Año - 1960
Duración - 88 min.
País - Suecia
Dirección - Ingmar Bergman
Guion - Ulla Isaksson
Música - Erik Nordgren
Fotografía - Sven Nykvist
Montaje - Oscar Rosander
Vestuario - Marik Vos-Lundh
Diseño de producción - P.A. Lundgren
Producción - Ingmar Bergman y Allan Ekelund
Productora - Svensk Filmindustri (SF)
Reparto - Max von Sydow, Birgitta Valberg, Gunnel Lindblom, Birgitta Pettersson, Axel Düberg, Allan Edwall, Tor Isedal
Género - Drama / Siglo XIV, Edad Media, Abusos sexuales, Venganza
El manantial de la doncella es el nombre de la película que permitió al realizador sueco Ingmar Bergman alzarse con su primer Óscar a la mejor película de habla no inglesa, además del Globo de Oro. Con un guion de Ulla Isaksson, que adapta una antigua leyenda nórdica, la excelente fotografía de Sven Nykvist y el magnífico trabajo de todo su reparto, estamos ante uno de esos trabajos que suelen dejar una profunda huella en el espectador que decida adentrarse en su aparente sencillez. Cine de autor no válido para todos los paladares, de una factura intachable y una profundidad y riqueza poco comunes en el cine de hoy día. Cine con aroma a teatro.
Sinopsis - Suecia, siglo XIV. Como cada verano, una doncella debe hacer la ofrenda de las velas en el altar de la Virgen. El rey Töre (Max von Sydow) envía a su hija Karin (Birgitta Pettersson) en compañía de Ingrid (Gunnel Lindblom), una muchacha que odia a Karin en secreto. Antes de cruzar el bosque, Ingrid se detiene y abandona a la princesa, pero la muchacha prosigue su camino y se encuentra con unos pastores, aparentemente afables, que la invitan a compartir su comida.
El director - Hablar de Ingmar Bergman es hablar de uno de esos genios admirados e incomprendidos a partes iguales. Su trabajo, inconfundible y con señas propias de identidad, perdura en el tiempo como perduran las obras de aquellos que son capaces de dejar su impronta en todo lo que crean, realizando trabajos que a nadie dejan indiferentes.
Hijo de un pastor luterano, creció bajo una educación "basada en conceptos como pecado, confesión, castigo, perdón y misericordia, factores concretos en las relaciones entre padres e hijos, y con Dios", como el mismo indica en sus memorias, "Los castigos eran algo completamente natural, algo que jamás se cuestionaba". Esto condicionó su vida y, por supuesto, su obra, trasladando en muchas ocasiones sus experiencias y las consecuencias que en el tuvieron. La muestra mas clara de ello es Fanny y Alexander, su último trabajo, en el que Alexander es un niño de 10 años que representa al propio director. Con ella ganaría el Óscar, el Globo de Oro y el César a la mejor película extranjera, poniendo un broche de oro a una magistral carrera y dedicándose a su amado teatro.
Toda su obra merece ser disfrutada, pero os dejo algunos títulos que podría destacar, siempre desde mi humilde punto de vista: El séptimo sello (1956), Fresas salvajes (1957), El rostro (1958), El manantial de la doncella (1959), Persona (1966), La vergüenza (1968) y La hora del lobo (1968), de la que os hablamos en este artículo, además de la ya mencionada Fanny y Alexander (1982), unos cuantos ejemplos dentro de una jugosa filmografía que bien merece ser tenida en cuenta a la hora de valorar a los mejores directores que ha dado el séptimo arte, entre los que seguro se encuentra Ingmar Bergman.
El director falleció a los 89 años, el 30 de julio de 2007, en la isla de Fårö, donde se había retirado. Un nefasto día para el mundo del cine, ya que fue una jornada en la que falleció también el cineasta italiano Michelangelo Antonioni. Se nos fueron dos de los mas grandes en un solo día.
La película - El realizador Ingmar Bergman ganó con El manantial de la doncella el primero de los tres Óscar a la mejor película de habla no inglesa (junto a Como en un espejo y Fanny y Alexander), igualando a Vittorio De Sica (El limpiabotas, Ladrón de bicicletas y Ayer, hoy y mañana) y solo por detrás de Federico Fellini (La strada, Las noches de Cabiria, 8½ y Amarcord). Un logro que, como pueden comprobar, está solo al alcance de un selecto grupo de realizadores que suelen integrar las listas de los mejores realizadores de la historia de cualquier medio de comunicación, crítico especializado o aficionado al cine. Tal como os he comentado anteriormente, en esta obra podemos comprobar de primera mano como su infancia gravó a fuego en el director muchos de los temas de los que esta toca, que son recurrentes en el cine que realizaba, sobre todo en esta segunda etapa del director, en la que la religión y la aparente ausencia o inacción de Dios suelen estar siempre presentes.