Año - 2014
Duración - 83 min.
País - Estados Unidos
Director - Elliott Lester
Guión - Frederick Mensch
Música - Mark D. Todd
Fotografía - Pieter Vermeer
Montaje - Nicholas Wayman-Harris
Producción - Elliott Lester, Josh Weinstock y Katrina Wolfe
Reparto - David Oyelowo, Barlow Jacobs, Heather Storm
Productora - BN Films / Yoruba Saxon Productions
Género - Drama, Telefilm
Elliott Lester es el director encargado de dar vida al guión escrito por Frederick Mensch, en una trabajo que nos muestra la bajada a los infiernos de Peter Snowden, al que interpreta de forma magistral el actor David Oyelowo. Un trabajo bastante arriesgado, con un presupuesto mínimo, que entrega a su protagonista el peso total de la película y al espectador la tarea de ir desgranando los motivos de su conducta, sus evidentes trastornos mentales y las causas que lo han podido llevar hasta donde se encuentra. Una puerta abierta a una mente enferma en forma de telefilm, con el sello de HBO.
Sinopsis: Peter Snowden (David Oyelowo) es un varón afroamericano que ronda la treintena y vive junto a su madre. Ex-combatiente de la guerra de Irak, agobiado por un triste trabajo en un supermercado que solo le da para ir tirando y marcado por su estricta educación y por una relación imposible, su mente parece haber dicho "hasta aquí hemos llegado". Su mayor obsesión parece ser conseguir que un antiguo compañero venga una noche a cenar, aunque la esposa de este no parece a estar dispuesta ni a darle sus recados.
El director: Elliott Lester es un productor y director que inició su carrera como director de videoclips musicales y anuncios publicitarios. Debutó en la dirección de un largometraje en 2006 con Love Is the Drug, un drama sobre un peligroso triangulo amoroso. En 2011 dirigió Blitz, un thriller interpretado por Jason Statham. Tras Nightingale, la que hoy nos ocupa, dirigió la serie Chop Shop en 2014. Tiene preparado ya el telefilm Thirst y el thriller Sleepwalker, escrito por Jack Olsen e interpretado por Richard Armitage, Haley Joel Osment y Kevin Zegers, entre otros.
La película: Los trabajos en los que se nos muestra parte de la vida de un personaje con evidentes desequilibrios psicológicos, no suelen ser sencillos de filmar y mucho menos de visualizar y digerir, ya que nos muestran formas de actuar que no podemos entender, algo muy lógico por otra parte, además de conseguir crear cierto desasosiego en el espectador, en el caso de estar bien realizados, claro. Pero si además de todo ello le sumamos que la historia transcurre casi en su totalidad en el interior de una casa y que su protagonista principal es prácticamente el único actor al que vemos trabajar en el, la complicación alcanza niveles insospechados.
En un principio, puede que las premisas que les he comentado no sean excesivamente llamativas para muchos de los que estéis leyendo esta reseña, pero lo que os puedo asegurar sin ningún género de dudas, es que en esta ocasión podéis llevaros una grata sorpresa, ya que el trabajo del que hablamos es capaz de llamar la atención del espectador desde muy pronto, para ya no soltarla hasta que llegue su escena final, algo realmente difícil de conseguir con los condicionantes anteriormente mencionados. Para que tengáis una idea de que tipo de trabajo tenemos delante, siempre guardando las distancias y sin llegar a siquiera insinuar que sean parecidos, podemos compararlo con Locke, el drama dirigido por Steven Knight e interpretado por Tom Hardy en 2013, del que os hablamos en este artículo.
En aquella ocasión asistíamos a un viaje en coche de nuestro protagonista en el que, mediante las llamadas que realizaba por teléfono, nos íbamos enterando del porqué de dicho viaje y de cuales iban a ser los siguientes pasos de este. Un trabajo muy arriesgado con el que su director consiguió excelentes resultados. En el caso que hoy nos ocupa, el coche es sustituido por la soledad de la casa donde vive el protagonista, soledad de la que nunca ha disfrutado hasta ahora y que está dispuesto a disfrutar junto a la persona que mas parece importarle. Además de ir desgranando la situación mediante lo que va apareciendo ante nuestros ojos, sus responsables utilizan las llamadas de este por teléfono para ir dándonos pistas de lo que en realidad está ocurriendo, algo que le imprime a la historia un halo de intriga y obliga al espectador a ir atando cabos.
Lógicamente, dicha premisa no necesita de demasiados alardes técnicos ni presupuestos excesivamente desorbitados, pero si que obliga a basarse en un muy buen guión que sea capaz de atrapar al espectador, algo que en este caso consigue el libreto escrito por Frederick Mensch, un total desconocido, al menos para mi, al que no he logrado encontrarle otro trabajo anterior como guionista, pero que firma un trabajo que merece la pena disfrutar. De la fotografía se encarga Pieter Vermeer (El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante, Family Tree, Sleepwalker), quien a pesar de no tener excesiva experiencia, se desenvuelve bastante bien. El montaje es obra de Nicholas Wayman-Harris, que firma un trabajo correcto y poco mas.
La otra premisa fundamental para lograr realizar un trabajo de este tipo de forma brillante, pasa por tener el suficiente atino como para elegir el actor o la actriz indicado para ello. El elegido en este caso es David Oyelowo (Selma, El año más violento, Interstellar, Captive), del que os hablamos en nuestra reseña de El mayordomo, dirigida por Lee Daniels en 2013. Su trabajo aquí resulta fundamental para conseguir que la cinta atrape al espectador, sea creíble y no llegue a resultar monótona, algo que logra de forma mas que brillante. En el reposa todo el trabajo del resto del equipo, que a buen seguro habrá quedado mas que contento con el.
Conclusión: Nightingale es uno de esos ejemplos que dejan claro que el hecho de hacer un telefilm no tiene porqué significar falta de calidad, algo que por suerte para millones de tele espectadores, vemos cada vez mas a menudo. Lejos quedan los tostones de medio pelo que suelen emitir en algunos canales públicos a la hora de la siesta, que suelen cumplir a la perfección con su cometido, empujar al espectador a ejercerla. Lo que si hay que tener en cuenta es que estamos ante un trabajo al que hay que prestar toda nuestra atención, ya que si no lo hacemos, corremos el riesgo de perdernos en el sin remedio. A cambio asistiremos a una historia perfectamente contada e interpretada, que no necesita de grandes medios económicos para cumplir con su función, que no es otra que mostrarnos la bajada a los infiernos de Peter Snowden, brillantemente interpretado por David Oyelowo, una de tantas personas que sobreviven a las duras condiciones de esta vida nuestra, hasta que un buen día pierden el control de esta o se derrumban sin mas. Un trabajo que me ha sorprendido gratamente y que tendrán que visualizar si quieren formarse su propia opinión. Sean felices, que no es poco.
Fuentes consultadas: Filmaffinity, Imdb, Wikipedia y Youtube
No hay comentarios:
Publicar un comentario