Año - 1955
Duración - 83 min.
País - Estados Unidos
Director - Lewis Allen
Guión - Daniel Mainwaring y A.I. Bezzerides, basándose en la historia de James Benson Nablo
Música - Harry Sukman
Fotografía - Harry Neumann
Montaje - Leon Barsha
Producción - Samuel Bischoff y David Diamond
Productora - United Artists
Género - Cine negro. Intriga. Thriller | Espionaje
Reparto - Edward G. Robinson, George Raft, Audrey Totter, George Dolenz, Peter van Eyck, Toni Gerry, William Bryant, John Cliff, Steven Geray, Joseph Vitale, Sally Blane, Peter Hansen, Kaaren Verne, Henri Letondal, Stan Malotte, Ralph Smiley
El realizador Lewis Allen (De repente, Brumas de inquietud, La dama imperfecta) fue el responsable de llevar a la gran pantalla el guión escrito por Daniel Mainwaring y A.I. Bezzerides. Auténtico cine negro donde sobresale el duelo interpretativo que mantienen Edward G. Robinson, como el agente encargado de la investigación y George Raft, como el gánster contratado para realizar el trabajo. No está entre las mejores del género, pero cumple con lo que este tipo de trabajo prometen. Intriga, espionaje y la eterna guerra fría como protagonistas.
Sinopsis: Agentes comunistas en Canadá están espiando al doctor Carl Macklin (George Dolenz), un físico atómico cuyo conocimiento sobre unas nuevas investigaciones resultaría fundamental para el desarrollo de la guerra fría. Para secuestrarlo, Eric Hartman (Peter Van Eyck), el hombre más destacado del régimen soviético en Montreal, ofrece una alta suma de dinero a un criminal estadounidense deportado desde hace tiempo, llamado Joe Victor (George Raft). Tras aceptar el encargo, Joe reunirá a varios antiguos miembros de su organización, entre los que se encuentra Joyce (Audrey Totter), una antigua compañera de Joe que será obligada a colaborar con ellos. El inspector Leduc (Edward G. Robinson), de la Real Policía Montada de Canadá, se hará cargo de la investigación.
La película: El regreso del gángster es una película que, en principio, posee todo lo necesario para que un aficionado al cine negro pase un rato de buen cine, aunque el problema es que en casi todos los apartados queda un poco justita, excepto en el de la interpretación de sus estrellas, claro está. No quiero que mal interpreten mis palabras, digo esto porque a pesar de ser una película que cumple perfectamente su cometido, pero me ha dejado la extraña sensación de qué a poco que se hubiese atinado algo más en algunos aspectos, estaríamos ante una de esas de las que nunca te olvidas, algo que en esta ocasión por desgracia no ocurre.
De hecho estoy en condiciones de afirmar que si no fuese por su extraordinaria pareja protagonista, esta película de serie B hubiese pasado desapercibida incluso para alguien como yo que siempre intenta buscar productos no muy conocidos, ya que debido a la gran cantidad de cine que he visto, cada vez me cuesta más poder encontrar alguna película de la que no haya disfrutado y poderla compartir con vosotros. De hecho, he podido comprobar que no es muy conocida por el público, pero cuando vi los nombres de Edward G. Robinson y George Raft, no lo dudé un instante.
Creo que su principal problema lo encontramos en el guión escrito por Daniel Mainwaring y A.I. Bezzerides, basado en una historia de James Benson Nablo. Su comienzo es bastante esperanzador, mostrándonos los planes de los agentes comunistas por hacerse con una tecnología nueva, para lo que intentarán convencer a un gángster exiliado en otro país, para que regrese a Estados Unidos y consiga sacar al individuo en cuestión y llevarlo al otro lado del Telón de Acero. Pero conforme transcurre el metraje comprobamos que el guión resulta un tanto plano, echando en falta en él un poco más de mordiente en muchas ocasiones. La forma de actuar de algunos de los malhechores resulta a veces absurda, lo que obligara a nuestro capo a ir constantemente subsanando errores. Por su parte la policía avanzará en la investigación desconcertada, descubriendo cada pista mas por los fallos de los delincuentes que por méritos propios, algo que acaba por resultar algo monótono.
El trabajo del director es correcto, aunque poco arriesgado, dando la impresión de no querer salirse nunca de los cánones establecidos en el género, algo que no tendría porqué ser malo si consiguiese imprimirle su propio sello, pero que sin introducir ningún tipo de recurso, sin arriesgar lo más mínimo con el manejo de la cámara, acaba por parecerse a uno de ese puñado de trabajos realizados en la época que no consiguieron llamar excesivamente la atención, ni han sobrevivido al paso del tiempo como si han hecho otros similares. El ritmo que le impone al trabajo resulta algo lento, restando en vez de sumar al resultado final.
Otra de las cosas que se echa de menos, aún siendo uno de las rasgos característicos del género, es la presencia de una femme fatale con algo más de protagonismo en la historia, ya que aunque nos encontramos un personaje femenino qué podría haber desempeñado ese rol en el papel de Audrey Totter, su papel es bastante insignificante en el desarrollo de la historia, siendo mas una victima de los malhechores que la típica devoradora de hombres a la que el género nos tiene mal acostumbrados. Su papel no resulta tan carismático como debiera, ni tiene el peso necesario en la historia, algo que no podemos achacar a la actriz.
Los medios técnicos tampoco brillan en exceso, algo que por otra parte puede ser hasta lógico, dada la evidente escasez de medios con la que se trabaja. Por ello, tanto la fotografía de Harry Neumann (Oro negro, Imperio del crimen, Vuelo a marte) como el montaje de Leon Barsha, e incluso la banda sonora, que corre a cargo de Harry Sukman (The Hangman, Underworld U.S.A, Verboten!), compositor que acabó brillando mas en trabajos para televisión que en el gran número de trabajos para los que compuso en la época. Todos siguen el tono general del film, algo que un director con algo más de valentía y experiencia hubiese conseguido enmascarar algo mejor, pero que debido a los escasos riesgos que Lewis Allen toma, resulta bastante obvio.
En el reparto hay que destacar por encima de todo a su pareja protagonista, el inolvidable Edward G. Robinson (La mujer del cuadro, Cayo Largo, Cuando el destino nos alcance, Hampa dorada), el inspector encargado de la investigación, y el bueno de George Raft (Ocean's Eleven, Con faldas y a lo loco, Si yo tuviera un millón, Scarface, el terror del hampa), el gánster contratado para conseguir secuestrar al científico en cuestión. En ambos casos hay que decir que no estamos ante sus mejores papeles, pero su enorme talento es el que hace que valga la pena disfrutar de la película. Decir que ya trabajaron juntos 14 años antes, en la película Alta tensión, dirigida por Raoul Walsh y protagonizada por ambos actores junto a Marlene Dietrich. Junto a ellos tenemos a Audrey Totter como Joyce, la chica de la que os he hablado con anterioridad, Peter Van Eyck en el papel de Hartman, el agente que contrata a Joe Victor para el trabajo y George Dolenz como Macklin, el científico que será el objetivo en cuestión.
Conclusión: A Bullet for Joey es un trabajo que podría haber sido mucho mejor, pero que queda un tanto lastrado por su guión, algo descafeinado en algunos momentos. Además de ello, hay que decir que el trabajo de Lewis Allen no resulta muy destacable, ya que se muestra incapaz de dotar a la cinta de algo de mas ritmo, así como de maquillar ciertas carencias, cualidad que hizo de directores como el genial Jules Dassin (Fuerza bruta, Noche en la ciudad, La ciudad desnuda, Rififi), verdaderos especialistas en sacar petroleo de donde no hay. Pero por otra parte, ¿que buen aficionado al cine negro, y al clásico en general, puede evitar ver un trabajo donde aparecen Edward G. Robinson y George Raft? Pues eso.
Como no he sido capaz de encontrar un trailer medio decente, os dejo la película completa en versión original sin subtítulos, compartida por un usuario en dailymotion. Espero que podáis disfrutarla.
Conclusión: A Bullet for Joey es un trabajo que podría haber sido mucho mejor, pero que queda un tanto lastrado por su guión, algo descafeinado en algunos momentos. Además de ello, hay que decir que el trabajo de Lewis Allen no resulta muy destacable, ya que se muestra incapaz de dotar a la cinta de algo de mas ritmo, así como de maquillar ciertas carencias, cualidad que hizo de directores como el genial Jules Dassin (Fuerza bruta, Noche en la ciudad, La ciudad desnuda, Rififi), verdaderos especialistas en sacar petroleo de donde no hay. Pero por otra parte, ¿que buen aficionado al cine negro, y al clásico en general, puede evitar ver un trabajo donde aparecen Edward G. Robinson y George Raft? Pues eso.
Como no he sido capaz de encontrar un trailer medio decente, os dejo la película completa en versión original sin subtítulos, compartida por un usuario en dailymotion. Espero que podáis disfrutarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario