Título original - Paris, Texas
Año - 1984
Duración - 144 min.
País - Alemania del Oeste (RFA)
Director - Wim Wenders
Guión - Sam Shepard
Música - Ry Cooder
Fotografía - Robby Müller
Montaje - Peter Przygodda
Producción - Anatole Dauman y Don Guest
Productora - Coproducción Alemania del Oeste-Francia-GB-USA; Road Movies Filmproduktion / Argos Films / Westdeutscher Rundfunk (WDR) / Channel Four Films / Pro-ject Filmproduktion
Género - Drama, Road Movie, Película de culto
Reparto - Harry Dean Stanton, Nastassja Kinski, Dean Stockwell, Aurore Clément, Hunter Carson, Bernhard Wicki
Wim Wenders fue el encargado de llevar a la gran pantalla el magnífico guión firmado por Sam Shepard, con el que vio la luz esta excelente película que ha alcanzado para muchos el estatus de película de culto. Irónicamente, fue un trabajo con bandera de la extinta Alemania del Oeste, uno de los que mejor han conseguido plasmar en pantalla el espíritu de Texas, gracias en gran medida al trabajo del realizador junto al director de fotografía Robby Müller. El brillante trabajo de su reparto pone el resto, para dejarnos una de las mejores Road movies que un servidor ha tenido la oportunidad de disfrutar. Imprescindible.
Sinopsis: Cerca de la frontera mexicana en Texas, un hombre llamado Travis (Harry Dean Stanton) camina sin descanso a través del desierto de Mojave. Tras lograr llegar a un puesto de socorro, se desploma perdiendo el conocimiento, por lo que el médico que lo atiende averigua su nombre y avisa por teléfono a su hermano (Dean Stockwell), el cual se hizo cargo de su hijo Hunter (Hunter Carson) junto a su esposa (Aurore Clement), tras su inesperada desaparición cuatro años atrás. Este irá a recogerlo y lo llevará a casa, intentando descubrir que le ocurrió en el pasado y los motivos de su separación de su pareja, una Jane Henderson (Nastassja Kinski) que también huyó, aunque sigue contactando con ellos de vez en cuando y enviando algo de dinero a su hijo.
La película: París, Texas es uno de esos trabajos que hará hervir la sangre de muchos espectadores, esos que no soportan el cine pausado, casi melancólico en multitud de ocasiones, como el que el bueno de Wim Wenders eligió contarnos esta dura y emotiva historia. Si no os encontráis entre ellos y no la habéis visto, os recomiendo hacerlo un día de esos en los que disponemos de tiempo y podemos hacerlo de forma tranquila, de esos en los que nuestro estado de ánimo es bueno y que no hay excesivas distracciones a nuestro alrededor, ya que la experiencia realmente merece la pena disfrutarla.
La película consigue atraparte desde su mismo comienzo, mostrando unas bellas imágenes del desierto que se deslizan ante nuestros ojos, hasta que de repente vemos una pequeña figura de color negro moviéndose por el. Se trata de un hombre con una gorra roja que avanza con paso firme, hasta que consigue llegar a un puesto de socorro que parece desierto, donde tras entrar, acaba desmayándose extenuado por el esfuerzo y el cansancio. ¿Quien es ese hombre que permanece callado? ¿Que hace caminando por el desierto con un traje de chaqueta? El anzuelo está echado y créanme, resulta muy eficaz.
- INICIO
- ¿QUE QUIERES VER?
- GÉNEROS
- POR ZONA GEOGRÁFICA
- ESTRENOS
Matrimonio a la italiana - Vittorio De Sica (1964)
Año - 1964
Duración - 95 min.
País - Italia
Director - Vittorio De Sica
Guión - Renato Castellani, Antonio Guerra, Leo Benvenuti, Piero de Bernardi (Teatro: Eduardo De Filippo)
Música - Armando Trovajoli
Fotografía - Roberto Gerardi
Montaje - Adriana Novelli
Producción - Carlo Ponti
Producción - Carlo Ponti
Productora - Coproducción Italia-Francia; Compagnia Cinematografica Champion / Les Films Concordia
Género - Comedia. Drama. Romance | Años 40. Prostitución
Reparto - Sophia Loren, Marcello Mastroianni, Gianni Ridolfi, Marilú Tolo, Aldo Puglisi, Lino Mattera, Alfio Vita, Tecla Scarano
1964 fue el año en el que vio la luz esta comedia dramática, que supone el vigésimo tercer trabajo del genial director italiano Vittorio De Sica. Con un guión escrito por Renato Castellani, Antonio Guerra, Leo Benvenuti y Piero de Bernardi, que adaptan la obra de teatro de Eduardo De Filippo, estamos ante uno de los máximos exponentes de la comedia italiana, aunque si la disfrutan verán que es mucho mas que una simpática comedia. Solo con ver a Sophia Loren y Marcello Mastroianni frente a frente, ya valdría la pena dedicarle la hora y media que dura.
Sinopsis: Napoles, segunda guerra mundial. Filomena Marturano (Sophia Loren) es una hermosa jovencita recién llegada a un prostíbulo, el único lugar al que ha podido aferrarse al estar sola en la vida y no tener como sobrevivir. Durante un bombardeo, Domenico Soriano (Marcello Mastroianni), más conocido como Don Mimi, es un acomodado vividor que antes de abandonar el burdel para ir a un refugio, escucha ruidos en una de las habitaciones y la descubre escondida en un armario, incapaz siquiera de correr para ponerse a cubierto. Entre ambos nacerá una duradera relación en la que ella deposita sus esperanzas de dejar esa vida, mientras que el parece poco dispuesto a abandonar el lujoso tren de vida que su posición le permite llevar.
La película: 'Matrimonio all'italiana' es mucho mas que una simple comedia dramática al uso, ya que resulta altamente recomendable para pasar un grato rato de buen cine, a pesar de que el tiempo no ha jugado precisamente en su favor. Entre sus grandes logros, se encuentra la forma en la que su magistral director fue capaz de hacer convivir comedia y drama, algo mucho mas difícil de conseguir de lo que muchos suponen, pero que el inolvidable realizador italiano eleva a su máxima potencia en una obra que tuvo un enorme éxito internacional, optando al Oscar a la mejor película de habla no inglesa, además de hacer lo propio a la mejor actriz, una Sophia Loren que se encontraba en el punto mas álgido de su carrera.
Pero claro está, para cierto tipo de público actual, disfrutarla como es debido exige un cierto compromiso por su parte, sobre todo a la hora de tener algo de paciencia con ella y pasar un periodo inicial de adaptación a un cine muy diferente al que hoy día llega a nuestras pantallas, que a cambio es capaz de dejarnos ese magnífico sabor de boca que deja el buen cine, además de la acertada sensación de estar viendo algo mas que una simple comedia, ya que forma parte fundamental de la historia del cine italiano y es una excelente opción para ver a tres de los pilares fundamentales durante su rica historia: De Sica, Loren y Mastroianni, casi nada vamos.
En principio, puede parecer una experiencia similar a la de ver una buena película española de la época, siempre salvando las distancias, pero no deben caer en el error de creer que están viendo una de esas películas típicas de Cine de barrio, porque ni es española, ni nuestro cine era capaz de alcanzar las altas cotas que en aquellos momentos hacían del cine italiano un referente mundial, con unas señas de identidad propias que lo hacían diferente a todo lo demás. No quiero con esto que crean que desprecio a nuestro cine, nada mas lejos de mi intención, pero han de tener claro que hablamos de cosas muy diferentes.
El guión, en el que colaboran Renato Castellani, Antonio Guerra, Leo Benvenuti y Piero de Bernardi, adapta una obra de teatro de Eduardo De Filippo de forma magistral. Su primer tramo puede parecer un tanto anodino, principalmente por el periodo de adaptación al que me refería en un principio, pero pasada media hora escasa, nos sumergiremos en una historia ingeniosa y amena, donde destacan la brillantez de sus diálogos y la riqueza del mensaje que a la vez traslada al espectador. La mezcla realizada entre drama y comedia no puede ser mejor, llevando al espectador en volandas a través de la historia de forma casi imperceptible, pero enormemente eficaz. Si hay algo que se le pueda achacar es la poca profundidad dada a ciertas cuestiones, como la relación de la protagonista con sus hijos, pero son detalles que no impiden disfrutarla.
Reparto - Sophia Loren, Marcello Mastroianni, Gianni Ridolfi, Marilú Tolo, Aldo Puglisi, Lino Mattera, Alfio Vita, Tecla Scarano
1964 fue el año en el que vio la luz esta comedia dramática, que supone el vigésimo tercer trabajo del genial director italiano Vittorio De Sica. Con un guión escrito por Renato Castellani, Antonio Guerra, Leo Benvenuti y Piero de Bernardi, que adaptan la obra de teatro de Eduardo De Filippo, estamos ante uno de los máximos exponentes de la comedia italiana, aunque si la disfrutan verán que es mucho mas que una simpática comedia. Solo con ver a Sophia Loren y Marcello Mastroianni frente a frente, ya valdría la pena dedicarle la hora y media que dura.
Sinopsis: Napoles, segunda guerra mundial. Filomena Marturano (Sophia Loren) es una hermosa jovencita recién llegada a un prostíbulo, el único lugar al que ha podido aferrarse al estar sola en la vida y no tener como sobrevivir. Durante un bombardeo, Domenico Soriano (Marcello Mastroianni), más conocido como Don Mimi, es un acomodado vividor que antes de abandonar el burdel para ir a un refugio, escucha ruidos en una de las habitaciones y la descubre escondida en un armario, incapaz siquiera de correr para ponerse a cubierto. Entre ambos nacerá una duradera relación en la que ella deposita sus esperanzas de dejar esa vida, mientras que el parece poco dispuesto a abandonar el lujoso tren de vida que su posición le permite llevar.
La película: 'Matrimonio all'italiana' es mucho mas que una simple comedia dramática al uso, ya que resulta altamente recomendable para pasar un grato rato de buen cine, a pesar de que el tiempo no ha jugado precisamente en su favor. Entre sus grandes logros, se encuentra la forma en la que su magistral director fue capaz de hacer convivir comedia y drama, algo mucho mas difícil de conseguir de lo que muchos suponen, pero que el inolvidable realizador italiano eleva a su máxima potencia en una obra que tuvo un enorme éxito internacional, optando al Oscar a la mejor película de habla no inglesa, además de hacer lo propio a la mejor actriz, una Sophia Loren que se encontraba en el punto mas álgido de su carrera.
Pero claro está, para cierto tipo de público actual, disfrutarla como es debido exige un cierto compromiso por su parte, sobre todo a la hora de tener algo de paciencia con ella y pasar un periodo inicial de adaptación a un cine muy diferente al que hoy día llega a nuestras pantallas, que a cambio es capaz de dejarnos ese magnífico sabor de boca que deja el buen cine, además de la acertada sensación de estar viendo algo mas que una simple comedia, ya que forma parte fundamental de la historia del cine italiano y es una excelente opción para ver a tres de los pilares fundamentales durante su rica historia: De Sica, Loren y Mastroianni, casi nada vamos.
En principio, puede parecer una experiencia similar a la de ver una buena película española de la época, siempre salvando las distancias, pero no deben caer en el error de creer que están viendo una de esas películas típicas de Cine de barrio, porque ni es española, ni nuestro cine era capaz de alcanzar las altas cotas que en aquellos momentos hacían del cine italiano un referente mundial, con unas señas de identidad propias que lo hacían diferente a todo lo demás. No quiero con esto que crean que desprecio a nuestro cine, nada mas lejos de mi intención, pero han de tener claro que hablamos de cosas muy diferentes.
El guión, en el que colaboran Renato Castellani, Antonio Guerra, Leo Benvenuti y Piero de Bernardi, adapta una obra de teatro de Eduardo De Filippo de forma magistral. Su primer tramo puede parecer un tanto anodino, principalmente por el periodo de adaptación al que me refería en un principio, pero pasada media hora escasa, nos sumergiremos en una historia ingeniosa y amena, donde destacan la brillantez de sus diálogos y la riqueza del mensaje que a la vez traslada al espectador. La mezcla realizada entre drama y comedia no puede ser mejor, llevando al espectador en volandas a través de la historia de forma casi imperceptible, pero enormemente eficaz. Si hay algo que se le pueda achacar es la poca profundidad dada a ciertas cuestiones, como la relación de la protagonista con sus hijos, pero son detalles que no impiden disfrutarla.
El avance de las nuevas tecnologías y el cine
Este alocado mundo en el que vivimos está en constante cambio, sobre todo para los que tenemos la suerte de vivir en lo que llamamos el primer mundo, lo que nos permite tener en mayor o menor medida acceso a las nuevas tecnologías, o al menos, que estas influyan en nuestras vidas de forma clara. El hecho es que esto está cambiando nuestras costumbres en muchos aspectos, siendo estos especialmente notables en nuestro modo de relacionarnos, en la forma en la que nos comunicamos y en como el contacto directo entre las personas está disminuyendo, aumentando a la vez el uso de redes sociales, webs, foros y programas tipo WhatsApp, que facilitan notablemente la comunicación entre las personas, pero a la vez la hace menos personal.
En principio, esto debería de suponer una ventaja en nuestras vidas, ya que su principal objetivo es el de facilitarnos multitud de acciones que anteriormente no teníamos tan a nuestro alcance, pero a la misma vez, implica cambios radicales en nuestra conducta, perceptibles en unos individuos mas que en otros, algo que solo el tiempo nos dirá hacia donde nos lleva. Todo ello, aplicado al cine, ha dado lugar a un cambio en la concepción y a la forma de realizarlo, y no solo me refiero a los medios que se utilizan para ello, sino al tipo de público al que va dirigido, por no hablar de la forma en la que este se publicita.
Los efectos especiales de toda la vida, esos que obligaban a realizar enormes esfuerzos a los componentes del equipo de rodaje para conseguir plasmar en las pantallas multitud de escenas que han ido quedando en nuestra memoria para siempre, han quedado relegados a un segundo plano, por no decir que van camino de la total desaparición. Me vienen a la mente maquetas de ciudades realizadas en miniatura, criaturas realizadas a la misma escala con las que había que trabajar con enorme paciencia filmando sus movimientos poco a poco, complicadas prótesis y maquillajes que obligaban a horas de preparación antes del comienzo del rodaje diario, etc. Todo ello ha dado paso a la utilización de efectos digitales, gracias a los cuales los actores simplemente han de actuar con trajes especiales que mandan una imagen de la silueta de estos a los complejos ordenadores, que crean con posterioridad la imagen que los responsables de la película quieren dar a cada personaje.
Por ello, en la actualidad hay un gran número de actores y actrices de los que gran parte del público no conoce ni su aspecto físico, ya que estos nunca salen en pantalla tal y como son. Un caso claro es el del actor Andy Serkis, que durante la última década ha dado vida a personajes tan ilustres como Gollum en la trilogía de El Señor de los Anillos (2001-2003), al gigantesco gorila King Kong en la versión de 2005 de la famosa película, así como a César, el chimpancé protagonista de la película El origen del planeta de los simios (2011) y sus secuelas. Si hablamos de los decorados, ocurre algo similar. De la construcción de elaboradas maquetas a escala se ha pasado al rodaje en croma, que consiste en extraer un color de la imagen (usualmente el verde o el azul) y reemplazar el área que ocupaba ese color por otra imagen, con la ayuda de un equipo especializado o un ordenador. Esto se hace cuando es demasiado costoso o inviable rodar al personaje en el escenario deseado, o para evitar el laborioso recorte del personaje fotograma a fotograma (rotoscopia). Os dejo un enlace a una serie de vídeos que publicamos hace algún tiempo, que os ayudarán a comprender con exactitud a lo que nos referimos, que podéis disfrutar aquí.
El principal problema que esto tiene, al menos bajo mi punto de vista, es la bastante generalizada tendencia que hay en darle mas protagonismo a la creación de dichos efectos que a la historia en si, algo que ha dado lugar a producciones de una espectacularidad incuestionable, pero que en una gran mayoría carecen de algo totalmente necesario para que el cine sea lo que debe ser, una enorme fábrica de sueños. Me refiero al alma de la película, a la historia que se nos cuenta y a su mensaje, cada vez mas arrinconados en favor de la espectacularidad, algo que hace que resulte realmente difícil encontrar producciones que, a la vez que resultan espectaculares visualmente hablando, consigan dejar huella en el espectador por lo que cuentan, en vez de por como lo hacen.
Otra de las indeseables tendencias que todo esto ha generado, es la equivocada elección que se hace a día de hoy de los actores y actrices, que en una gran mayoría son escogidos por sus cualidades físicas antes que por las virtudes que poseen para la interpretación, algo que hace que luzcan bien en pantalla, pero que sean en muchos casos incapaces de transmitir emociones de forma correcta. Se pueden contar con los dedos de una mano los actores y actrices aparecidos y elevados al estrellato en la actualidad, que hayan pasado por los teatros, algo que no hace tanto tiempo era poco menos que imposible, pero que hoy ya no resulta indispensable para la labor que realizan. Las tablas que dan el hecho de tener que representar en vivo, sin posibilidad de repetir la escena una y otra vez, obligando a la improvisación en muchos momentos en los que algo no sale exactamente como el guión indica, no pueden ser sustituidas por una cara guapa y un físico envidiable. Está claro que a nadie le amarga un dulce, pero lo suyo es que no solo luzca bien, sino que también destaque por su sabor, ustedes ya me entienden.
En mi caso en concreto esto tiene una consecuencia clara y directa: cada vez me gusta mas el cine independiente, con su evidente escasez de medios, pero rico en nuevas ideas y autenticidad, y me cuesta mas disfrutar de una superproducción, espectaculares visualmente hablando, pero carentes de interés real y capacidad de dejar huella. Se que muchos de vosotros no estaréis de acuerdo conmigo, algo que será mas común según vaya bajando la edad de quien esté leyendo este artículo, pero tengo la total convicción de que todo esto a la larga será enormemente perjudicial para este hermoso arte, que en las manos equivocadas se convierte en una sucesión de imágenes espectaculares que suelen durar en nuestra mente el tiempo que tardemos en ver la siguiente película. Yo quiero cine que me haga sentir emociones, que me conmueva y me emocione, que haga que mis neuronas se activen y mi mente se abra a nuevas ideas, que crezca y se expanda por hacerme vivir cosas que difícilmente pueda hacer en la realidad, pero que no se limiten solo a lo visual, que está muy bien, pero que si no transmite mas allá de la momentánea adrenalina de una espectacular escena, se convierten en algo parecido a los fuegos artificiales, tan hermosos visualmente como fugaces en nuestra memoria.
Los efectos especiales de toda la vida, esos que obligaban a realizar enormes esfuerzos a los componentes del equipo de rodaje para conseguir plasmar en las pantallas multitud de escenas que han ido quedando en nuestra memoria para siempre, han quedado relegados a un segundo plano, por no decir que van camino de la total desaparición. Me vienen a la mente maquetas de ciudades realizadas en miniatura, criaturas realizadas a la misma escala con las que había que trabajar con enorme paciencia filmando sus movimientos poco a poco, complicadas prótesis y maquillajes que obligaban a horas de preparación antes del comienzo del rodaje diario, etc. Todo ello ha dado paso a la utilización de efectos digitales, gracias a los cuales los actores simplemente han de actuar con trajes especiales que mandan una imagen de la silueta de estos a los complejos ordenadores, que crean con posterioridad la imagen que los responsables de la película quieren dar a cada personaje.
Por ello, en la actualidad hay un gran número de actores y actrices de los que gran parte del público no conoce ni su aspecto físico, ya que estos nunca salen en pantalla tal y como son. Un caso claro es el del actor Andy Serkis, que durante la última década ha dado vida a personajes tan ilustres como Gollum en la trilogía de El Señor de los Anillos (2001-2003), al gigantesco gorila King Kong en la versión de 2005 de la famosa película, así como a César, el chimpancé protagonista de la película El origen del planeta de los simios (2011) y sus secuelas. Si hablamos de los decorados, ocurre algo similar. De la construcción de elaboradas maquetas a escala se ha pasado al rodaje en croma, que consiste en extraer un color de la imagen (usualmente el verde o el azul) y reemplazar el área que ocupaba ese color por otra imagen, con la ayuda de un equipo especializado o un ordenador. Esto se hace cuando es demasiado costoso o inviable rodar al personaje en el escenario deseado, o para evitar el laborioso recorte del personaje fotograma a fotograma (rotoscopia). Os dejo un enlace a una serie de vídeos que publicamos hace algún tiempo, que os ayudarán a comprender con exactitud a lo que nos referimos, que podéis disfrutar aquí.
El principal problema que esto tiene, al menos bajo mi punto de vista, es la bastante generalizada tendencia que hay en darle mas protagonismo a la creación de dichos efectos que a la historia en si, algo que ha dado lugar a producciones de una espectacularidad incuestionable, pero que en una gran mayoría carecen de algo totalmente necesario para que el cine sea lo que debe ser, una enorme fábrica de sueños. Me refiero al alma de la película, a la historia que se nos cuenta y a su mensaje, cada vez mas arrinconados en favor de la espectacularidad, algo que hace que resulte realmente difícil encontrar producciones que, a la vez que resultan espectaculares visualmente hablando, consigan dejar huella en el espectador por lo que cuentan, en vez de por como lo hacen.
Otra de las indeseables tendencias que todo esto ha generado, es la equivocada elección que se hace a día de hoy de los actores y actrices, que en una gran mayoría son escogidos por sus cualidades físicas antes que por las virtudes que poseen para la interpretación, algo que hace que luzcan bien en pantalla, pero que sean en muchos casos incapaces de transmitir emociones de forma correcta. Se pueden contar con los dedos de una mano los actores y actrices aparecidos y elevados al estrellato en la actualidad, que hayan pasado por los teatros, algo que no hace tanto tiempo era poco menos que imposible, pero que hoy ya no resulta indispensable para la labor que realizan. Las tablas que dan el hecho de tener que representar en vivo, sin posibilidad de repetir la escena una y otra vez, obligando a la improvisación en muchos momentos en los que algo no sale exactamente como el guión indica, no pueden ser sustituidas por una cara guapa y un físico envidiable. Está claro que a nadie le amarga un dulce, pero lo suyo es que no solo luzca bien, sino que también destaque por su sabor, ustedes ya me entienden.
En mi caso en concreto esto tiene una consecuencia clara y directa: cada vez me gusta mas el cine independiente, con su evidente escasez de medios, pero rico en nuevas ideas y autenticidad, y me cuesta mas disfrutar de una superproducción, espectaculares visualmente hablando, pero carentes de interés real y capacidad de dejar huella. Se que muchos de vosotros no estaréis de acuerdo conmigo, algo que será mas común según vaya bajando la edad de quien esté leyendo este artículo, pero tengo la total convicción de que todo esto a la larga será enormemente perjudicial para este hermoso arte, que en las manos equivocadas se convierte en una sucesión de imágenes espectaculares que suelen durar en nuestra mente el tiempo que tardemos en ver la siguiente película. Yo quiero cine que me haga sentir emociones, que me conmueva y me emocione, que haga que mis neuronas se activen y mi mente se abra a nuevas ideas, que crezca y se expanda por hacerme vivir cosas que difícilmente pueda hacer en la realidad, pero que no se limiten solo a lo visual, que está muy bien, pero que si no transmite mas allá de la momentánea adrenalina de una espectacular escena, se convierten en algo parecido a los fuegos artificiales, tan hermosos visualmente como fugaces en nuestra memoria.
Wayward Pines - Chad Hodge (2015)
Título original - Wayward Pines
Año - 2015
Duración - 60 min.
País - Estados Unidos
Director - Chad Hodge (Creador), Zal Batmanglij, M. Night Shyamalan, Charlotte Sieling
Guión - Chad Hodge, Steven Levenson (Novela: Blake Crouch)
Fotografía - Jim Denault, Gregory Middleton y Amy Vincent
Montaje - Leo Trombetta, Doc Crotzer, Michael Ruscio, etc.
Producción - M. Night Shymalan
Productora - FX Productions; Emitida por Fox
Género - Miniserie de TV, Drama, Intriga
Reparto - Matt Dillon, Carla Gugino, Juliette Lewis, Toby Jones, Melissa Leo, Terrence Howard, Shannyn Sossamon, Reed Diamond, Tim Griffin, Charlie Tahan
Web oficial - http://www.fox.com/wayward-pines/
Chad Hodge es el creador de esta miniserie de televisión estadounidense (10 episodios) basada en la novela Wayward Pines, de Blake Crouch. Con un guión de Chad Hodge y Steven Levenson, la producción de M. Night Shymalan y el protagonismo de un Matt Dillon, al que el papel le viene que ni pintado, estamos ante un producto donde la intriga es nuestra principal compañera de viaje, de esos que una vez comienzas a ver, será difícil dejarlo sin saber que es lo próximo que ocurrirá. Esperemos que, al menos, mantenga el nivel de sus primeros episodios, aunque si lo sube tampoco pasará nada. Muy adictiva, aunque con ciertas lagunas en su guión.
Sinopsis: El Agente del Servicio Secreto de los Estados Unidos, Ethan Burke (Matt Dillon), despierta aturdido en medio de un bosque, en las afueras de Wayward Pines, Idaho. Sin saber como, ni cuando ha llegado hasta ese lugar, consigue caminar hasta el pueblo donde llega tambaleándose a duras penas, para acabar desmayándose en una cafetería. Tras despertar en un extraño hospital, donde parece ser el único enfermo, recuerda que ha acudido a la zona junto al Agente Stallings, para investigar la desaparición de otros dos agentes, Hewson (Carla Gugino) y Evanscon, tras lo que ha sufrido junto a su compañero un accidente de tráfico, aunque no tiene ni idea de como llegó al lugar donde despertó tras el. Pero cuando intente ponerse en contacto con el mundo exterior, descubrirá que no está en un pueblo cualquiera y que salir de el no será nada sencillo.
La miniserie: Lo primero que he de destacar, es que este artículo ha sido escrito tras la visualización de los primeros tres episodios, estando en principio concebida para una duración total de diez, aunque ya sabéis como va esto de la televisión, por lo que puede ser cancelada o ampliada según como funcione y como sean las audiencias que consiga tener. La primera impresión que me ha dado no ha sido mala, aunque tampoco redonda, destacando como su principal cualidad el hecho de que tiene lo mas importante que una serie de este tipo ha de tener, la suficiente capacidad como para enganchar al espectador y hacer que este tenga la necesidad de seguir viéndola, aunque he de decir que le encuentro algunos peros, la mayoría de ellos fácilmente solucionables, pero que de momento están ahí.
Su episodio piloto resulta potente, aunque sumamente perturbador. Los hechos en el se suceden a una velocidad considerable, algo que hace que el interés por ella crezca de forma rápida, casi instantánea diría yo, pero que tiene el defecto de desarrollar lo que nos va mostrando de forma muy básica. Una vez que nuestro personaje entra en el pueblo, el hecho de que haya sufrido un accidente, unido a la rareza de las situaciones a las que asistimos, nos hace dudar sobre si lo que estamos viendo es la realidad o esta se nos muestra solo en parte, siendo su peculiaridad producto de los daños que ha podido sufrir nuestro protagonista.
Año - 2015
Duración - 60 min.
País - Estados Unidos
Director - Chad Hodge (Creador), Zal Batmanglij, M. Night Shyamalan, Charlotte Sieling
Guión - Chad Hodge, Steven Levenson (Novela: Blake Crouch)
Fotografía - Jim Denault, Gregory Middleton y Amy Vincent
Montaje - Leo Trombetta, Doc Crotzer, Michael Ruscio, etc.
Producción - M. Night Shymalan
Productora - FX Productions; Emitida por Fox
Género - Miniserie de TV, Drama, Intriga
Reparto - Matt Dillon, Carla Gugino, Juliette Lewis, Toby Jones, Melissa Leo, Terrence Howard, Shannyn Sossamon, Reed Diamond, Tim Griffin, Charlie Tahan
Web oficial - http://www.fox.com/wayward-pines/
Chad Hodge es el creador de esta miniserie de televisión estadounidense (10 episodios) basada en la novela Wayward Pines, de Blake Crouch. Con un guión de Chad Hodge y Steven Levenson, la producción de M. Night Shymalan y el protagonismo de un Matt Dillon, al que el papel le viene que ni pintado, estamos ante un producto donde la intriga es nuestra principal compañera de viaje, de esos que una vez comienzas a ver, será difícil dejarlo sin saber que es lo próximo que ocurrirá. Esperemos que, al menos, mantenga el nivel de sus primeros episodios, aunque si lo sube tampoco pasará nada. Muy adictiva, aunque con ciertas lagunas en su guión.
Sinopsis: El Agente del Servicio Secreto de los Estados Unidos, Ethan Burke (Matt Dillon), despierta aturdido en medio de un bosque, en las afueras de Wayward Pines, Idaho. Sin saber como, ni cuando ha llegado hasta ese lugar, consigue caminar hasta el pueblo donde llega tambaleándose a duras penas, para acabar desmayándose en una cafetería. Tras despertar en un extraño hospital, donde parece ser el único enfermo, recuerda que ha acudido a la zona junto al Agente Stallings, para investigar la desaparición de otros dos agentes, Hewson (Carla Gugino) y Evanscon, tras lo que ha sufrido junto a su compañero un accidente de tráfico, aunque no tiene ni idea de como llegó al lugar donde despertó tras el. Pero cuando intente ponerse en contacto con el mundo exterior, descubrirá que no está en un pueblo cualquiera y que salir de el no será nada sencillo.
La miniserie: Lo primero que he de destacar, es que este artículo ha sido escrito tras la visualización de los primeros tres episodios, estando en principio concebida para una duración total de diez, aunque ya sabéis como va esto de la televisión, por lo que puede ser cancelada o ampliada según como funcione y como sean las audiencias que consiga tener. La primera impresión que me ha dado no ha sido mala, aunque tampoco redonda, destacando como su principal cualidad el hecho de que tiene lo mas importante que una serie de este tipo ha de tener, la suficiente capacidad como para enganchar al espectador y hacer que este tenga la necesidad de seguir viéndola, aunque he de decir que le encuentro algunos peros, la mayoría de ellos fácilmente solucionables, pero que de momento están ahí.
Su episodio piloto resulta potente, aunque sumamente perturbador. Los hechos en el se suceden a una velocidad considerable, algo que hace que el interés por ella crezca de forma rápida, casi instantánea diría yo, pero que tiene el defecto de desarrollar lo que nos va mostrando de forma muy básica. Una vez que nuestro personaje entra en el pueblo, el hecho de que haya sufrido un accidente, unido a la rareza de las situaciones a las que asistimos, nos hace dudar sobre si lo que estamos viendo es la realidad o esta se nos muestra solo en parte, siendo su peculiaridad producto de los daños que ha podido sufrir nuestro protagonista.
Etiquetas:
2015,
Chad Hodge,
Charlotte Sieling,
Cine norteamericano,
Drama,
Estados Unidos,
Intriga,
M. Night Shyamalan,
Miniserie de televisión,
Secuestro,
Zal Batmanglij
El jugador - Rupert Wyatt (2014)
Título original - The Gambler
Año - 2014
Duración - 110 min.
País - Estados Unidos
Director - Rupert Wyatt
Guión - William Monahan
Música - Jon Brion y Theo Green
Fotografía - Greig Fraser
Montaje - Pete Beaudreau
Producción - Robert Chartoff, Stephen Levinson, Mark Wahlberg, David Winkler e Irwin Winkler
Productora - Paramount Pictures / Winkler Films
Género - Thriller, Drama, Remake
Reparto - Mark Wahlberg, Brie Larson, Jessica Lange, John Goodman, Michael K. Williams, Sonya Walger, Emory Cohen, Leland Orser, George Kennedy, Richard Schiff
Rupert Wyatt es el encargado de dirigir el remake de la película El jugador de 1974, dirigida por Karel Reisz y con James Caan como protagonista. En esta ocasión el guión es obra de William Monahan y el papel principal recae en un "inspirado" Mark Wahlberg, en un trabajo que merece la pena disfrutar, a pesar de varios peros que intentaremos desgranar aquí. Atención especial al trabajo del señor John Goodman, que a pesar de la brevedad de sus apariciones, es capaz de subir el tono de un film que podría haber dado mucho que hablar, quedándose en un mero entretenimiento, que a buen seguro tardará poco en desaparecer de la mente de los espectadores.
Sinopsis: Jim Bennett (Mark Wahlberg) es un profesor de literatura inglesa un tanto atípico, ya que tiene la, buena o mala costumbre, según se mire, de decir normalmente la verdad. Pero tras su apariencia de preocupado docente se esconde un enfermo cuya adicción al juego comienza a llegar a límites insospechados. Hijo de una familia acomodada, no escatima a la hora de derrochar dinero en apuestas de lo mas absurdas, pero sus deudas alcanzan ya límites inalcanzables para cualquiera, por lo que tendrá una semana para pagar lo que debe a varios acreedores de lo mas indeseables, dispuestos a todo por recuperar lo que es suyo.
La película: Estamos ante una de esas ocasiones en las que me da coraje hablar de una película, no ya porque sea de las que yo llamo insoportables, que creo que no es el caso, sino porque un trabajo que prometía muy mucho, se queda a mitad de camino en casi todo, desperdiciando la ocasión de entregarnos uno de esos títulos que llegan a lo mas alto, dejando una huella que permanece casi intacta por mucho tiempo. Pero no crean que les digo esto porque se trate de un remake, algo que esta será la última vez que mencione en este artículo, sino porque este si que podía haber merecido la pena de verdad, ya que tiene todos los mimbres para ello.
Lo primero que se me viene a la cabeza cuando recuerdo su visionado, ya que es algo a lo que llevo dándole vueltas dos días, es que como puede ser posible que el señor William Monahan, responsable de guiones para trabajos como Infiltrados (2006), Red de mentiras (2008), London Boulevard (2010) u Oblivion (2013), que gustarán mas o menos, pero al menos son medianamente decentes y relativamente honestos con el espectador, sea capaz de firmar un libreto como el que aquí es llevado a la gran pantalla, que no digo que sea calamitoso, pero si que respeta muy poco la inteligencia del aficionado a este arte, y voy a intentar explicar el porqué.
Cuando comencé a ver la película y vi como actuaba su protagonista, comencé a esperar el porqué de su poco cariño a la vida, ya que este en ningún momento muestra la tensión propia de cualquier adicto, sino que por el contrario mantiene la misma frialdad en todo momento. Lo único que podía explicar este comportamiento es la intención de este de perder lo poco o mucho que posee, incluso la vida según avanza el metraje, por lo que yo imaginaba algún hecho que le hubiera quitado las ganas de vivir o algo por el estilo, pero terminé la película y me di cuenta de que esto no es así. El que haya disfrutado de títulos como Shame, cuya crítica podéis leer aquí, o Días sin huella, que tenéis en este enlace, me entenderéis perfectamente. En este caso se puede decir que no hay evolución en la adicción, o al menos no resulta lo suficientemente bien expuesta, algo que resta mucha credibilidad a la historia y le aporta algo de monotonía.
Año - 2014
Duración - 110 min.
País - Estados Unidos
Director - Rupert Wyatt
Guión - William Monahan
Música - Jon Brion y Theo Green
Fotografía - Greig Fraser
Montaje - Pete Beaudreau
Producción - Robert Chartoff, Stephen Levinson, Mark Wahlberg, David Winkler e Irwin Winkler
Productora - Paramount Pictures / Winkler Films
Género - Thriller, Drama, Remake
Reparto - Mark Wahlberg, Brie Larson, Jessica Lange, John Goodman, Michael K. Williams, Sonya Walger, Emory Cohen, Leland Orser, George Kennedy, Richard Schiff
Rupert Wyatt es el encargado de dirigir el remake de la película El jugador de 1974, dirigida por Karel Reisz y con James Caan como protagonista. En esta ocasión el guión es obra de William Monahan y el papel principal recae en un "inspirado" Mark Wahlberg, en un trabajo que merece la pena disfrutar, a pesar de varios peros que intentaremos desgranar aquí. Atención especial al trabajo del señor John Goodman, que a pesar de la brevedad de sus apariciones, es capaz de subir el tono de un film que podría haber dado mucho que hablar, quedándose en un mero entretenimiento, que a buen seguro tardará poco en desaparecer de la mente de los espectadores.
Sinopsis: Jim Bennett (Mark Wahlberg) es un profesor de literatura inglesa un tanto atípico, ya que tiene la, buena o mala costumbre, según se mire, de decir normalmente la verdad. Pero tras su apariencia de preocupado docente se esconde un enfermo cuya adicción al juego comienza a llegar a límites insospechados. Hijo de una familia acomodada, no escatima a la hora de derrochar dinero en apuestas de lo mas absurdas, pero sus deudas alcanzan ya límites inalcanzables para cualquiera, por lo que tendrá una semana para pagar lo que debe a varios acreedores de lo mas indeseables, dispuestos a todo por recuperar lo que es suyo.
La película: Estamos ante una de esas ocasiones en las que me da coraje hablar de una película, no ya porque sea de las que yo llamo insoportables, que creo que no es el caso, sino porque un trabajo que prometía muy mucho, se queda a mitad de camino en casi todo, desperdiciando la ocasión de entregarnos uno de esos títulos que llegan a lo mas alto, dejando una huella que permanece casi intacta por mucho tiempo. Pero no crean que les digo esto porque se trate de un remake, algo que esta será la última vez que mencione en este artículo, sino porque este si que podía haber merecido la pena de verdad, ya que tiene todos los mimbres para ello.
Lo primero que se me viene a la cabeza cuando recuerdo su visionado, ya que es algo a lo que llevo dándole vueltas dos días, es que como puede ser posible que el señor William Monahan, responsable de guiones para trabajos como Infiltrados (2006), Red de mentiras (2008), London Boulevard (2010) u Oblivion (2013), que gustarán mas o menos, pero al menos son medianamente decentes y relativamente honestos con el espectador, sea capaz de firmar un libreto como el que aquí es llevado a la gran pantalla, que no digo que sea calamitoso, pero si que respeta muy poco la inteligencia del aficionado a este arte, y voy a intentar explicar el porqué.
Cuando comencé a ver la película y vi como actuaba su protagonista, comencé a esperar el porqué de su poco cariño a la vida, ya que este en ningún momento muestra la tensión propia de cualquier adicto, sino que por el contrario mantiene la misma frialdad en todo momento. Lo único que podía explicar este comportamiento es la intención de este de perder lo poco o mucho que posee, incluso la vida según avanza el metraje, por lo que yo imaginaba algún hecho que le hubiera quitado las ganas de vivir o algo por el estilo, pero terminé la película y me di cuenta de que esto no es así. El que haya disfrutado de títulos como Shame, cuya crítica podéis leer aquí, o Días sin huella, que tenéis en este enlace, me entenderéis perfectamente. En este caso se puede decir que no hay evolución en la adicción, o al menos no resulta lo suficientemente bien expuesta, algo que resta mucha credibilidad a la historia y le aporta algo de monotonía.