pocas escusas se pueden poner. Eso si, como ya he mencionado antes, o te atrapa en sus redes o acabará aburriéndote, ya que su mezcla de géneros y su ritmo pausado no suelen dejar otra opción. Tendrás que verla para saber a que grupo perteneces. ¿Aceptarías tu el trabajo en la misma situación de nuestro protagonista?
Fuentes consultadas - Filmaffinity, IMDb, wikipedia y Youtube
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