Año - 2019
Duración - 110 min.
País - Estados Unidos
Dirección - Robert Eggers
Guion - Robert Eggers, Max Eggers
Montaje - Louise Ford
Música - Mark Korven
Fotografía - Jarin Blaschke
Reparto - Willem Dafoe, Robert Pattinson
Producción - Rodrigo Teixeira, Jay Van Hoy, Robert Eggers, Lourenço Sant' Anna, Youree Henley
Productora - Coproducción Estados Unidos-Canadá; A24 / New Regency / RT Features. Distribuida por A24
Género - Drama. Fantástico. Terror
Tras su debut en 2015 con La bruja (The Witch), de la que os hablamos en este artículo, el realizador Robert Eggers vuelve a la carga con El faro, con el que vuelve a evidenciar su alejamiento total de los convencionalismos, regalando al espectador que decida sumergirse en ella, una experiencia que suele dejar huella, aunque muy alejada de lo que normalmente demanda el público actual. Mención especial al magnífico trabajo de Willem Dafoe y Robert Pattinson, que no se guardan absolutamente nada.
Tras su debut en 2015 con La bruja (The Witch), de la que os hablamos en este artículo, el realizador Robert Eggers vuelve a la carga con El faro, con el que vuelve a evidenciar su alejamiento total de los convencionalismos, regalando al espectador que decida sumergirse en ella, una experiencia que suele dejar huella, aunque muy alejada de lo que normalmente demanda el público actual. Mención especial al magnífico trabajo de Willem Dafoe y Robert Pattinson, que no se guardan absolutamente nada.
Sinopsis - La película nos cuenta la tormentosa relación entre Thomas Wake (Willem Dafoe), un veterano farero curtido en mil batallas y Ephraim Winslow (Robert Pattinson), su nuevo ayudante. Ambos deberán convivir durante cuatro semanas, forzados a conocerse y aguantarse en tal angosto lugar, dedicados al mantenimiento de un viejo faro situado en una diminuta parcela de roca que sobresale en el mar.
El director - Robert Neil Eggers, conocido en el mundillo cinematográfico como Robert Eggers, es un director de cine, guionista y diseñador de producción estadounidense nacido en Lee, New Hampshire, el 7 de julio de 1983.
Tras pasar su infancia en Nueva Inglaterra, se trasladó a la ciudad de Nueva York en el año 2001, donde se formó para dedicarse a las artes escénicas. Fue allí también donde comenzó a trabajar como diseñador y director de diversas producciones teatrales, antes de pasarse al séptimo arte.
Su debut en la dirección fue con la mencionada La bruja (The Witch), trabajo en el que es responsable del guión y en el que participó en su producción, además de dirigirlo. La película fue rodada en Canadá, en lugar de en Nueva Inglaterra, como inicialmente tenía pensado el propio Eggers, y se estrenó en el Festival de Cine de Sundance de 2015, siendo proyectada también en el Festival Internacional de Cine de Toronto de ese mismo año.
La peculiaridad del cine del realizador quedaba patente en su debut, algo que El faro no hace más que agudizar y sobredimensionar, dejando a las claras que el trabajo del realizador puede gustar más o menos al espectador, pero no lo suele dejar indiferente. The Northman será el próximo trabajo del realizador, que en palabras de su habitual director de fotografía Jarin Blaschke: "Es una película más grande que las otras. Puedo decir que es una película de venganza vikinga y que estamos rodando en Europa. Es oscura e inusualmente violenta. Creo que Eggers siente la responsabilidad de hacer una especie de trilogía".
El director - Robert Neil Eggers, conocido en el mundillo cinematográfico como Robert Eggers, es un director de cine, guionista y diseñador de producción estadounidense nacido en Lee, New Hampshire, el 7 de julio de 1983.
Tras pasar su infancia en Nueva Inglaterra, se trasladó a la ciudad de Nueva York en el año 2001, donde se formó para dedicarse a las artes escénicas. Fue allí también donde comenzó a trabajar como diseñador y director de diversas producciones teatrales, antes de pasarse al séptimo arte.
Su debut en la dirección fue con la mencionada La bruja (The Witch), trabajo en el que es responsable del guión y en el que participó en su producción, además de dirigirlo. La película fue rodada en Canadá, en lugar de en Nueva Inglaterra, como inicialmente tenía pensado el propio Eggers, y se estrenó en el Festival de Cine de Sundance de 2015, siendo proyectada también en el Festival Internacional de Cine de Toronto de ese mismo año.
La peculiaridad del cine del realizador quedaba patente en su debut, algo que El faro no hace más que agudizar y sobredimensionar, dejando a las claras que el trabajo del realizador puede gustar más o menos al espectador, pero no lo suele dejar indiferente. The Northman será el próximo trabajo del realizador, que en palabras de su habitual director de fotografía Jarin Blaschke: "Es una película más grande que las otras. Puedo decir que es una película de venganza vikinga y que estamos rodando en Europa. Es oscura e inusualmente violenta. Creo que Eggers siente la responsabilidad de hacer una especie de trilogía".
La película - Si tuviera que elegir una expresión para resumir lo que para mi es El faro, esta sería indudablemente "muy perturbadora". Y es que el segundo largometraje del realizador estadounidense, es de esos trabajos que la mayoría del público puede llegar a abandonar antes de su finalización, sobre todo si no son conscientes de lo que tienen ante si antes de comenzar a verla. Si su opera prima era ya de por sí bastante oscura y se alejaba de los convencionalismos, en esta ocasión ha elegido mostrarnos la reacción de dos personajes que se ven obligados a convivir en un lugar angosto, que sin duda invita a perder la noción del tiempo y hace aflorar lo mejor y lo peor del ser humano.
Algo así se aleja totalmente de lo que las grandes masas de público suelen demandar, por lo que estamos ante un ensayo realizado de forma sobresaliente, pero que solo llegará a satisfacer a unos pocos. Y muchos de ustedes se preguntarán tras leer esto el porqué de la magnífica nota que le he regalado a la película. Muy fácil, me limito a juzgar el resultado de lo que el realizador quiere mostrarnos, simple y llanamente, no a fantasear con "yo la hubiera hecho así" o "yo hubiera cambiado tal o cual". Para un servidor, el mérito de este trabajo es mostrarnos la naturaleza del ser humano bajo ciertas condiciones y por ello es por lo que lo juzgo.
Para ello, el bueno de Robert Eggers se sirve de varias armas que son poco utilizadas en el cine de hoy, pero que no por ello resultan menos efectivas. Varias de las principales tienen mucho que ver con la fotografía de Jarin Blaschke (Lago Shimmer, Back Roads, La bruja), que se ha convertido en pieza fundamental para el director. Si el apropiado blanco y negro elegido para la ocasión da a este trabajo multitud de tonos dentro de la oscuridad que lo envuelve en todo momento, no menos acertada es la utilización de ese ratio de pantalla que nos transporta al salto entre aquel inicial cine mudo y los comienzos del cine sonoro.
De hecho, este trabajo me ha recordado en algunos momentos a la magnífica Nosferatu, de F.W. Murnau, con la que comparte ese aroma tan característico como inquietante de lo añejo, siempre salvando las distancias y sin que poco o nada tengan en común ambas obras. Hay que mencionar también el excelente libreto de Robert y Max Eggers, en el que se cuidan los detalles al máximo. La escasez de diálogos en algunos momentos, dando el protagonismo a primerísimos planos, contrasta con la brillantez de los mismos en otros. La banda sonora de Mark Korven (Cube, La bruja, Our house) es otro de los ingredientes necesarios para el resultado final, ya que aunque he de reconocer que no es de las que me pondría a disfrutar sin estar integrada en la película, si que acapara un gran protagonismo en la misma.
Algo así se aleja totalmente de lo que las grandes masas de público suelen demandar, por lo que estamos ante un ensayo realizado de forma sobresaliente, pero que solo llegará a satisfacer a unos pocos. Y muchos de ustedes se preguntarán tras leer esto el porqué de la magnífica nota que le he regalado a la película. Muy fácil, me limito a juzgar el resultado de lo que el realizador quiere mostrarnos, simple y llanamente, no a fantasear con "yo la hubiera hecho así" o "yo hubiera cambiado tal o cual". Para un servidor, el mérito de este trabajo es mostrarnos la naturaleza del ser humano bajo ciertas condiciones y por ello es por lo que lo juzgo.
Para ello, el bueno de Robert Eggers se sirve de varias armas que son poco utilizadas en el cine de hoy, pero que no por ello resultan menos efectivas. Varias de las principales tienen mucho que ver con la fotografía de Jarin Blaschke (Lago Shimmer, Back Roads, La bruja), que se ha convertido en pieza fundamental para el director. Si el apropiado blanco y negro elegido para la ocasión da a este trabajo multitud de tonos dentro de la oscuridad que lo envuelve en todo momento, no menos acertada es la utilización de ese ratio de pantalla que nos transporta al salto entre aquel inicial cine mudo y los comienzos del cine sonoro.
De hecho, este trabajo me ha recordado en algunos momentos a la magnífica Nosferatu, de F.W. Murnau, con la que comparte ese aroma tan característico como inquietante de lo añejo, siempre salvando las distancias y sin que poco o nada tengan en común ambas obras. Hay que mencionar también el excelente libreto de Robert y Max Eggers, en el que se cuidan los detalles al máximo. La escasez de diálogos en algunos momentos, dando el protagonismo a primerísimos planos, contrasta con la brillantez de los mismos en otros. La banda sonora de Mark Korven (Cube, La bruja, Our house) es otro de los ingredientes necesarios para el resultado final, ya que aunque he de reconocer que no es de las que me pondría a disfrutar sin estar integrada en la película, si que acapara un gran protagonismo en la misma.
La evolución de los personajes es otro de los fuertes de este trabajo, algo que también hay que valorar como imprescindible en una historia de estas características. Para ello resulta fundamental la dirección de actores, así como el reparto elegido para la ocasión.
Para empezar, he de decir que me ha sorprendido muy gratamente el trabajo de Robert Pattinson como Thomas Howard, un aprendiz sin ningún tipo de experiencia en el mar, cuya evolución dentro de la historia resulta parte fundamental. Metido totalmente en su papel, no puedo más que alabar su magnífico trabajo. Y si ya hablamos de Willem Dafoe, que da vida al experimentado farero Thomas Wake, un viejo lobo de mar curtido en mil batallas al que resulta muy complicado aguantar, simplemente decir que roza la perfección en todo momento. Se adueña de su personaje sin ningún tipo de fisuras, mostrando esas virtudes como actor que su enorme experiencia han elevado hasta el olimpo de los elegidos. Solo por disfrutar el duelo interpretativo entre ambos ya merece la pena engullir esta angustiosa historia.
Conclusión - En mi modesta opinión, The Lighthouse (El faro en nuestro país) es un trabajo que merece la pena de ver, siempre y cuando tengamos claro a que nos enfrentamos. En los tiempos que corren, con media humanidad confinada en sus casas a la espera de una solución que tarda en llegar, puede que no sea muy aconsejable para muchos elegir este momento, mamando como lo hace de los angostos espacios y los constantes roces entre sus protagonistas, este tipo de productos. Pero si por el contrario, eres de esas personas capaces de valorar lo que este trabajo nos muestra, sin que ello tenga por qué condicionar nuestro dia a dia, seguro que te merece la pena. Bienvenidos a la bajada a los infiernos servida por Robert Eggers, toda una oscura y perturbadora experiencia a nuestro alcance.
Para empezar, he de decir que me ha sorprendido muy gratamente el trabajo de Robert Pattinson como Thomas Howard, un aprendiz sin ningún tipo de experiencia en el mar, cuya evolución dentro de la historia resulta parte fundamental. Metido totalmente en su papel, no puedo más que alabar su magnífico trabajo. Y si ya hablamos de Willem Dafoe, que da vida al experimentado farero Thomas Wake, un viejo lobo de mar curtido en mil batallas al que resulta muy complicado aguantar, simplemente decir que roza la perfección en todo momento. Se adueña de su personaje sin ningún tipo de fisuras, mostrando esas virtudes como actor que su enorme experiencia han elevado hasta el olimpo de los elegidos. Solo por disfrutar el duelo interpretativo entre ambos ya merece la pena engullir esta angustiosa historia.
Conclusión - En mi modesta opinión, The Lighthouse (El faro en nuestro país) es un trabajo que merece la pena de ver, siempre y cuando tengamos claro a que nos enfrentamos. En los tiempos que corren, con media humanidad confinada en sus casas a la espera de una solución que tarda en llegar, puede que no sea muy aconsejable para muchos elegir este momento, mamando como lo hace de los angostos espacios y los constantes roces entre sus protagonistas, este tipo de productos. Pero si por el contrario, eres de esas personas capaces de valorar lo que este trabajo nos muestra, sin que ello tenga por qué condicionar nuestro dia a dia, seguro que te merece la pena. Bienvenidos a la bajada a los infiernos servida por Robert Eggers, toda una oscura y perturbadora experiencia a nuestro alcance.
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