Año - 1962
Duración - 107 min.
País - Estados Unidos
Director - Arthur Penn
Guión - William Gibson basado en la obra de teatro de la propia William Gibson
Música - Laurence Rosenthal
Fotografía - Ernesto Caparros
Montaje - Aram Avakian
Producción - Fred Coe
Productora - Metro-Goldwyn-Mayer
Género - Drama
Reparto - Anne Bancroft, Patty Duke, Andrew Prine, Inga Swenson, Victor Jory, Jack Hollander
Bajo la magistral dirección de Arthur Penn, un excelente guión que William Gibson escribió sobre su propia novela, la efectiva fotografía de Ernesto Caparros y la música de Laurence Rosenthal, vio la luz El milagro de Anna Sullivan, una película que optó a cinco Oscars, llevándose los premios de la Academia a la mejor actriz (Anne Bancroft) y a la mejor actriz de reparto (Patty Duke). Un excelente trabajo que merece la pena disfrutar y que quizás consiga abrir los ojos a mas de uno, al menos en lo que a la educación que damos en casa se refiere.
Sinopsis: Helen (Patty Duke) vive una existencia totalmente ajena a la de las personas que la rodean. Siendo aún un bebe, una extraña enfermedad la dejó sorda y muda, lo que unido a la forma en la que ha sido educada, sin el menor rastro de disciplina, la han convertido en una persona con la que es prácticamente imposible comunicarse y que no sigue las mínimas normas de comportamiento exigibles. Al ir creciendo, su madre va perdiendo poco a poco el escaso control que tenía sobre ella, por lo que acuden a un centro que envía a Anna Sullivan (Anne Bancroft), para intentar reconducir el comportamiento de Helen, algo que no resultará una tarea sencilla.
El director: Arthur Hiller Penn fue un director y productor estadounidense nacido en Filadelfia, Pensilvania, el 27 de septiembre de 1922. Atraído por el mundo de la interpretación desde muy joven, Penn se dedicó al teatro, actividad que continuó cuando estuvo sirviendo en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial. En la década de 1950, realizó una serie de dramas para la televisión, debutando en la gran pantalla con el western El zurdo (1958). El film supone una interpretación libre y desmitificadora del director sobre la figura de Billy el Niño, convirtiéndolo en un excelente retrato psicológico de un joven criminal (interpretado por Paul Newman).
Tras El milagro de Ana Sullivan (1962), en 1965 dirigiría Acosado con Warren Beatty como protagonista, una parábola sobre el Macartismo disfrazada con humor negro, y en 1966, una de sus grandes obras maestras, La jauría humana, con Marlon Brando, Jane Fonda y Robert Redford en los papeles protagonista, otro extraordinario retrato social, que, sin embargo, fue uno de sus mayores fracasos de taquilla, pese al magnífico guion escrito por Lillian Hellman. Penn volvería a coincidir con Warren Beatty en 1967, con la magistral Bonnie and Clyde, con la actuación de Faye Dunaway. Con ella estuvo nominado al Oscar por segunda ocasión aunque con la misma suerte. Sus siguientes títulos fueron El restaurante de Alicia (1969), film basado en una de las satíricas canciones del folclorista estadounidense Arlo Guthrie, que permanece como una cinta de culto para algunos sectores de la crítica y el western revisionista Pequeño gran hombre (1970), con Dustin Hoffman y Faye Dunaway. Pequeño gran hombre ha sido la película más cara que realizó Penn y uno de los mejores ejemplos de los westerns de calidad que se realizaron después de 1970. En esa década dirigió La noche se mueve (1975) con Gene Hackman y Melanie Griffith, además de Missouri (1976), con Marlon Brando, y Jack Nicholson.
En los años 80 inició su declive en el mundo del cine dirigiendo trabajos como Georgia (1981), Target (agente doble en Berlín) con Gene Hackman y Matt Dillon (1985) y Muerte en invierno (1987). Tras ellos dirigió sus pasos a la televisión, donde realizó trabajos como el telefilm El Retrato (1993), con Gregory Peck y Lauren Bacall, y la producción de la serie Ley y Orden. Falleció el 28 de septiembre de 2010, un día después de cumplir 88 años.
La película: Resulta realmente reconfortante volver a revisar trabajos como el que hoy nos ocupa, aún más teniendo en cuenta que, a pesar del tiempo que ya tiene, sigue manteniendo toda su vigencia, estando de hecho de rabiosa actualidad en nuestro país en los tiempos que corren. Digo esto porque la historia que este nos cuenta no es más que la escusa perfecta para poner sobre la mesa un tema que por mucho tiempo que pase, seguirá siendo un tema de debate, la educación.
Pero no crean que me refiero a la que reciben nuestros hijos en el colegio o el instituto (estudios), sino a la que les damos en casa, algo que muchos creen que es algo que es obligación de los profesores, cuando en realidad entra dentro de las obligaciones que adquirimos cuando decidimos formar una familia y tener hijos. Si, me refiero a los modales, a las normas de educación básicas, a las bases en las que debe apoyarse la personalidad que, poco a poco, irán adquiriendo nuestros hijos.
Para ello, el director Arthur Penn utiliza el excelente guión que William Gibson escribe sobre su propia novela, contándonos la historia de una niña que, desde que padeciera una extraña enfermedad siendo aún un bebé, ha pedido la capacidad de ver y oír, presentando además incapacidad para relacionarse y comportarse con los demás de forma correcta, para poner sobre la mesa el debate anteriormente mencionado. Sus padres, incapaces de conseguir que la cría avance lo más mínimo y viendo que la situación es cada día que pasa menos controlable, comienzan a tener en cuenta la idea de internarla en un centro para deficientes mentales. Será la insistencia de la madre la que obligue al padre a pedir ayuda a cierta institución, antes de llegar al extremo de tener que internarla, por lo que esta manda a una educadora novata, que además tiene una capacidad de visión muy reducida y unos métodos que chocaran con los empleados por los padres.
Además de la magnífica dirección de Penn, que brilla tanto en la dirección de actores, como en el uso de la cámara, hay que destacar la fotografía, que en este caso es responsabilidad del cineasta cubano Ernesto Caparros (Route 66, Andy, Qué hermosa es la vida), capaz de mostrarnos desde los créditos iniciales la enorme maestría con la que nos irá dejando cientos de imágenes para el recuerdo. Tan solo han de echar un vistazo a cualquiera de los gifs que adornan este artículo para comprobarlo por ustedes mismos.
En cuanto a las interpretaciones, no podemos mas que destacar la figura de las dos actrices en las que se centra la historia, Patty Duke que interpreta a la perfección a Helen, la niña que se hace mujer lentamente atrapada en su pequeña burbuja y Anne Bancroft que hace lo propio con Anna Sullivan, la educadora que intentará ayudar a Helen, en parte como redención por sus traumas del pasado. Ambas realizan soberbias interpretaciones que bien merecieron ambas estatuillas. El resto del reparto no les va a la saga, destacando a Andrew Prine como el odioso hermano de Helen, Inga Swenson en el papel de su hermosa madre y Victor Jory en el de su severo padre.
Conclusión: El milagro de Anna Sullivan es uno de esos trabajos que deberían ver alguna vez, ya que encontrar dos interpretaciones como las que Anne Bancroft y Patty Duke nos regalan en una misma película es realmente difícil. Si además unimos a ello un excelente guión y una maravillosa fotografía, nos queda un título imprescindible que merece la pena disfrutar. Un brillante alegato a favor de la educación, algo tan necesario para el optimo desarrollo de la personalidad de las personas y que últimamente parece un animal en peligro de extinción, en los locos tiempos que vivimos. Pon una Sullivan en tu vida...
Fuentes consultadas: Filmaffinity, Imdb, Wikipedia y Youtube
En cuanto a las interpretaciones, no podemos mas que destacar la figura de las dos actrices en las que se centra la historia, Patty Duke que interpreta a la perfección a Helen, la niña que se hace mujer lentamente atrapada en su pequeña burbuja y Anne Bancroft que hace lo propio con Anna Sullivan, la educadora que intentará ayudar a Helen, en parte como redención por sus traumas del pasado. Ambas realizan soberbias interpretaciones que bien merecieron ambas estatuillas. El resto del reparto no les va a la saga, destacando a Andrew Prine como el odioso hermano de Helen, Inga Swenson en el papel de su hermosa madre y Victor Jory en el de su severo padre.
Conclusión: El milagro de Anna Sullivan es uno de esos trabajos que deberían ver alguna vez, ya que encontrar dos interpretaciones como las que Anne Bancroft y Patty Duke nos regalan en una misma película es realmente difícil. Si además unimos a ello un excelente guión y una maravillosa fotografía, nos queda un título imprescindible que merece la pena disfrutar. Un brillante alegato a favor de la educación, algo tan necesario para el optimo desarrollo de la personalidad de las personas y que últimamente parece un animal en peligro de extinción, en los locos tiempos que vivimos. Pon una Sullivan en tu vida...
Fuentes consultadas: Filmaffinity, Imdb, Wikipedia y Youtube
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