Año - 2014
Duración - 122 min.
País - Alemania
Director - Giulio Ricciarelli
Guión - Elisabeth Bartel, Giulio Ricciarelli
Música - Sebastian Pille
Fotografía - Roman Osin
Montaje - Andrea Mertens
Producción - Jakob Claussen, Sabine Lamby y Ulrike Putz
Productora - Beta Film
Género - Drama, Basado en hechos reales
Reparto - Alexander Fehling, Andre Szymanski, Friederike Becht, Johannes Krisch, Hansi Jochmann, Johann von Buelow, Robert Hunger-Buehler, Lukas Miko, Gert Voss
Giulio Ricciarelli escribe el guión junto a Elisabeth Bartel y dirige este honesto drama basado en hechos reales que describe como un aún confundido, y agarrotado por el miedo, pueblo alemán, mantenía a multitud de responsables del genocidio colocados cómodamente en las instituciones del estado tras la guerra y como el esfuerzo de unos pocos consiguió que tal afrenta finalizase. Un trabajo de una honestidad y una fidelidad a la realidad innegables, que no consigue cotas mas altas por su excesivo formalismo.
Sinopsis: En la Alemania de la posguerra, tras el final del régimen comandado por Adolf Hitler, la joven democracia iba cogiendo fuelle poco a poco mientras el pueblo relamía sus heridas e intentaba olvidar. El joven fiscal Johann Radmann (Alexander Fehling) recibió una denuncia que nadie parecía estar dispuesto a investigar, sobre un antiguo oficial nazi que ejercía como profesor en una escuela pública. Lo que no imaginaba era la cantidad de casos similares que encontró cuando comenzó a investigar, y mucho menos el conocimiento de ello que tenían en las mas altas esferas del propio gobierno.
El director: Giulio Ricciarelli es un actor, director y productor de cine italiano afincado en Alemania.
Después de completar su educación en la Munich Otto-Falckenberg School (1985-1987), Ricciarelli comenzó su carrera en los escenarios. Su debut fue en la temporada 1989/1990, en el Teatro de Basilea. En 1991, actuó entre otros en el Teatro Estatal de Stuttgart y en el Oberhausen Theater. En 1992 adquirió un compromiso por dos años con el Teatro de Bonn. En el Teatro Estatal de Baviera en Munich interpretó en 1994/1995, entre otros, en la obra Don Carlos, dirigida por Jérôme Savary y protagonizada por Jean en Zazou. En este período también realizó su primer papel protagonista en una película de televisión, en Tonino y Toinette, dirigida por Xaver Schwarzenberger. A partir de 1995, realizó papeles en series como Dr. Martin.
En el mundo del cine, Ricciarelli interpretó un pequeño papel, entre otras, en Rossini (1996). En el año 2000 fundó con Sabine Lamby la Naked Eye Film Production en Munich, donde ejerce como director general. Además de trabajar como productor de películas como Amigo extranjero (con Antonio Wannek y Hörbiger mavie , 2003), también se inició como director. Su cortometraje Vicente recibió el Gorrión Dorado en 2.005 y fue nominado en 2006 para el Premio de Cine Europeo. La conspiración del silencio es el único largometraje que ha dirigido hasta el momento, además de continuar apareciendo constantemente como actor en televisión.
La película: La conspiración del silencio es una película que se antoja necesaria, principalmente por el poco conocimiento general que existe en la opinión pública de los hechos que en ella se relatan, hechos de una gravedad enorme, que pudieron haber conducido a una nueva catástrofe de proporciones mundiales, pero que gracias al empeño de unos pocos, han quedado solo como un motivo mas de vergüenza para el pueblo alemán. Lo que si es realmente admirable, es que sea un realizador y una película de dicha nacionalidad los que los den a conocer, algo que habla muy bien de dicho pueblo y que sería imposible de observar en otros muchos.
Hay que destacar la honestidad con la que Elisabeth Bartel y Giulio Ricciarelli han confeccionado su guión, intentando ajustarse en todo momento a la historia real y creando un libreto bastante completo, que nos lleva de la mano por la historia de forma amena, pero siempre respetando los hechos reales. Sus diálogos son fluidos y bastante significativos, su ritmo pausado pero firme, su interés va en aumento conforme avanza el metraje, poseyendo ciertas características de un thriller, a pesar de ser un drama. Además está correctamente cerrado, aunque quizás haya aficionados que hubiesen preferido un mayor desarrollo del juicio.
La dirección es correcta, demasiado correcta quizás, siendo este punto una de las principales causas que evitan que la película brille bastante mas. El compromiso de Ricciarelli es indudable, al igual que su dedicación, pero se le nota falta de experiencia a la hora de darle un sello personal al film. No quiero decir con esto que su trabajo no sea bueno, todo lo contrario, pero una historia como la que nos cuenta necesitaría algo mas de alma, aunque fuese en detrimento de alguna otra característica. La excesiva corrección y formalismo restan naturalidad al resultado final, excelente didácticamente pero que no aprovecha suficientemente la enorme capacidad dramática del relato. Aún así he de decir que se disfruta bastante bien y que no se me hizo pesada en absoluto, aunque me dejó la sensación agridulce de gran ocasión perdida.
Los apartados técnicos siguen la linea de toda la película, cumpliendo su función correctamente, pero sin destacar en exceso. La fotografía está a cargo de Roman Osin (Orgullo y prejuicio, Mr. Magorium y su tienda mágica, El inventor de juegos), siendo esta bastante corriente, efectiva pero muy convencional, al igual que el montaje, que es obra de Andrea Mertens. La banda sonora corre a cargo de Sebastian Pille, que realiza un trabajo acorde con lo que el film requiere, pero que tampoco pasará a la historia de este arte.
Si dirigimos la mirada hacia su reparto, el nivel es bastante bueno, aunque como ocurre con casi todo en la película, no llega a destacar en exceso. Su protagonista es Alexander Fehling, que interpreta correctamente al joven fiscal Johann Radmann, cuya decisión y perseverancia harán posible que se comience a tener en cuenta la posibilidad de actuar, en vez de seguir mirando en otra dirección. A su lado tenemos a Friederike Becht como Marlene, la chica que llamará su atención; Johann von Bülow interpreta a Otto Haller, el compañero que trabajará a su lado y Hansi Jochmann a su secretaria; André Szymanski es Thomas Gnielka, la persona que denunciará el caso y Johannes Krisch interpreta a Simón Kirsch, un amigo del anterior superviviente del holocausto; el reparto lo completan los dos jefes de nuestro protagonista, Gert Voss como Fritz Bauer, el que ve con buenos ojos la investigación y Robert Hunger-Bühler como Walter Friedberg, totalmente contrario a ella.
Conclusión: La conspiración del silencio es un trabajo que todo el mundo debería de ver, principalmente porque pone algo de luz en una época de la que casi no se habla, siendo su valor didáctico indudable, además de estar perfectamente estructurada y filmada. Una lástima que no se haya realizado un trabajo con algo mas de garra, aunque también debemos ponernos en el lugar del director, mucho mas preocupado en la fidelidad histórica del producto, que en realizar excesivos esfuerzos en poner su sello particular. Para el y sus compatriotas es algo que debían hacer, que no necesita de florituras para cumplir con su objetivo, y vaya si lo cumple... Una oportunidad única de aprender historia de una forma muy amena, no se la pierdan.
Fuentes consultadas: Filmaffinity. Imdb, Wikipedia y Dailymotion
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