* Título original - State of the Union
* Año - 1948
* Duración - 124 min.
* País - Estados Unidos
* Director - Frank Capra
* Guión - Myles Connolly y Anthony Veiller basado en la obra de teatro de Russel Crouse y Howard Lindsay
* Música - Victor Young
* Fotografía - George J. Folsey
* Montaje - William W. Hornbeck
* Producción - Frank Capra y Anthony Veiller
* Productora - Metro-Goldwyn-Mayer (MGM)
* Género - Drama, Romance, Política
* Reparto - Spencer Tracy, Katharine Hepburn, Van Johnson, Angela Lansbury, Adolphe Menjou, Lewis Stone, Howard Smith, Charles Dingle, Maidel Turner, Raymond Walburn, Margaret Hamilton
El maestro Fran Capra comenzó su inevitable declive con esta adaptación de la obra de teatro de Russel Crouse y Howard Lindsay. Un intento de ajustar cuentas con una clase política tan brillante como la que disfrutamos en la actualidad que carece en muchos momentos de lo que caracterizaba su obra, algo mas de corazón. De todos modos, con un reparto en el que brillan como de costumbre Spencer Tracy y Katharine Hepburn, acompañados por Angela Lansbury y Van Johnson, merece la pena disfrutarla.
Sinopsis: Kay Thorndyke (Angela Lansbury), la implacable dueña de un periódico, intenta convencer al magnate Grant Matthews (Spencer Tracy), un americano modelo al que no llama la atención la política, para que se presente como candidato a la Casa blanca por el partido republicano. Pero tras lograr convencerlo, le indican que es necesario que su mujer Mary (Katharine Hepburn) lo acompañe en la primera gira para darse a conocer al pueblo americano, algo que será difícil de conseguir, ya que la relación entre ambos dista mucho de ser la ideal.
El director: He de reconocer que el señor Frank Capra es uno de esos directores a los que siempre he admirado. Su forma de hacer cine, de presentar y desarrollar a los personajes, de transmitir cierta sensación de esperanza tan necesaria en los duros tiempos en que le tocó ejercer su profesión, hacen que su trabajo raramente pase desapercibido.
En su haber encontramos joyas del séptimo arte que en su momento tuvieron mejor o peor acogida, pero que han pasado a la historia del cine con letras mayúsculas. Títulos como 'Dama por un día' (1933), 'Sucedió una noche' (1934), 'El secreto de vivir' (1936), 'Vive como quieras' (1938), 'Caballero sin espada' (1939), 'Juan Nadie' (1941), 'Arsénico por compasión' ( 1944) o 'Que bello es vivir' (1946), son solo una parte de su extensa filmografía.
Ganó dos Oscars a la mejor película por 'Sucedió una noche' (1934) y 'Vive como quieras' (1938), ademas de otras tres como mejor director, dos de ellos por las anteriormente mencionadas y el tercero por 'El secreto de vivir' (1936), además de un Globos de Oro al mejor director por 'Que bello es vivir' (1946), por la que, a pesar de no ser muy bien considerada por algunos sectores, fue nominada para cinco Óscar, incluidos el de mejor director y mejor fotografía. El tiempo la ha convertido en un clásico de las fechas navideñas que no me pierdo ningún año, convirtiendo su visionado en una tradición dentro de mi familia.
La película: A pesar de mi evidente admiración por el trabajo del maestro Capra, he de reconocer que voy a realizar esta crítica con un pellizco en el estómago, ya que supone el inicio de un declive muy difícil de asumir por cualquier incondicional de su obra. Esto no quiere decir que no merezca la pena visualizarla, algo a lo que animo a cualquier aficionado a este arte, pero el resultado final queda muy lejos de sus mejores trabajos por varios motivos que intentaré explicar.
El guión realizado por Myles Connolly y Anthony Veiller, aunque no está carente de calidad en sus diálogos, si que presenta varios altibajos en su desarrollo, además de carecer de una de las principales características que posee la obra de teatro, el tono sarcástico y controvertido que aquí no están presentes. Esto hace que la historia pierda gran parte de su fuerza, a pesar del buen trabajo de su director que se esfuerza en dar un aire de comedia que en ocasiones no resulta muy apropiado, aunque ayuda a digerir una obra que no debemos de olvidar que trata sobre política, uno de los temas menos cómicos que se me ocurren.
Para ello disfraza su crítica a la clase política con la difícil relación del matrimonio protagonista (Spencer Tracy y Katharine Hepburn), que a la postre resulta ser el reclamo que hace al espectador seguir atento a una historia a la que le falta gancho, resultando plana y predecible. Me resulta especialmente difícil de entender la forma en la que el director muestra el cambio del aspirante a la presidencia durante la campaña, poco o nada desarrollada en comparación con el amplio metraje usado en la cinta y que resulta excesivamente brusca, al igual que el manido discurso que surge de la nada, justo antes de dicho cambio, un hermoso conjunto de ideales que resulta imposible creer que haya pasado desapercibido hasta entonces para los promotores de su candidatura.
Pero a pesar de todo lo anteriormente expuesto, quien es el guapo (o la guapa) que se resiste a disfrutar del magnífico trabajo que realizan estos señores que tenemos en la imagen de arriba. Ya no solo una de las parejas con mejor química que ha dado el cine, Spencer Tracy y Katharine Hepburn, a los que es una autentica gozada ver trabajar por separado y mas aún si aparecen juntos en un trabajo, sino por la magnífica actuación que nos regala Angela Lansbury en el papel de la ambiciosa mujer de negocios capaz de cualquier cosa para colocar a su hombre en la presidencia y la simpática participación de Van Johnson, que con su trabajo rebaja constantemente el tono serio que un trabajo sobre política ha de tener. También destacable es el trabajo de Adolphe Menjou como Jim Conover, el experto político encargado de lanzar la carrera de Matthews.
Todos los personajes que aparecen llevan el inconfundible toque que el director solía darles en cada trabajo. Mas o menos desarrollados, según la extensión de su participación en la obra, si que tenían bien marcadas ciertas características que los hacen fácilmente diferenciables entre si. Raro es el tramo de película donde no aparezca alguno suficientemente pintoresco como para no suavizar cualquier escena dramática, dándole a la cinta ese aire de comedia ligera tan característico en el director.
Esta fue la segunda y última película que produciría la recién creada 'Liberty Films'. La productora formada por Frank Capra, William Wyler y George Stevens comenzó su andadura con 'Que bello es vivir' (1946), un rotundo fracaso económico que lastró su futuro de inmediato. 'El estado de la unión' fue co-producida por Liberty Films y MGM con idéntico resultado, lo que llevó a la quiebra a la compañía inmediatamente.
Conclusión: En 'El estado de la unión' destaca por encima de todo su excelente reparto, motivo mas que suficiente para dejarse llevar durante su excesivo metraje y disfrutar de una de las colaboraciones que Tracy y Hepburn realizaron, ademas de una Angela Lansbury inmensa y el enorme esfuerzo que realiza Capra, que bastante hizo con poner su toque personal y llevar a flote un guión cogido con pinzas, que no respeta el espíritu de la obra de teatro en el que está basado. Palabras mayores como para no verla, aún siendo un trabajo menor en comparación con las maravillas que el director nos dejó como legado. Tal como está el patio, me apunto al partido Caprista con los ojos cerrados.
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