Plácido - Luis García Berlanga (1961)

Título original - Plácido
Año - 1961
Duración - 85 min.
País - España
Dirección - Luis García Berlanga
Guion - Rafael Azcona, Luis García Berlanga, José Luis Colina y José Luis Font
Música - Miguel Asins Arbó
Fotografía - Francisco Sempere 
Montaje - José Antonio Rojo
Vestuario - Hermanos Peris
Maquillaje - Rodrigo Gurrucharri
Producción - Alfredo Matas
Productora - Jet Films. Productor: Alfredo Matas
Reparto - Cassen, José Luis López Vázquez, Elvira Quintilla, Amelia de la Torre, Julia Caba Alba, Amparo Soler Leal, Manuel Alexandre, Mari Carmen Yepes, Agustín González, Luis Ciges, Antonio Ferrandis
Género - Comedia / Pobreza, Navidad, Sátira


Luis García Berlanga escribió, junto a Rafael Azcona, José Luis Colina y José Luis Font, y dirigió esta magnífica sátira disfrazada de comedia costumbrista, con la que retrató de forma magistral la España de la época y las enormes diferencias entre las clases sociales que la poblaban. De gran repercusión internacional en su momento, el film fue candidato al Óscar a la mejor película de habla no inglesa, finalmente derrotada por Como en un espejo, de Ingmar Bergman. Única e inolvidable.


Sinopsis - En una pequeña ciudad provinciana, a unas burguesas ociosas se les ocurre la idea de organizar una campaña navideña cuyo lema es: "Siente a un pobre a su mesa". Se trata de que los más necesitados compartan la cena de Nochebuena con familias acomodadas y disfruten del calor y el afecto que no tienen. Plácido (Cassen) ha sido contratado para participar con su motocarro en la cabalgata, pero surge un problema que le impide centrarse en su trabajo: ese mismo día vence la primera letra del vehículo, que es su único medio de vida.

El directorLuis García-Berlanga Martí fue un director de cine y guionista español, nacido en Valencia, el 12 de junio de 1921, en una familia de terratenientes de Camporrobles, provincia de Valencia. De joven, decidió estudiar Derecho y luego Filosofía y Letras, pero más tarde, en 1947, cambió su vocación e ingresó en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas de Madrid, donde realizó sus primeros cortometrajes.

Debutó como director en 1951 con la película Esa pareja feliz, en la que colaboraba con Juan Antonio Bardem. Junto a este, se lo considera uno de los renovadores del cine español de posguerra. Entre sus películas destacan títulos célebres de la historia del cine español, como El verdugo o Bienvenido, Mister Marshall. Trabajó en siete ocasiones con el guionista Rafael Azcona, y de esta asociación surgieron algunas de las películas más célebres del cine español, además de las citadas, como La escopeta nacional.

Su cine se caracteriza por su mordaz ironía y sus ácidas sátiras sobre diferentes situaciones sociales y políticas. En la etapa de la dictadura franquista despuntó su habilidad para burlar la censura de la época con situaciones y diálogos no excesivamente explícitos pero de inteligente contralectura y consiguió llevar a cabo proyectos tan atrevidos como Los jueves, milagro.

Su película Plácido fue candidata al Óscar a la mejor película de habla no inglesa en 1961. En 1980 obtuvo el Premio Nacional de Cinematografía, en 1981 la Medalla de Oro de las Bellas Artes, en 1986 el Premio Príncipe de Asturias de las Artes y en 1993 el Goya al mejor director por su película Todos a la cárcel. El 25 de abril de 1988 fue elegido miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, e ingresó al año siguiente con un discurso titulado El cine, sueño inexplicable.

Obtuvo premios y galardones internacionales en los más importantes festivales, como Cannes, Venecia, Montreal y Berlín. En el Festival de Karlovy Vary fue elegido como uno de los diez cineastas más relevantes del mundo. Además, poseía un incontable número de reconocimientos nacionales. Falleció a los 89 años por causas naturales en su casa de la urbanización de Somosaguas (Pozuelo de Alarcón, Madrid) el 13 de noviembre de 2010.

La película - He de reconocer que resulta complicado que gran parte de las nuevas generaciones, las que han tenido la suerte de nacer en un país que aparentemente ha abanzado mucho y crecen escuchando hablar de derechos que personalmente no veo por ninguna parte, puedan valorar lo que realmente es este trabajo. Buena parte de ellos no tienen ni idea de lo que se ha pasado en este país, de las penurias que nuestros antepasados tubieron que soportar para dar algo de comer a su familia, pero no se equivoquen, ninguna culpa tienen de ello. Si no lo han vivido y nuestra moderna sociedad no se preocupa porque lo conozcan (la historia de España parece que se limita a los tiempos de Colón y los Reyes católicos, poco mas), puede que nos acabe ocurriendo lo que mil veces hemos escuchado: El pueblo que desconoce su historia está condenado a repetirla.


Y seguro que muchos pensarán que soy muy exagerado, que no volveremos a vivir calamidades como las que retrata el bueno de Berlanga en esta sátira aparentemente ingenua, pero por desgracia no puedo estar de acuerdo con ellos. ¿De verdad ha cambiado tanto nuestra esencia? Yo diría que no. Plácido nos habla de la hipocresía, de las apariencias por encima de todo, de aliviar las conciencias de los que viven a cuerpo de rey a costa de que otro puñado malviva, de la enorme diferencia de pertenecer a los de arriba o a los de abajo, de tener como mayor preocupación que los demás sepan que he tenido a un pobrecito en noche buena en casa o como demonios pagar la primera letra del vehículo con el que intentaré dar de comer a los mios. 

Que si, que en la España de Plácido era el transistor o la radio del salón el único medio de entretenimiento disponible y ahora disponemos de teléfonos móbiles, tablets y ordenadores portátiles, que por aquellos entonces había muchas personas que no sabían leer ni escribir y ahora el que no va a una escuela es porque no quiere, que la mujer parece que comienza a ser valorada como una persona, no solo como una esclava al servicio de los demás, pero la esencia del ser humano que se retrata aquí sigue siendo la misma que la de entonces, o incluso peor diría yo. Antes teníamos un régimen que tiranizaba a su pueblo y ahora decidimos nosotros, muy democraticamente, eso si, a quienes se van a dedicar los próximos años a llenarse los bolsillos a costa de su pueblo, sin que posteriormente tengan que pagar por las fechorías que han cometido. 

Pan y circo para el pueblo (paguita ridícula para que no muera de hambre, futbol, programas del corazón y mucho reality show), que mientras yo y los mios vivimos como reyes. Que le pregunten lo que ha cambiado esto al matrimonio que hace dos días vivía medio bien, endeudados hasta las ceja pero con cierta calidad de vida, y ahora, al quedarse ambos en paro, pagan la hipoteca o el alquiler como pueden y no tienen mas remedio que acudir a los canales habituales de ayuda para dar de comer a los suyos. Eso si, en la cola de espera pueden usar su teléfono de última generación para entretenerse y seguir siendo bombardeados con anuncios publicitarios de cosas que, en la inmensa mayoría de ocasiones, no necesitan. La hipocresía sigue reinando y la clase media practicamente no existe. O estas arriba o sufres abajo. 

Detrás de la obra de Berlanga se esconde una aguda crítica a todo esto, sea en la época que sea y esté disfrazado como esté, por lo que para mi es un trabajo que ni ha perdido, ni perderá vigencia con el paso de los años. Una de esas pocas obras que consiguieron burlar la censura gracias al ingenio de sus creadores, que tras la inocente apariencia de una comedia un tanto cargada, nos dejaron un genuino retrato de un país que, con el paso del tiempo, prefiere vanagloriarse de lo que ha mejorado, en vez de, con humildad, intentar llegar a ser lo que realmente merece su pueblo, un lugar único en el mundo donde criar a tus hijos sin la intranquilidad que da la falta de unos cimientos solidos. Debería ser de obligado visionado y servir de base para un buen debate, que seguro que al bueno de Berlanga lo haría, allá donde esté, la persona mas feliz que podamos encontrar.


Y para ello, el realizador supo rodearse de un excelente equipo que le permitió firmar una obra única e irrepetible. Destaca el guion escrito por el mismo, junto a Rafael Azcona (Belle Epoque, La lengua de las mariposas, El verdugo), José Luis Colina (Entre dos amores, Rocío de La Mancha, La pícara molinera) y José Luis Font (A propósito de Baleares, Vida de familia, El camino de Santiago), la fotografía en blanco y negro de Francisco Sempere (Largo retorno, El coleccionista de cadáveres, El cóndor), el montaje de José Antonio Rojo (La sombra del ciprés es alargada, Montoyas y Tarantos, Tunka el guerrero), la banda sonora de Miguel Asins Arbó (El cochecito, El verdugo, La vaquilla), el vestuario de los Hermanos Peris (La rosa roja, De espaldas a la puerta, La regenta) o el maquillaje de Rodrigo Gurrucharri (Ditirambo, Trampa bajo el sol, Los Tarantos).

En cuanto al extenso reparto elegido para la ocasión, podemos destacar nombres como Casto Sendra 'Cassen' en el papel de Plácido, un pobre desgraciado que ha de pasar la nochebuena intentando pagar la primera letra de su motocarro, el inolvidable José Luis López Vázquez como Gabino Quintanilla, un desdichado que solo puede abrirse puertas utilizando el nombre de su padre, Elvira Quintillá como Emilia, la mujer de Plácido, Manuel Alexandre como Julián Alonso, el cuñado de Plácido, Mario de Bustos como Don Rodolfo, Mari Carmen Yepes como Martita, Roberto Llamas como Damián Olmedo, Amelia de la Torre como Doña Encarna de Galán, Juan G. Medina como Don Arturo, María Francés como una Hermana de la Caridad o Jesús Puche como el Jefe de estación, entre otros muchos que sería largo y tedioso mencionar

Conclusión - Sin llegar a entrar en comparaciones, algo que me parece absurdo por el simple hecho de que cada espectador tiene sus gustos y preferencias, Plácido es una de esas joyas que resplandecen en un cine español que, en la época en que se realizó, parecía totalmente enconsetado y era mirado con lupa antes de poder llegar al público. Un fiel retrato de una época que parece muy lejana, pero que amenaza constantemente con volver a aparecer, aunque sea con distinto dizfraz. Artistas como Luis García Berlanga no ha habido tantos, por lo que sería una muy buena idea tener en cuenta su magnífica filmografía, fiel retrato de una maltrecha España que tiene muchas cosas que mostrar, para bien y para mal. Como dice el villancico con el que finaliza esta obra, el único cuya letra me suena a realidad: 

"-Madre, en la puerta hay un niño,
más hermoso que el sol bello,
tiritando está de frío,
porque viene casi en cueros.

-Pues dile que entre y se calentará,
porque en esta tierra ya no hay caridad,
ni nunca la ha habido,
ni nunca la habrá."



Fuentes consultadas - Filmaffinity, IMDb, Wikipedia y Youtube

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