Año - 1953
Duración - 91 min.
País - Estados Unidos
Director - Howard Hawks
Guión - Charles Lederer, basado en la novela de Anita Loos
Música - Varios
Fotografía - Harry J. Wild
Montaje - Hugh S. Fowler
Producción - Sol C. Siegel
Productora - 20th Century Fox
Género - Comedia. Musical | Comedia romántica
Reparto - Marilyn Monroe, Jane Russell, Charles Coburn, Tommy Noonan, Elliott Reid, George Winslow
Howard Hawks dirigió, Charles Lederer escribió el guión, y Marilyn Monroe y Jane Russell pusieron todo el glamour, para crear esta coqueta comedia romántica musical, que forma parte de la historia de la edad de oro de Hollywood. Ni de lejos es la mejor película de Hawks, e incluso a much@s puede parecer demasiado simple, pero siempre será una excelente opción para disfrutar de un cine con un encanto que se fue para no volver, ideal para ver en buena compañía. La definición del Glamour...
Sinopsis: Lorelei Lee (Marilyn Monroe) y Dorothy Shaw (Jane Russell) son dos atractivas jóvenes procedentes de una población rural de Arkansas, que actúan como cantantes y bailarinas en varios salones. Mientras Lorelei aparenta ser la más superficial, siendo el sueño de su vida casarse con un hombre rico, Dorothy, mucho mas cabal que su amiga, sueña con encontrar el verdadero amor, sin tener en cuenta la situación económica de su ansiado Romeo. Lolerei tiene enamorado a Gus Esmond (Tommy Noonan), algo que el padre de el no ve con buenos ojos, por lo que contratará al detective Ernie Malone (Elliott Reid), para demostrarle a su hijo que se equivoca con ella.
El director: El director, escritor y productor de cine estadounidense Howard Hawks nació en 1896 en Goshen (Indiana). Escribió un total de 23 guiones, de los cuales solo 11 no fueron dirigidos por el mismo, y produjo 21 películas, casi todas trabajos propios, por lo que tuvo un control sobre su obra muy difícil de encontrar en otros casos.
Se atrevió con innumerables géneros a lo largo de su carrera, aunque fue mas prolífico en tres de ellos, comenzando por el cine negro, del que podemos destacar El código criminal (1931), Scarface, el terror del Hampa (1932), Tener y no tener (1944) y El sueño eterno (1946), estando consideradas las dos últimas, ambas protagonizadas por Bogart y Bacall, como claros estandartes del género. Otro de los géneros anteriormente mencionados fue el western, destacando la llamada 'Saga de los ríos', que comprende Río Rojo (1948), Río Bravo (1959) y Río Lobo (1970), además de Río de sangre (1952) o El Dorado (1966). El tercer género en discordia fue la comedia, donde podemos destacar La comedia de la vida (1934), La fiera de mi niña (1938), Luna nueva (1940), La novia era él (1949) o Los caballeros las prefieren rubias (1953).
Del resto de su filmografía destacaremos títulos dispares como Vivamos hoy (1933), ¡Viva Villa! (1934), La ciudad sin ley (1935), Camino a la gloria (1936), Sólo los ángeles tienen alas (1939), El sargento York (1941), El enigma de otro mundo (1951) o Hatari (1962). Como veréis hay cantidad y calidad donde elegir, por lo que es uno de los directores a disfrutar en todas sus facetas, además de uno de los mas completos que ha dado este arte.
La película: Corría el año 1953 y los ecos de esa maravillosa película recién estrenada, titulada Niágara, permanecían frescos en los paladares de los aficionados al cine. La dirección de Henry Hathaway, la maravillosa fotografía de Joseph MacDonald y el magnífico guión de Charles Brackett, Walter Reisch y Richard Breen, habían dado pie al melodrama en el que una hermosa y cautivadora mujer infiel (Marilyn Monroe), decidía deshacerse de su esposo (Joseph Cotten), aprovechando un viaje a las famosas cataratas. La chica de voluptuoso cuerpo y rubias cabelleras, había conseguido cautivar ya a medio planeta.
Pero sin darnos un respiro, el señor Howard Hawks decidió realizar una nueva adaptación de la novela de Anita Loos, que ya en 1928 llevara a la gran pantalla el director Malcolm St. Clair, con un guión de la propia escritora y John Emerson, y que había sido representada en varias ocasiones ya en Broadway. Para ello decidió unir ante las cámaras, por primera y última vez, a Marilyn Monroe y Jane Russell, creando una de las parejas femeninas con mas feeling que un servidor recuerda en una pantalla, además de unir a dos artistas que seguirían siendo buenas amigas en adelante. Así nació Los caballeros las prefieren rubias, una película que ha conseguido conservar su encanto a pesar de tener ya mas de 60 años y que figura con letras de oro en la historia del cine, a pesar de lo que a algunos parece esto incomodarles.
Y por una parte es hasta lógico, ya que yo mismo que busco permanentemente la coherencia en las historias, la complejidad en las tramas y nuevos desafíos intelectuales, sigo asombrado del efecto que un trabajo, en apariencia tan simple, sigue teniendo en mi. Las causas que lo hacen posible son diversas, pero tienen mucho que ver con su capacidad de mantener una sonrisa en mi cara durante casi toda su duración, con el valor que tenía un cine que imponía el espectáculo y el glamour a todo lo demás, con la dedicación y el cuidado del mas mínimo detalle necesarios para llevar a buen puerto un trabajo así, y por supuesto, con el poder de seducción que poseían las actrices de la época, algo que sería absurdo obviar.
Porque si algo sostiene esta película, por encima de cualquier otra cosa, es el poder que sus dos protagonistas femeninas ejercen sobre el público, algo que si a día de hoy sigue vigente, aún quedando poco que no hayamos visto ya, me imagino que magnitud tendría en una época donde las capas mas puritanas de la sociedad estadounidense tenían un enorme peso sobre la censura, que hacía y deshacía a su antojo.
Irónicamente, esa falta de libertad a la hora de plasmar lo que se piensa en la pantalla que antes había, sería el detonante que haría agudizar su ingenio a los guionistas, utilizando toda su pericia para contarnos lo que querían de una forma sutil y dando así lugar a la creación de guiones de una calidad enorme, tanto en sus ocurrentes tramas, como en sus brillantes diálogos. Por ello hay que saber mirar detrás de la aparente simplicidad de sus historias, para poder interpretar que nos quieren contar en realidad, cual es el propósito de sus creadores.
Los caballeros las prefieren rubias tiene la habilidad de poner ante nuestros ojos todo lo que el sueño americano significa y persigue: Mujeres radiantes y hombres musculosos, dinero por castigo, toda clase de lujos y excesos innecesarios para vivir, peo a los que casi nadie les haría ascos, y lo hace mostrándonos dos personajes totalmente opuestos y sin embargo muy unidos. Lorelei Lee (Marilyn Monroe), que encarna a la mujer interesada solo en los bienes materiales, incapaz de hacerle ascos a nada con tal de mejorar su situación económica y Dorothy Shaw (Jane Russell), testigo continuo de las fechorías de su amiga, que busca antes el amor (y el físico, todo hay que decirlo), que la mejora de su situación económica. Ambas están maravillosas, Russell en uno de los mejores papeles de su carrera y Marilyn haciendo lo que mejor sabía hacer, desarmando al ingenuo espectador y dejando su sello para la posteridad. En diciembre de ese mismo año, Marilyn se convirtió en la primera Playmate del mundo (chica del mes de la revista), apareciendo en la portada del primer número de Playboy. Hay que destacar dos de los números musicales con los que la película nos obsequia, el número donde Russell canta Anyone here for love? junto a una piscina y rodeada del equipo olímpico estadounidense y el que realiza Marilyn cantando Diamonds Are a Girl's Best Friends, imitado entre otras por Madonna, en su tema Material Girl, o en la película Moulin Rouge.
Conclusión: Los caballeros las prefieren rubias es uno de esos trabajos ideales para ver en buena compañía, de esos que mantiene gran parte de su magia intacta y abanderan una época de oro en el cine de Hollywood que por desgracia solo volveremos a disfrutar gracias a la tecnología. Su mezcla entre comedia ligera, musical y romanticismo, bien merecen que le dediquemos la hora y media escasa que dura. ¿Que si es mejorable?, pues si. ¿Que si yo cambiaría algo en ella?, pues quizás también, pero lo que tengo muy claro es que ya no sería la misma película y perdería parte de su enorme encanto. Solo por ver a una de las mejores parejas femeninas que recuerdo, ya merece la pena disfrutarla. Glamour en estado puro, créanme.
Fuentes consultadas: Filmaffinity, Imdb, Wikipedia y Youtube
Una película con mucho encanto que, aunque pueda parecer simple en un primer momento, tiene ese nosequé de las películas de esa época y que al terminar te descubres tarareando sus canciones, pegadizas como pocas. Es más, tu crítica ha hecho que me ponga a escuchar las canciones de nuevo jajaj Un saludo.
ResponderEliminarGracias Isabel, tiene ese aroma a CINE que me temo, nunca volverá
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