Título original - Brute Force
Año - 1947
Duración - 98 min.
País - Estados Unidos
Director - Jules Dassin
Guión - Richard Brooks, basado en la historia original de Robert Patterson
Música - Miklós Rózsa
Fotografía - William H. Daniels
Montaje - Edward Curtiss
Producción - Mark Hellinger
Productora - Universal International Pictures
Género - Drama | Drama carcelario
Reparto - Burt Lancaster, Hume Cronyn, Charles Bickford, Sam Levene, Howard Duff, Yvonne De Carlo, Art Smith, Jeff Corey, Ella Raines, Anita Colby, John Hoyt, Jack Overman, Ann Blyth, Roman Bohnen, Vince Barnett, Richard Gaines, Frank Puglia
Jules Dassin comenzó a demostrar su valía real con este drama carcelario en el que Richard Brooks adapta una historia de Robert Patterson. Un trabajo en el que destaca la opresiva fotografía de William H. Daniels, el buen hacer del realizador y el magnífico trabajo de casi todo su reparto, encabezado por un Burt Lancaster que comenzaba a brillar tras su magnífico estreno en Forajidos (Robert Siodmak,1946). Un film que denuncia el abuso de poder y las deficiencias del sistema penitenciario, que serviría mas tarde de espejo a otros muchos similares.
Sinopsis: El alcaide A. J. Barden (Roman Bohnen) lleva años dirigiendo la penitenciaría de Westgate, aunque su carácter, debilitado por los años, solo le permite permanecer en su despacho ajeno a la realidad de los reclusos, que viven oprimidos brutalmente. Gran parte de culpa la tiene el capitán Munsey (Hume Cronyn), un hombre sin escrúpulos que es quien realmente dirige la prisión a su antojo, no dudando en utilizar los métodos mas crueles para conseguir sus propósitos. Pero tras varios incidentes ocurridos en la prisión, y ante la amenaza de la supresión de los escasos privilegios que tienen los presos, un grupo de ellos encabezados por Joe Collins (Burt Lancaster), comienza a trazar un plan para fugarse.
La película: El enorme talento del realizador Jules Dassin nos dejó durante su carrera un puñado de excelentes películas entre las que destacan, además de la que hoy nos ocupa, La ciudad desnuda (1948) y Mercado de ladrones (1949), momento en el que, debido a la caza de brujas, fue obligado a trasladarse a Europa, donde nos dejó algunos de sus mejores títulos, como Noche en la ciudad (1950), Rififi (1955), de la que os hablamos en este artículo, El que debe morir (1957), Nunca en domingo (1960) o Fedra (1962), entre otros. Tras varios trabajos a principio de los 40, entre los que podemos destacar Reunión en Francia (1942) y El fantasma de Canterville (1944), en 1947 estrenó Fuerza bruta, su primer trabajo de alto nivel.
Para disfrutar la película plenamente, hemos de intentar entender lo que el realizador quiere mostrarnos en ella, además de no compararla injustamente con otras realizadas mucho después, que si bien pueden parecernos mas realistas en varios sentidos, sobre todo en como retrata a los reclusos, no tendrían ya el estrecho corsé que la censura utilizaba en esta época, algo con lo que el realizador no tuvo mas remedio que lidiar en gran parte de su carrera. Por ello, hay que valorar la valentía de realizar un trabajo de este tipo en su época, algo para lo que estoy seguro encontraría todo tipo de trabas, ya que en el los presos son retratados como las víctimas, tanto del sistema penitenciario, que los mantiene hacinados en celdas minúsculas, como por los encargados de hacer cumplir la ley en la prisión, retratados en la figura del capitán Munsey, al que da vida el actor Hume Cronyn.
Y es que Brute Force nos muestra el espíritu indomable del ser humano, su necesidad de libertad, sea o no culpable, sea o no posible alcanzarla, y la forma en la que la adversidad actúa de catalizador para que florezca la unión entre personas que, en condiciones normales, pasarían inadvertidas entre si. Su guión, escrito por Richard Brooks plasmando un argumento de Robert Patterson, posee una fuerza y un interés indiscutibles, aunque lamentablemente también flojea en algunos aspectos, como el insuficiente desarrollo de alguno de sus personajes o la falta de complejidad en ciertos momentos durante el transcurso de su trama principal. Aún así, resulta sumamente interesante y adictivo.
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El cazador (The Deer Hunter) - Michael Cimino (1978)
Título original - The Deer Hunter
Año - 1978
Duración - 183 min.
País - Estados Unidos
Director - Michael Cimino
Guión - Deric Washburn, basándose en la historia del propio Deric Washburne y Michael Cimino
Música - Stanley Myers
Fotografía - Vilmos Zsigmond
Montaje - Peter Zinner
Producción - Michael Cimino, Michael Deeley, John Peverall y Barry Spikings
Productora - EMI Films
Género - Drama, Bélico
Reparto - Robert De Niro, Christopher Walken, Meryl Streep, John Savage, John Cazale, George Dzundza, Chuck Aspegren, Amy Wright, Joe Grifasi, Rutanya Alda
Michael Cimino fue el encargado en 1978 de llevar a la gran pantalla el guión de Deric Washburn, inspirado en la novela Three Comrades de José María Remarque. Tres horas que constituyen una de las primeras películas filmadas sobre la guerra de Vietnam en la que sus responsables no toman partido por ninguno de los bandos, mostrándonos la vida de un grupo de amigos antes, durante y después de su participación en el conflicto. Un extraordinario alegato anti-belicista en el que destaca la destreza de su director, la banda sonora de Stanley Myers y el trabajo de su excelente reparto, encabezado por un Robert De Niro colosal. Simplemente imprescindible.
Sinopsis: Michael (Robert De Niro), Nick (Christopher Walken) y Steven (John Savage) son tres obreros de una planta siderúrgica que han de alterar su ritmo de vida tras ser llamados a filas durante la guerra de Vietnam. La película nos muestra sus vivencias durante los días anteriores de la partida, en los que vivirán al límite sin saber cual será allí su suerte, su participación en el conflicto, en la que llegarán a ser capturados por el Vietcong, que mantienen a los presos en condiciones infrahumanas, utilizándolos a su antojo por el simple hecho de entretenerse, y las consecuencias físicas, y sobre todo psicológicas, con las que deberán aprender a convivir tras sobrevivir a tal infierno.
La película: Michael Cimino es un director que, desgraciadamente para el, ha pasado a la historia de este arte por dos hechos totalmente contrapuestos: la realización de la película que hoy nos ocupa, una de las mejores y mas completas obras que un servidor ha tenido la oportunidad de disfrutar, y por la consecuencias de sus excentricidades en el rodaje de La puerta del cielo (1980), trabajo en el que se sobrepasó sobradamente el presupuesto asignado, llevando casi a la quiebra a la United Artists, que le había dado carta blanca para el proyecto y que acabó siendo vendida posteriormente. Su escueta filmografía solo consta de seis títulos debido a ello, siendo los tres posteriores a los mencionados financiados de forma independiente.
The Deer Hunter posee todo lo que un buen aficionado al cine sueña con ver en una película, resultando realmente difícil encontrar un apartado en el que poder achacarle algún detalle que desentone en exceso, algún fallo que invite a no verla. De hecho, tan solo su extenso metraje puede suponer un hándicap a la hora de visualizarla, aunque yo después de haberla visto ya en tres ocasiones, no le cortaría un solo plano. Merece la pena dejarse llevar por la forma en la que el realizador da a conocer a los personajes, desarrollándolos sobradamente para que en el momento en que estos se encuentren en dificultades, el espectador sea participe de su sufrimiento de forma muy real, ya que conoce sobradamente como es cada uno de ellos.
Su guión fue escrito por Deric Washburn, que adapta una historia barruntada por el mismo junto all realizador, Quinn K. Redeker y Louis Garfinkle, inspirada a su vez en la novela Three Comrades (José María Remarque, 1937). Entre sus principales características hay que destacar su correcto ritmo, el desarrollo de los personajes, su total neutralidad a la hora de mostrar el conflicto, a pesar de la forma en la que enseña como son tratados los prisioneros por parte del Vietcong, y la enorme cantidad de escenas memorables que, junto a la maestría que demuestra Cimino a la hora de filmarlas, dan como resultado un trabajo de esos que resulta casi imposible olvidar.
Año - 1978
Duración - 183 min.
País - Estados Unidos
Director - Michael Cimino
Guión - Deric Washburn, basándose en la historia del propio Deric Washburne y Michael Cimino
Música - Stanley Myers
Fotografía - Vilmos Zsigmond
Montaje - Peter Zinner
Producción - Michael Cimino, Michael Deeley, John Peverall y Barry Spikings
Productora - EMI Films
Género - Drama, Bélico
Reparto - Robert De Niro, Christopher Walken, Meryl Streep, John Savage, John Cazale, George Dzundza, Chuck Aspegren, Amy Wright, Joe Grifasi, Rutanya Alda
Michael Cimino fue el encargado en 1978 de llevar a la gran pantalla el guión de Deric Washburn, inspirado en la novela Three Comrades de José María Remarque. Tres horas que constituyen una de las primeras películas filmadas sobre la guerra de Vietnam en la que sus responsables no toman partido por ninguno de los bandos, mostrándonos la vida de un grupo de amigos antes, durante y después de su participación en el conflicto. Un extraordinario alegato anti-belicista en el que destaca la destreza de su director, la banda sonora de Stanley Myers y el trabajo de su excelente reparto, encabezado por un Robert De Niro colosal. Simplemente imprescindible.
Sinopsis: Michael (Robert De Niro), Nick (Christopher Walken) y Steven (John Savage) son tres obreros de una planta siderúrgica que han de alterar su ritmo de vida tras ser llamados a filas durante la guerra de Vietnam. La película nos muestra sus vivencias durante los días anteriores de la partida, en los que vivirán al límite sin saber cual será allí su suerte, su participación en el conflicto, en la que llegarán a ser capturados por el Vietcong, que mantienen a los presos en condiciones infrahumanas, utilizándolos a su antojo por el simple hecho de entretenerse, y las consecuencias físicas, y sobre todo psicológicas, con las que deberán aprender a convivir tras sobrevivir a tal infierno.
La película: Michael Cimino es un director que, desgraciadamente para el, ha pasado a la historia de este arte por dos hechos totalmente contrapuestos: la realización de la película que hoy nos ocupa, una de las mejores y mas completas obras que un servidor ha tenido la oportunidad de disfrutar, y por la consecuencias de sus excentricidades en el rodaje de La puerta del cielo (1980), trabajo en el que se sobrepasó sobradamente el presupuesto asignado, llevando casi a la quiebra a la United Artists, que le había dado carta blanca para el proyecto y que acabó siendo vendida posteriormente. Su escueta filmografía solo consta de seis títulos debido a ello, siendo los tres posteriores a los mencionados financiados de forma independiente.
The Deer Hunter posee todo lo que un buen aficionado al cine sueña con ver en una película, resultando realmente difícil encontrar un apartado en el que poder achacarle algún detalle que desentone en exceso, algún fallo que invite a no verla. De hecho, tan solo su extenso metraje puede suponer un hándicap a la hora de visualizarla, aunque yo después de haberla visto ya en tres ocasiones, no le cortaría un solo plano. Merece la pena dejarse llevar por la forma en la que el realizador da a conocer a los personajes, desarrollándolos sobradamente para que en el momento en que estos se encuentren en dificultades, el espectador sea participe de su sufrimiento de forma muy real, ya que conoce sobradamente como es cada uno de ellos.
Su guión fue escrito por Deric Washburn, que adapta una historia barruntada por el mismo junto all realizador, Quinn K. Redeker y Louis Garfinkle, inspirada a su vez en la novela Three Comrades (José María Remarque, 1937). Entre sus principales características hay que destacar su correcto ritmo, el desarrollo de los personajes, su total neutralidad a la hora de mostrar el conflicto, a pesar de la forma en la que enseña como son tratados los prisioneros por parte del Vietcong, y la enorme cantidad de escenas memorables que, junto a la maestría que demuestra Cimino a la hora de filmarlas, dan como resultado un trabajo de esos que resulta casi imposible olvidar.
Katyn - Andrzej Wajda (2007)
Título original - Katyn
Año - 2007
Duración - 115 min.
País - Polonia
Director - Andrzej Wajda
Guión - Andrzej Wajda, Andrzej Mularczyk
Música - Krzysztof Penderecki
Fotografía - Pawel Edelman
Montaje - Milenia Fiedler y Rafał Listopad
Producción - Michał Kwieciński
Productora - Akson Studio
Género - Drama
Reparto - Andrzej Chyra, Magdalena Cielecka, Artur Zmijewski, Danuta Stenka, Maja Komorowska, Wladyslaw Kowalski, Pawel Malaszynski, Stanislawa Celinska, Marek Kondrat, Krzysztof Kolberger, Krzysztof Globisz
Web oficial - http://karmafilms.es/katyn/
Andrzej Wajda, hijo de una de las víctimas de una atrocidad desconocida por muchos, escribió el guión junto a Andrzej Mularczyk y dirigió este durísimo homenaje a las victimas de otro vergonzoso episodio de la historia ocurrido tras la invasión de Polonia en 1939 por parte del Ejercito rojo y el alemán. Lógicamente, estamos ante un drama focalizado en el padecimiento de las víctimas y sus familias, por lo que si estas buscando cine bélico, te recomiendo que mires en otra dirección. La historia hay que conocerla para intentar evitar que vuelva a repetirse, algo que se me antoja difícil, ya que somos criaturas que tropiezan en la misma piedra una y otra vez...
Sinopsis: La película nos cuenta la historia de varias familias durante la invasión que en 1939 realizaron tropas nazis y del Ejercito rojo en Polonia, que mas tarde dio lugar a la masacre de Katyń, también conocida como la masacre del bosque de Katyn, que consistió en el asesinato en masa de oficiales del ejército, policías, intelectuales y otros civiles polacos llevada a cabo por el Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos (NKVD), nombre de la policía secreta soviética dirigida por Lavrenti Beria, entre abril y mayo de 1940. La Unión Soviética negó siempre las acusaciones, señalando como responsables al ejercito alemán, hasta que en 1990 el gobierno de Borís Yeltsin reconoció que el NKVD fue el autor de la matanza y su encubrimiento, entregando además los documentos desclasificados.
La película: Desde 1955 en que debutara con Generación, el director de cine polaco Andrzej Wajda nos ha dejado cerca de 40 trabajos, de los que yo me quedo con algunos títulos que hay que ver, como Kanal (1957), Cenizas y diamantes (1958), Los brujos inocentes (1960), Cenizas (1965), El bosque de abedules (1970), La tierra de la gran promesa (1975), El director de orquesta (1980) y Crónica de los accidentes amorosos (1986), aunque he de decir que me quedan bastantes por disfrutar, que lógicamente no puedo valorar aún. El realizador tiene la cualidad de dibujar la historia de su país de forma que el espectador se conmueva, a la vez que se informe, por lo que ha logrado convertirse en una eminencia en su patria, además de un director de referencia en el mundo entero.
En el caso que hoy nos ocupa, el director muestra la eliminación sistemática que el gobierno soviético realizó con todo aquel que creía peligroso para sus intereses, casi todos ellos perteneciente a las mas altas esferas de cada campo, entre las que por supuesto están incluidos los oficiales de su ejercito. Pero el realizador no solo da a conocer dichos hechos, sino que también intenta mostrar la forma en que los soviéticos se aprovecharon de las actividades alemanas contra el pueblo judío, para intentar mostrarlos como los culpables de la matanza, ya que mientras ellos entraron en Polonia por el Este, los nazis lo hicieron por el Oeste.
No estamos ante un trabajo fácil de ver, mucho menos de asimilar, ya que el realizador utiliza imágenes de archivo para mostrar en toda su crudeza las evidencias del genocidio, por lo que estamos ante un trabajo enormemente dramático, muy alejado de muchos de los que nos muestran actos cometidos en la segunda guerra mundial. Y como es lógico, mas aún sabiendo que el propio director es hijo de una de las victimas, en la película no se muestra una sola escena bélica, centrándose sola y exclusivamente en las consecuencias del conflicto y no en como este se desarrolló. Esto hace que el tono general de la cinta sea bastante crudo, dejando al espectador con un nudo en la garganta y una sensación de desasosiego difícil de eliminar.
Año - 2007
Duración - 115 min.
País - Polonia
Director - Andrzej Wajda
Guión - Andrzej Wajda, Andrzej Mularczyk
Música - Krzysztof Penderecki
Fotografía - Pawel Edelman
Montaje - Milenia Fiedler y Rafał Listopad
Producción - Michał Kwieciński
Productora - Akson Studio
Género - Drama
Reparto - Andrzej Chyra, Magdalena Cielecka, Artur Zmijewski, Danuta Stenka, Maja Komorowska, Wladyslaw Kowalski, Pawel Malaszynski, Stanislawa Celinska, Marek Kondrat, Krzysztof Kolberger, Krzysztof Globisz
Web oficial - http://karmafilms.es/katyn/
Andrzej Wajda, hijo de una de las víctimas de una atrocidad desconocida por muchos, escribió el guión junto a Andrzej Mularczyk y dirigió este durísimo homenaje a las victimas de otro vergonzoso episodio de la historia ocurrido tras la invasión de Polonia en 1939 por parte del Ejercito rojo y el alemán. Lógicamente, estamos ante un drama focalizado en el padecimiento de las víctimas y sus familias, por lo que si estas buscando cine bélico, te recomiendo que mires en otra dirección. La historia hay que conocerla para intentar evitar que vuelva a repetirse, algo que se me antoja difícil, ya que somos criaturas que tropiezan en la misma piedra una y otra vez...
Sinopsis: La película nos cuenta la historia de varias familias durante la invasión que en 1939 realizaron tropas nazis y del Ejercito rojo en Polonia, que mas tarde dio lugar a la masacre de Katyń, también conocida como la masacre del bosque de Katyn, que consistió en el asesinato en masa de oficiales del ejército, policías, intelectuales y otros civiles polacos llevada a cabo por el Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos (NKVD), nombre de la policía secreta soviética dirigida por Lavrenti Beria, entre abril y mayo de 1940. La Unión Soviética negó siempre las acusaciones, señalando como responsables al ejercito alemán, hasta que en 1990 el gobierno de Borís Yeltsin reconoció que el NKVD fue el autor de la matanza y su encubrimiento, entregando además los documentos desclasificados.
La película: Desde 1955 en que debutara con Generación, el director de cine polaco Andrzej Wajda nos ha dejado cerca de 40 trabajos, de los que yo me quedo con algunos títulos que hay que ver, como Kanal (1957), Cenizas y diamantes (1958), Los brujos inocentes (1960), Cenizas (1965), El bosque de abedules (1970), La tierra de la gran promesa (1975), El director de orquesta (1980) y Crónica de los accidentes amorosos (1986), aunque he de decir que me quedan bastantes por disfrutar, que lógicamente no puedo valorar aún. El realizador tiene la cualidad de dibujar la historia de su país de forma que el espectador se conmueva, a la vez que se informe, por lo que ha logrado convertirse en una eminencia en su patria, además de un director de referencia en el mundo entero.
En el caso que hoy nos ocupa, el director muestra la eliminación sistemática que el gobierno soviético realizó con todo aquel que creía peligroso para sus intereses, casi todos ellos perteneciente a las mas altas esferas de cada campo, entre las que por supuesto están incluidos los oficiales de su ejercito. Pero el realizador no solo da a conocer dichos hechos, sino que también intenta mostrar la forma en que los soviéticos se aprovecharon de las actividades alemanas contra el pueblo judío, para intentar mostrarlos como los culpables de la matanza, ya que mientras ellos entraron en Polonia por el Este, los nazis lo hicieron por el Oeste.
No estamos ante un trabajo fácil de ver, mucho menos de asimilar, ya que el realizador utiliza imágenes de archivo para mostrar en toda su crudeza las evidencias del genocidio, por lo que estamos ante un trabajo enormemente dramático, muy alejado de muchos de los que nos muestran actos cometidos en la segunda guerra mundial. Y como es lógico, mas aún sabiendo que el propio director es hijo de una de las victimas, en la película no se muestra una sola escena bélica, centrándose sola y exclusivamente en las consecuencias del conflicto y no en como este se desarrolló. Esto hace que el tono general de la cinta sea bastante crudo, dejando al espectador con un nudo en la garganta y una sensación de desasosiego difícil de eliminar.
Ensayo de un crimen - Luis Buñuel (1955)
Título original - Ensayo de un crimen
Año - 1955
Duración - 91 min.
País - México
Director - Luis Buñuel
Guión - Luis Buñuel, Eduardo Ugarte (Novela: Rodolfo Usigli)
Música - Jorge Pérez
Fotografía - Agustín Jiménez
Montaje - Jorge Bustos y Pablo Gómez
Producción - Alfonso Patiño Gómez
Productora - Alianza Cinematográfica
Género - Drama, Comedia
Reparto - Ernesto Alonso, Miroslava, Ariadne Welter, Rita Macedo, José María Linares Rivas, Andrea Palma
Luis Buñuel escribió el guión junto a Eduardo Ugarte, basándose en la novela homónima de Rodolfo Usigli, y dirigió este trabajo difícilmente clasificable, donde drama y comedia negra parecen ir de la mano para contarnos la historia de un curioso personaje, el señor Archibaldo de la Cruz, al que da vida el actor Ernesto Alonso, realizando un trabajo magnífico. Está considerada como una de sus películas mas personales, caracterizándose por esconder tras su sencilla narrativa, toda una crítica a la sociedad burguesa, la justicia y a tocar multitud de temas mas que el maestro quiso reflejar en ella con sutileza. La obra de un adelantado a su tiempo y uno de los mejores realizadores que ha dado este país.
Sinopsis: Archibaldo de la Cruz (Ernesto Alonso) vive estigmatizado desde niño por la muerte de su institutriz (Leonor Llausás), de la que se cree culpable al haberla deseado mientras jugaba con una peculiar caja de música que le regaló su madre. Desde entonces vive luchando constantemente con el deseo de asesinar a todas las mujeres que pasan por su vida, aunque aún sin llegar a cometer ninguno de ellos, se cree culpable de sus muertes, ya que tras desearlo todas acaban falleciendo. Desesperado por la situación, decide confesar sus delitos ante un juez (Armando Velasco), al que contará su angustiosa vida desde la muerte de su institutriz, para así poner fin a su interminable agonía.
La película: Ensayo de un crimen supuso la última película de las 14 que el realizador Luis Buñuel realizó en México de forma consecutiva, entre 1947, año en que que rodó Gran casino, hasta 1955, en el que presentó la que hoy nos ocupa. Mas tarde volvería a rodar en cuatro ocasiones mas allí, pero ya intercaladas entre su trabajo en España, y sobre todo, en Francia. No voy a entrar a valorar el porqué de tal exilio, pero lo que si queda claro es que sus ideas políticas y las dificultades que la censura franquista ponían para filmar en nuestro país, mucho mas si tenemos en cuenta el tipo de cine que le gustaba hacer al realizador, fueron motivos mas que suficientes para ello, aunque no se si serían los únicos.
Estamos ante el trabajo con el que normalmente aconsejo empezar a ver el cine de Buñuel, no porque sea representativo del resto de su obra, ya que resulta bastante atípica y personal, sino porque me parece un film muy ameno de ver, con un ritmo que no da tregua al espectador y un sentido del humor que deja algo descolocado a quien no lo espera. Comienzas a verla y te preguntas que tendrá de especial esta obra, ya que te parece estar viendo cualquier película común de la época, pero en cuanto un lamentable accidente priva a nuestro protagonista de la compañía de su institutriz, y compruebas la forma en la que el director lo plasma en la pantalla, descubrimos que estamos ante algo muy diferente a lo que imaginábamos, consiguiendo engatusarte irremediablemente hasta su ¿extraño? final.
El guión, obra del propio Buñuel y Eduardo Ugarte, resulta realmente brillante, tanto en su acertado ritmo, como en la descripción de personajes, la forma en la que nos lleva de un género a otro en un instante o la enorme riqueza que esconde tras su sencilla narrativa. Es de esos libretos que entrega el protagonismo a un solo personaje, siendo este digno de estudio: un elegante y educado caballero que siempre hace gala de una amplia sonrisa y que en su soledad se corroe lentamente luchando contra los mas básicos instintos que regresan a el cada vez que recuerda la muerte de la que fue su institutriz.
Año - 1955
Duración - 91 min.
País - México
Director - Luis Buñuel
Guión - Luis Buñuel, Eduardo Ugarte (Novela: Rodolfo Usigli)
Música - Jorge Pérez
Fotografía - Agustín Jiménez
Montaje - Jorge Bustos y Pablo Gómez
Producción - Alfonso Patiño Gómez
Productora - Alianza Cinematográfica
Género - Drama, Comedia
Reparto - Ernesto Alonso, Miroslava, Ariadne Welter, Rita Macedo, José María Linares Rivas, Andrea Palma
Luis Buñuel escribió el guión junto a Eduardo Ugarte, basándose en la novela homónima de Rodolfo Usigli, y dirigió este trabajo difícilmente clasificable, donde drama y comedia negra parecen ir de la mano para contarnos la historia de un curioso personaje, el señor Archibaldo de la Cruz, al que da vida el actor Ernesto Alonso, realizando un trabajo magnífico. Está considerada como una de sus películas mas personales, caracterizándose por esconder tras su sencilla narrativa, toda una crítica a la sociedad burguesa, la justicia y a tocar multitud de temas mas que el maestro quiso reflejar en ella con sutileza. La obra de un adelantado a su tiempo y uno de los mejores realizadores que ha dado este país.
Sinopsis: Archibaldo de la Cruz (Ernesto Alonso) vive estigmatizado desde niño por la muerte de su institutriz (Leonor Llausás), de la que se cree culpable al haberla deseado mientras jugaba con una peculiar caja de música que le regaló su madre. Desde entonces vive luchando constantemente con el deseo de asesinar a todas las mujeres que pasan por su vida, aunque aún sin llegar a cometer ninguno de ellos, se cree culpable de sus muertes, ya que tras desearlo todas acaban falleciendo. Desesperado por la situación, decide confesar sus delitos ante un juez (Armando Velasco), al que contará su angustiosa vida desde la muerte de su institutriz, para así poner fin a su interminable agonía.
La película: Ensayo de un crimen supuso la última película de las 14 que el realizador Luis Buñuel realizó en México de forma consecutiva, entre 1947, año en que que rodó Gran casino, hasta 1955, en el que presentó la que hoy nos ocupa. Mas tarde volvería a rodar en cuatro ocasiones mas allí, pero ya intercaladas entre su trabajo en España, y sobre todo, en Francia. No voy a entrar a valorar el porqué de tal exilio, pero lo que si queda claro es que sus ideas políticas y las dificultades que la censura franquista ponían para filmar en nuestro país, mucho mas si tenemos en cuenta el tipo de cine que le gustaba hacer al realizador, fueron motivos mas que suficientes para ello, aunque no se si serían los únicos.
Estamos ante el trabajo con el que normalmente aconsejo empezar a ver el cine de Buñuel, no porque sea representativo del resto de su obra, ya que resulta bastante atípica y personal, sino porque me parece un film muy ameno de ver, con un ritmo que no da tregua al espectador y un sentido del humor que deja algo descolocado a quien no lo espera. Comienzas a verla y te preguntas que tendrá de especial esta obra, ya que te parece estar viendo cualquier película común de la época, pero en cuanto un lamentable accidente priva a nuestro protagonista de la compañía de su institutriz, y compruebas la forma en la que el director lo plasma en la pantalla, descubrimos que estamos ante algo muy diferente a lo que imaginábamos, consiguiendo engatusarte irremediablemente hasta su ¿extraño? final.
El guión, obra del propio Buñuel y Eduardo Ugarte, resulta realmente brillante, tanto en su acertado ritmo, como en la descripción de personajes, la forma en la que nos lleva de un género a otro en un instante o la enorme riqueza que esconde tras su sencilla narrativa. Es de esos libretos que entrega el protagonismo a un solo personaje, siendo este digno de estudio: un elegante y educado caballero que siempre hace gala de una amplia sonrisa y que en su soledad se corroe lentamente luchando contra los mas básicos instintos que regresan a el cada vez que recuerda la muerte de la que fue su institutriz.
Otra Tierra - Mike Cahill (2011)
Título original - Another Earth
Año - 2011
Duración - 92 min.
País - Estados Unidos
Director - Mike Cahill
Guión - Mike Cahill, Brit Marling
Música - Fall On Your Sword
Fotografía - Mike Cahill
Montaje - Mike Cahill
Producción - Mike Cahill, Hunter Gray, Brit Marling y Nicholas Shumaker
Productora - Fox Searchlight Pictures / Artists Public Domain
Género - Ciencia ficción, Drama, Romance
Reparto - Brit Marling, William Mapother, Jordan Baker, Flint Beverage, Robin Taylor, Kumar Pallana
Web oficial - http://www.anotherearth.com/
Mike Cahill ejerce de co-guionista, responsable de la fotografía, del montaje, co-produce y dirige este curioso trabajo en el que van de la mano ciencia ficción, drama, e incluso romance. Su nombre es Otra tierra y nos cuenta una historia de culpa, remordimiento e intento de remisión, con la extraña aparición en el firmamento de un planeta gemelo al nuestro como inolvidable escenario. Gustará mas o menos, según los gustos del espectador, pero de lo que no se le puede acusar es de falta de originalidad. Mención especial a la brillante actuación de Brit Marling, que consigue robar protagonismo al extraño planeta.
Sinopsis: John Burroughs (William Mapother) y Rhoda Williams (Brit Marling) son dos personas totalmente diferentes que ni se conocen, ni parecen tener nada en común. El es un compositor de éxito felizmente casado que espera el nacimiento de su segundo hijo, mientras que ella es una chica inocente y extrovertida que sueña con viajar a las estrellas. Pero el destino ha decidido unir sus vidas y cambiarlas por completo en un instante, justo el mismo día en que un extraño planeta idéntico a la tierra aparece en el cielo. Mientras que el mundo se pregunta que significa y que consecuencias tendrá la aparición de Tierra 2, ambos tendrán que luchar por acostumbrarse al giro que dará su vida e intentar seguir adelante.
La película: No hace demasiado tiempo os hablábamos en esta entrada de Orígenes (2014), la última película de Mike Cahill, cuya filmografía se completa con el documental Boxers and Ballerinas, dirigida junto a Brit Marling en 2004. En aquella ocasión utilizaba una mezcla similar a la que usó con Otra tierra, mezclando ciencia ficción y drama con unos toques de romanticismo, aunque en mi modesta opinión, la película que hoy nos ocupa me ha parecido un pelín por encima de Orígenes en general, pero sobre todo en la forma en la que están mezclados dichos ingredientes, haciendo que la parte dramática se imponga a cualquier otra.
Por lo tanto, yo describiría Otra Tierra como un drama ambientado en una historia de ciencia ficción, que dejará mejor sabor de boca a los amantes de todo tipo de géneros que a los incondicionales de la ciencia ficción, que aunque tienen una nueva oportunidad de ver un título que se acerca a lo que mas aman, no creo que se sientan plenamente satisfechos con la mezcla realizada, al menos en un alto número. Aunque no quiero con esto decir que estemos ante un trabajo que no explore dicho género, lanzándonos multitud de preguntas de esas que el ser humano se ha hecho, se hace y se hará constantemente, pero si quiero que tengáis una idea aproximada de como es esta película, así evitarán hacerse una idea equivocada, con la consiguiente decepción posterior.
Su guión, escrito por el propio Mike Cahill junto a Brit Marling, posee una fuerza innata que el realizador es capaz de plasmar en la pantalla con bastante acierto. Su ritmo nunca es excesivo, transportándonos a través de la historia de forma plácida y muy efectiva. Posee la capacidad de intrigar al espectador a la vez que cuenta la dura historia de nuestros protagonistas, demasiado estigmatizados por los hechos que marcaron su vida como para dar al fenómeno de la aparición del planeta gemelo tanta importancia como le dan la mayoría de los mortales, todo un acierto en mi opinión, ya que enriquece la historia de forma evidente. No me extenderé mas para que no os enteréis de mas de la cuenta, porque creo que cuanto menos sepáis de ella, mejor será la experiencia. Quizás sea su final lo que me parezca mejorable, pero es algo que tendréis que juzgar vosotros.
Año - 2011
Duración - 92 min.
País - Estados Unidos
Director - Mike Cahill
Guión - Mike Cahill, Brit Marling
Música - Fall On Your Sword
Fotografía - Mike Cahill
Montaje - Mike Cahill
Producción - Mike Cahill, Hunter Gray, Brit Marling y Nicholas Shumaker
Productora - Fox Searchlight Pictures / Artists Public Domain
Género - Ciencia ficción, Drama, Romance
Reparto - Brit Marling, William Mapother, Jordan Baker, Flint Beverage, Robin Taylor, Kumar Pallana
Web oficial - http://www.anotherearth.com/
Mike Cahill ejerce de co-guionista, responsable de la fotografía, del montaje, co-produce y dirige este curioso trabajo en el que van de la mano ciencia ficción, drama, e incluso romance. Su nombre es Otra tierra y nos cuenta una historia de culpa, remordimiento e intento de remisión, con la extraña aparición en el firmamento de un planeta gemelo al nuestro como inolvidable escenario. Gustará mas o menos, según los gustos del espectador, pero de lo que no se le puede acusar es de falta de originalidad. Mención especial a la brillante actuación de Brit Marling, que consigue robar protagonismo al extraño planeta.
Sinopsis: John Burroughs (William Mapother) y Rhoda Williams (Brit Marling) son dos personas totalmente diferentes que ni se conocen, ni parecen tener nada en común. El es un compositor de éxito felizmente casado que espera el nacimiento de su segundo hijo, mientras que ella es una chica inocente y extrovertida que sueña con viajar a las estrellas. Pero el destino ha decidido unir sus vidas y cambiarlas por completo en un instante, justo el mismo día en que un extraño planeta idéntico a la tierra aparece en el cielo. Mientras que el mundo se pregunta que significa y que consecuencias tendrá la aparición de Tierra 2, ambos tendrán que luchar por acostumbrarse al giro que dará su vida e intentar seguir adelante.
La película: No hace demasiado tiempo os hablábamos en esta entrada de Orígenes (2014), la última película de Mike Cahill, cuya filmografía se completa con el documental Boxers and Ballerinas, dirigida junto a Brit Marling en 2004. En aquella ocasión utilizaba una mezcla similar a la que usó con Otra tierra, mezclando ciencia ficción y drama con unos toques de romanticismo, aunque en mi modesta opinión, la película que hoy nos ocupa me ha parecido un pelín por encima de Orígenes en general, pero sobre todo en la forma en la que están mezclados dichos ingredientes, haciendo que la parte dramática se imponga a cualquier otra.
Por lo tanto, yo describiría Otra Tierra como un drama ambientado en una historia de ciencia ficción, que dejará mejor sabor de boca a los amantes de todo tipo de géneros que a los incondicionales de la ciencia ficción, que aunque tienen una nueva oportunidad de ver un título que se acerca a lo que mas aman, no creo que se sientan plenamente satisfechos con la mezcla realizada, al menos en un alto número. Aunque no quiero con esto decir que estemos ante un trabajo que no explore dicho género, lanzándonos multitud de preguntas de esas que el ser humano se ha hecho, se hace y se hará constantemente, pero si quiero que tengáis una idea aproximada de como es esta película, así evitarán hacerse una idea equivocada, con la consiguiente decepción posterior.
Su guión, escrito por el propio Mike Cahill junto a Brit Marling, posee una fuerza innata que el realizador es capaz de plasmar en la pantalla con bastante acierto. Su ritmo nunca es excesivo, transportándonos a través de la historia de forma plácida y muy efectiva. Posee la capacidad de intrigar al espectador a la vez que cuenta la dura historia de nuestros protagonistas, demasiado estigmatizados por los hechos que marcaron su vida como para dar al fenómeno de la aparición del planeta gemelo tanta importancia como le dan la mayoría de los mortales, todo un acierto en mi opinión, ya que enriquece la historia de forma evidente. No me extenderé mas para que no os enteréis de mas de la cuenta, porque creo que cuanto menos sepáis de ella, mejor será la experiencia. Quizás sea su final lo que me parezca mejorable, pero es algo que tendréis que juzgar vosotros.