Año - 2015
Duración - 116 min.
País - Alemania
Director - David Wnendt
Guión - David Wnendt, adaptando la novela homónima de Timur Vermes
Música - Enis Rotthoff
Fotografía - Hanno Lentz
Montaje - Hans Funck
Producción - Lars Dittrich y Christopher Müller
Productora - Mythos Film / Claussen Wöbke Putz Filmproduktion / Constantin Film Produktion
Género - Comedia / Falso documental
Reparto - Oliver Masucci, Fabian Busch, Christoph Maria Herbst, Katja Riemann, Franziska Wulf, Lars Rudolph, Michael Kessler
David Wnendt adapta la novela Ha vuelto de Timur Vermes y dirige esta curiosa comedia satírica tras la que se esconde una voraz crítica a la sociedad alemana actual y a la europea en general. Filmada como un falso documental, utiliza la figura del nefasto dictador alemán para dirigir su mirada a una sociedad que parece no haber aprendido demasiado del pasado, algo que puede resultar nefasto. Su irregularidad y su largo metraje impiden quizás que alcance cotas mayores, aunque no deben de ser escusas para dejar de disfrutarla. Original y valiente como pocas, conviene meditar profundamente sobre su peliaguda advertencia.
Sinopsis: Berlín, año 2014. Adolf Hitler (Oliver Masucci) se despierta en un pequeño parque sin recordar nada de lo ocurrido desde 1945. Tras un lógico desconcierto inicial, el famoso dictador observa aterrado como ha cambiado su país, interpretando poco a poco la marcha de la sociedad alemana actual. Fabian Sawatzki (Fabian Busch), un periodista cuyo trabajo no pasa por su mejor momento, lo descubre y lo lleva al canal de televisión donde trabaja, donde deciden proporcionarle una pequeña aparición en un programa de humor. Su presencia no pasa inadvertida para la población, que lejos de creer que se trata del auténtico genocida, cree tener ante sus ojos a un actor totalmente metido en su papel, que no deja a nadie indiferente.
El director: David Wnendt es un director de cine y guionista alemán nacido en Gelsenkirchen, en 1977. Hijo del diplomático Werner Wnendt y la licenciada en geología Eleanor Wnendt, estudió hasta 2004 administración de empresas y periodismo en la Universidad de Berlín, compaginándolo durante un año con estudios en la famosa escuela de cine de Praga. Entre sus primeros trabajos destaca el cortometraje Sueños de California (2005), con el que ganó el primer premio en el Festival Internacional de cortometrajes de Berlín, y el posterior mediometraje Pequeñas luces (2008). El éxito le llegó muy pronto, con su película de graduación titulada Guerrera (Sangre y honor) (2011), con la que ganó tres Premios del cine alemán. Se trata de un drama sobre una violenta chica neonazi que culpa a los demás del ingreso en prisión de su novio, interpretada por la actriz Alina Levshin. Su segundo largometraje fue Wetlands (2013), una polémica comedia dramática sobre una chica aficionada a utilizar verduras para masturbarse y que piensa que la higiene corporal está completamente sobrevalorada, interpretada por Carla Juri. Ha vuelto es su último trabajo hasta la fecha, augurando un prometedor futuro a este guionista y director que no suele dejar indiferente a nadie en cada uno de sus trabajos.
La película: Atrevida, original, controvertida, irreverente, muchos son los calificativos que podría utilizar para definir esta divertida película llamada Ha vuelto, que comienza de forma sorprendente, sacando mas de una carcajada a un espectador que no imagina todavía la que se le viene encima, e incluso puede llegar a creer que está viendo un divertido vídeo de algún avispado aficionado. Ante todo quiero avisaros, sobre todo a los menos propensos al cambio de género o la sorpresa inesperada, de que no estamos ante una simple comedia al uso, aunque es lo que parezca cuando comenzamos a disfrutarla, ya que tras su cara amable y divertida, se esconde algo mucho mas complejo y profundo, capaz de atizar a todo y a todos los que encuentra a su paso, para lo que utiliza sabiamente y sin ningún pudor la mirada del famoso y sanguinario dictador que tanto daño causó con su aventajada mente y su innegable poder de persuasión.
Ya el simple hecho de colocar al dictador, de cuyo nombre prefiero ni acordarme, en las calles del mismo Berlín y filmar la reacción de miles de personas a su paso, es un acto de indudable valentía que por si solo supone todo un hito, una última tuerca necesaria para que el pueblo alemán se libre de una vez por todas de las cadenas que aún los une con tan sombría figura, pero el hecho de utilizar su atónita mirada ante los enormes cambios que ha sufrido nuestra sociedad desde que finalizó su reinado de terror, de utilizar su opinión sobre cada adelanto tecnológico y cada nueva costumbre, es todo un acierto que le da a este trabajo unas señas de identidad propias y genuinas, por las que sin duda merece la pena disfrutarlo.