Año - 1950
Duración - 95 min.
País - Estados Unidos
Director - Otto Preminger
Guión - Ben Hecht, basado en la novela Night Cry de William L. Stuart
Música - Cyril J. Mockridge
Fotografía - Joseph LaShelle
Montaje - Louis R. Loeffler
Producción - Otto Preminger
Productora - 20th Century Fox
Género - Cine negro, Intriga
Reparto - Dana Andrews, Gene Tierney, Gary Merrill, Bert Freed, Tom Tully, Karl Malden, Ruth Donnelly, Craig Stevens
Seis años después de regalarnos la maravillosa Laura (1944), el bueno de Otto Preminger repitió con la pareja protagonista formada por Gene Tierney y Dana Andrews que tan buenos resultados le dio, para dejarnos una obra mucho menos conocida que la anterior, pero no por ello mucho peor. Con un guión en el que Ben Hecht adapta la novela Night Cry de William L. Stuart, la excelente fotografía de Joseph LaShelle y la dirección y producción de Preminger, estamos ante otra maravillosa oportunidad de disfrutar de todo el talento que este genio poseía. No, no es Laura, pero dejar de verla por ello es poco menos que un pecado. CINE, con mayúsculas.
Sinopsis: Marx Dixon (Dana Andrews) es un conflictivo policía marcado por el turbulento pasado de su padre, que lo hace tener problemas en la comisaría por su fama de ejercer su oficio con excesiva violencia. Por ello, cuando en el transcurso de una investigación mata accidentalmente al sospechoso que pretende interrogar, decide ocultar el crimen. Pero tras ser acusado injustamente de él un taxista llamado Jiggs Taylor (Tom Tully), Marx conoce a su bella hija Morgan (Gene Tierney), de la que se enamora inmediatamente.
El director: Otto Preminger fue un director de cine estadounidense de origen judeo-austríaco nacido en Wiznitz, el 5 de diciembre de 1905. Considerado como uno de los primeros directores que quebrantaron la censura en los Estados Unidos, debutó con The Great Love (1931), tras la que nos dejó una magnífica filmografía con casi 40 títulos, de los que mencionaré varios: Laura (1944), La Zarina (1945), ¿Ángel o diablo? (1945), Ambiciosa (1947), Entre el amor y el pecado (1947), El abanico de Lady Windermere (1949), Vorágine (1949), Cartas envenenadas (1951), Cara de ángel (1952), La luna es azul (1953), Carmen Jones (1954), Río sin retorno (1954), El hombre del brazo de oro (1955), Buenos días, tristeza (1958), Porgy y Bess (1959), Anatomía de un asesinato (1959), Éxodo (1960), Tempestad sobre Washington (1962), El cardenal (1963), Primera victoria (1965) o El rapto de Bunny Lake (1965), aunque la mayoría de las que me he dejado en el tintero merecen un visionado.
La película: Al borde del peligro o Where the Sidewalk Ends (su título original) es una de esas maravillosas sorpresas que esconde la amplia filmografía de Otto Preminger, bastante desconocida para el público en general en comparación con otras obras del estadounidense como Laura (1944), Cara de ángel (1952) o Río sin retorno (1954), pero no por ello menos disfrutable. Como en ella el director repite con la pareja Gene Tierney y Dana Andrews, las comparaciones son odiosas pero difícilmente evitables, por lo que lo haré por primera y única vez en el artículo: Al borde del peligro está un escalón por debajo de Laura, no les voy a engañar, pero para que se imaginen lo pequeño que es ese escalón, solo decirles que esta lleva un 8 de nota, mientras que Laura llevaba un 9.
Estamos ante un trabajo muy completo, una historia sobre una constante huida de su personaje principal, terriblemente marcado por la huella que en el dejó su padre, huella que lucha por borrar sin éxito en el desempeño de su trabajo. El guión escrito por Ben Hecht, que adapta la novela Night Cry de William L. Stuart, aunque con alguna pequeña laguna casi inapreciable, tiene todo lo necesario para enganchar al espectador desde un primer momento: un ritmo excelente, unos personajes perfectamente definidos y grandes dosis de intriga, algo nada sencillo de conseguir cuando desde la misma lectura de la sinopsis ya sabemos quien es el culpable del desafortunado crimen.
Pero es ese detalle el que hace al realizador jugar con el espectador, que en todo momento ve a su protagonista a un solo paso de ser descubierto, atrapado entre la necesidad de librarse del enorme problema por el que sin duda acabaría encerrado de por vida y la carga que pesa sobre su conciencia por ver como un inocente es acusado de un crimen que no ha cometido. La labor de Otto Preminger es realmente brillante, tanto en la dirección de actores como en la forma en la que plasma la historia, dosificando la intriga y la tensión que esta derrocha de forma sublime. Quizás sea su final un tanto precipitado, e incluso puede que algo previsible, pero la verdad es que funciona muy bien y deja muy buen sabor de boca, por lo que yo lo veo bien así.
Como en cualquier film noir que se precie, la fotografía tiene mucho que decir a la hora de crear la ambientación apropiada. De esta se encargó el brillante Joseph LaShelle (Alfred Hitchcock presenta, El largo y cálido verano, El apartamento, Laura), que nos regala multitud de imágenes de una belleza incuestionable. Dominan las escenas nocturnas y la escasez general de iluminación, en un impoluto blanco y negro tan característico del género. El correcto montaje fue obra de Louis R. Loeffler, mientras que la banda sonora fue encargada a Cyril J. Mockridge (De ilusión también se vive, Laramie, El hombre que mató a Liberty Valance), que realiza un trabajo correcto y bien utilizado durante la película, pero que no es uno de los aspectos mas destacables de la misma.
El reparto elegido para la ocasión es uno de los grandes aciertos de la película, no consiguiendo recordar el que aquí escribe un solo actor o actriz que desentone lo mas mínimo en toda la película. La química existente entre Dana Andrews, que da vida al atormentado detective Mark Dixon y Gene Tierney, que hace lo propio con la dulce Morgan Taylor, queda fuera de toda duda, algo que ya pudimos comprobar en Laura, él como uno de los mejores exponentes del género de su época y ella con una belleza y un magnetismo rara vez visto. Junto a ellos destacan Gary Merrill como Tommy Scalise, un delincuente al que Mark acosa habitualmente con el fin de conseguir meterlo entre rejas, Bert Freed como el detective Paul Klein, compañero de Mark, Karl Malden en el papel de Thomas, el nuevo jefe del departamento y Tom Tully como Jiggs Taylor, el padre de Morgan, aunque podría seguir hasta agotar el reparto.
Conclusión: Al borde del peligro es una de esas maravillosas sorpresas que este arte me sigue dando de vez en cuando. Cree uno que lo ha visto casi todo y topa con un producto de una calidad indiscutible, muy poco conocido por el gran público, algo que no llego a explicarme. Su guión, que te atrapa desde el primer instante, la maestría de Preminger para llevarlo a la gran pantalla, una excelente fotografía y un reparto que brilla con luz propia hacen de este título una obra muy, muy completa, que no puedo mas que recomendarles. No puede uno fiarse solo de la popularidad de un trabajo, porque si fuera así me hubiera perdido multitud de joyas como esta, que aguardan sin hacer ruido a que los apasionados de este arte se dignen a disfrutarlas. Si tan solo consigo que las conozcan unos pocos mas, ya me doy por satisfecho.
Fuentes consultadas: Filmaffinity, Imdb, Wikipedia y Youtube
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